sábado, 12 de abril de 2014

¿Qué enseña la Biblia sobre el Aborto?

¿Qué enseña la Biblia sobre el Aborto? 
Por: Pastor Gilberto Rufat 
  
En el capítulo 21 del libro de Éxodo, encontramos leyes que fueron establecidas para enseñar al pueblo de Dios que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Algunas de éstas, estaban basadas en que la vida debía ser valorizada, preservada y protegida. Estas regulaciones se dieron para asegurar equidad, compensado a la persona perjudicada, según fuera el caso. La ley del ojo por ojo, diente por diente (v. 24) no era la “ley de la selva”, sino una expresión de pago equitativo por las lesiones recibidas, de modo que, no se exigieran más de lo justo. Entre las leyes había una que contaba con una disposición legal, en caso de que se produjera un parto prematuro en el cual la criatura pudiese estar en peligro de muerte. Dicha ley se encuentra en Éxodo 21:22-23, el cual dice:
“Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. 23Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida.” (Éxodo 21:22-23)
Es importante definir la palabra “abortare” y sus implicaciones en Éxodo 21:22-23, pues los abortistas tratan de sustentar que la Biblia enseña que la vida de la criatura en el vientre de la madre no era considerada como igual a la vida de la madre. La palabra abortare del hebreo “yatsa” es un verbo cuyo significado es salir o expulsar. La misma suele usarse para referirse a nacimientos normales. Sólo en Números 12:12 se utiliza para hablar de un niño que nació muerto, pero no por aborto. En el idioma hebreo se utilizaba otra palabra para el aborto la cual es “shakol”.

Ahora bien, aunque este pasaje no habla como tal de un aborto planificado o uno por implicaciones o consideraciones médicas de riesgo o salud, no obstante, no deja de tener grandes implicaciones en cuanto al concepto de la vida en el vientre, ya que, esta ley fue dada por disposición divina.

Asuntos a Considerar en Éxodo 21:22-23

1. La Biblia considera la vida del feto de igual forma a la vida de la madre encinta.

La ley disponía que si por alguna razón una mujer resultara agredida, conllevando con ello la muerte de ésta o de su criatura, el hombre debía pagar con su propia vida y de no haber muerte, debía reponer los daños causados a la familia.

Es triste pensar que hoy, en países altamente desarrollados, no se considere la vida en el vientre como vida humana. El Tribunal Supremo de los EE.UU. dictaminó en 1973, que el feto no es humano a menos que posea viabilidad de vida. Esto es, que pueda vivir por sí solo. En mi país de procedencia, Puerto Rico, un niño no goza de personalidad jurídica hasta que no haya nacido, según un reportaje del periódico el Nuevo Día del 30 de septiembre de 2000, titulado “En discusión el inicio de la vida”.

Sin embargo, el pueblo de Dios creía que la vida humana comenzaba en el momento de la concepción porque Dios lo había dado a revelar en las Escrituras. Consideremos algunos pasajes:

“Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” (Isaías 44:2)

“Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:13-16)

“Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.” (Eclesiastés 11:5)

“Tus manos me hicieron y me formaron; ¿Y luego te vuelves y me deshaces? Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿Y en polvo me has de volver? ¿No me vaciaste como leche, Y como queso me cuajaste? Me vestiste de piel y carne, Y me tejiste con huesos y nervios. Vida y misericordia me concediste, Y tu cuidado guardó mi espíritu. Estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que están cerca de ti.” (Job 10:8-13)
Los judíos nunca aprobaron el aborto, sino que desde temprana edad sostuvieron firmes posiciones frente al tema. Las inferencias más tempranas se hallan en el Didache un manual de disciplina de la iglesia y en la epístola de Barnabás. El Didache afirma “…no mates a un niño por medio del aborto, ni mates a un infante recién nacido”. La epístola de Barnabás declara: “No matarás por medio del aborto”.

2. Tanto la vida de la mujer embarazada, como la de su criatura eran protegidas por la ley.

 ¿Por qué la ley protegía la vida de la criatura en el vientre?

  • Porque la vida era considerada como un don de Dios. 
  • Porque Dios es el dador de la vida. 
  • Porque solamente Dios está por encima de la misma. 
  • Porque cada ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. 
  • Porque cada ser humano goza de dignidad, significado y valía.
  • Porque cada ser humano es único.
Era por éstas y otras razones, que cualquiera que atentare contra la vida de otro ser humano; en el vientre o fuera de él debía pagar con su propia vida. Algunos piensan que esto comenzó con la ley (Ex. 20:13), no obstante, desde Caín (Gn. 4:15) y posteriormente con el pacto que Dios estableciera con Noé (Gn. 9:5), la vida ha sido protegida por la ley divina.

3. La Muerte del Bebé era Vista Como un Asesinato.

Era por tal razón, que la ley demandaba la vida del agresor. La Biblia es clara en cuanto a que matar es condenado por Dios. Además, toda intención de terminar con la vida de cualquier ser humano, de no valorizarla o de no preservarla era vista como un asesinato, igualmente. Jesús dijo en Mateo 5:21-22: 


“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.”

Es de suma importancia este pasaje, puesto que Jesús no sólo enfatiza un mandamiento en contra de la muerte, sino de cualquier intento o pensamiento que atentare contra la vida misma. Toda prohibición negativa, lleva de la mano una positiva con referencia a la misma. En otras palabras, si no se ha de matar es porque se ha de valorar, preservar y proteger la vida de los demás. 


Conclusión 

Creo que los cristianos debemos oponernos al aborto por las siguientes consideraciones:

1. Porque atenta contra el primer derecho de todo ser humano, el derecho a la vida.

2. Porque el aborto es el asesinato de un ser humano que no puede protegerse a sí mismo.

3. Porque el aborto provocado no es un acto natural, sino contra la naturaleza misma de la vida.

4. Porque contribuirá al proceso de la deshumanización de los hombres.

5. Porque la aparente “libertad” de la mujer, traerá como resultado el libertinaje.

6. Porque aumentará el número de abortos, tal y como ha sido evidenciado al presente, contrario a lo que los pro-abortistas han hablado.

7. Porque plantea una interpretación equivocada sobre la sexualidad.

8. Porque traerá de la mano la eutanasia, el infanticidio y la muerte de todo niño con problemas físicos o mentales.

9. Porque está en contra de la voluntad de Dios. Dios es el dador de la vida y únicamente a él pertenece.

En fin, la Biblia no respalda, bajo ninguna circunstancia, el que la vida de un niño en el vientre de la madre no sea considerada vida humana. Todo creyente tiene la responsabilidad moral de respetar, valorar y de proteger la vida de los demás seres humanos. Éste debe estar a favor y no en contra de leyes que protejan la vida de las criaturas en el vientre, pues a fin de cuentas no pueden defenderse, ni protegerse. Por consiguiente, nadie tiene el derecho de decidir sobre la vida de otro, que no se ha para prolongarla o para proveerle mayor calidad de vida. Creo que la ciencia ha sido otorgada por Dios para proteger la vida y nunca para destruirla y como si fuera poco, la última palabra la tiene Dios.

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