domingo, 20 de abril de 2014

Estudio Bíblico de Romanos 4



Estudio Bíblico de Romanos 4
Rvdo. Gilberto Rufat


Introducción

¿Puede el hombre ser justificado por Dios por sus obras? De manera clara, la Biblia establece la imposibilidad de tal acto, atribuyéndolo a la naturaleza pecaminosa del hombre y a la naturaleza sagrada y justa de Dios. Sólo a través de un acto de la soberana gracia de Dios un hombre puede ser salvo. De hecho, Pablo expone que esto fue lo que le sucedió a Abraham.


“1¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.”

V. 1-2 El capítulo cuatro es de suma importancia para entender cómo Dios llama y justifica. Los judíos consideraban a Abraham el padre de la fe judía, de manera que Pablo enseña con el propio testimonio de Abraham que la justificación es únicamente otorgada por la fe en Dios. 

¿Cómo fue llamado Abraham? Éste fue llamado de Ur de los Caldeos, lo que significa que fue llamado de un pueblo gentil. Debemos entender que en aquel momento histórico no existía tal cosa como la nación de Israel, sólo existían gentiles, como los judíos suelen llamar a todo aquel que no es parte del pueblo escogido. Como cuestión de hecho, el nombre que lleva el pueblo fue el nombre que Dios le dio a Jacob en sustitución del suyo, el cual con el tiempo llegó a ser representativo del pueblo de Dios. Esto debido a que Jacob fue el último patriarca, quien tuvo doce hijos, los cuales representan las doce tribus de Israel, de las cuales se formó la nación de Israel. 

28Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Génesis 32:28).

Fue Dios quien en su soberanía decidió llamar a Abraham para tener de él misericordia. Ur era parte de Babilonia como también es sabido, cuna del paganismo, la madre de las religiones esotéricas y de misterio. Lo maravilloso es que un hombre con dicho trasfondo fuera llamado para ser justificado y para establecer a través de él, ejemplo de cómo serían llamados los verdaderos hijos de Dios. De manera que Abraham no fue llamado por obras ni por la ley. La ley como hemos dicho, vino cuatrocientos treinta años después con Moisés. 

17Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. 18Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa” (Gálatas 3:17-18).

Siendo así, Abraham no fue escogido por cumplir con la ley. Éste es contado entre todos los pecadores del capítulo 3:23 de Romanos. ¿Cómo entonces fue justificado? De manera libre y voluntaria, esto es, mediante un acto de la gracia de Dios, en la cual creyendo, Abraham sería justificado.


“3Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.”

V. 3        Pablo lleva a los hermanos en Roma a entender que la justificación otorgada a Abraham fue alcanzada sin mérito alguno, sólo por la fe. Además, que dicha aseveración estaba contenida en las Sagradas Escritura, por tal razón, no era una creencia suya.

6Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham”  (Gálatas 3:6).


“4Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.”

V.4-5     El apóstol utiliza la alegoría del trabajador para establecer que al asalariado no se le cuenta su trabajo como gracia, sino como deuda. Si somos deudores, por medio de la ley y no pudiendo pagar, sino, que añadimos a nuestra deuda cada día, ¿cómo podríamos saldar la misma? Pablo aclara que Abraham no había hecho nada para merecer la gracia, pues de tal manera, la salvación le sería por deuda y no por gracia. De modo, que Abraham no fue justificado por la ley, lo que para empezar era imposible porque no existía la misma. Además, la Biblia afirma que todos somos pecadores. El argumento paulino es que no fue justificado por las obras, sino por el llamado de la gracia.  

La verdad es que únicamente Dios puede justificar al impío, pues éste no puede salvarse, siendo impío, pero siendo llamado y respondiendo en fe, es alcanzado por la gracia divina.


“6Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, 7diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. 8Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.”

V.6-8     El autor señala que David había testificado de esta justicia en el salmo 32:1-2, en donde David reconoce la bienaventuranza de aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, sin merecerlo, como un acto de la misericordia de Dios. "8Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado". David reconoce que este acto no siendo merecido es otorgado por Dios sobre quien quiere. 


“9¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.”

V.9 Pablo presenta una vez más que dicha bienaventuranza no era exclusiva de los judíos, sino de todos los que creen porque aún Abraham mismo fue justificado sin circuncisión. La circuncisión le fue ordenada a él como a los demás, posteriormente como señal del pacto, previamente ratificada por la fe.


“10¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la  circuncisión, sino en la incircuncisión 11Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia 12y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.”

V. 10      Pablo argumenta que si la justificación precedió (fue antes) a la circuncisión, entonces Abraham representa no sólo a los judíos, sino a todos los que creen.

V.11 La circuncisión, como hemos mencionado era una señal de lo que se supone ha ocurrido en el corazón de los que creen. "15Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación" (Gálatas 6:15).

V.12 Pablo expone que el propósito por el cual Abraham fue justificado por la fe, fue para que no sólo fuera padre de todos los que creen, sino que la fe y no la circuncisión fuera el elemento común a todos los que creen. Por tal razón, Abraham es padre de todos los que creen, lo que nada tiene que ver con nacionalidad o herencia sanguínea.

"8Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham". (Gálatas 3:8-9)


“13Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe 14Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.

V.13       La promesa hecha a Abraham y por ende a su descendencia, nunca radicó en la ley, sino en la justicia de Dios otorgada por la fe. 

V.14       Pablo manifiesta que si la justicia fuera por la ley no podría ser por la fe. Además, que anularía la promesa de ser posible, lo cual es imposible, pues fue decretada y establecida sobre la fe.

17Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. 18Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa" (Gálatas 3:17-18).

Además, en Gálatas, Pablo expone lo siguiente: "11Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas" (Gálatas 3:11-12).


“15Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.”

V.15 La razón es que la ley nos sentencia, lejos de salvarnos, pero donde no se aplica la ley o donde la ley es satisfecha, no hay condena. Pablo desarrollará este concepto en Romanos siete mediante la analogía del matrimonio.


“16Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.”

V.16 Dios conociendo de antemano la imposibilidad de la ley otorgó justicia a los herederos por medio de la fe con tres propósitos:

   1-      Para que fuera por gracia.
   2-      Para que la promesa fuera firme.
   3-      Para que todos los herederos pudieran alcanzarla. 


“17(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.”

V.17       Dios llamó a Abraham, padre de muchedumbre, pues Dios llama lo que no es como si fuese. Los descendientes de Abraham son alcanzados como Abraham por gracia, pues sólo Dios puede llamar de muerte a vida.


18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.”

V.18       Abraham creyó en esperanza. Así los creyentes son llamados a creerle a Dios, aunque todavía no veamos la totalidad de lo que Dios ha decidido. Sin embargo, lo maravilloso es que todo creyente es parte de ese pueblo del cual se le habló a Abraham que sería padre. Los creyentes no obstante, estaban ya en el corazón de Dios.

"26pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús" (Gálatas 3:26). Es un privilegio ser contados como hijos de Dios en Cristo, algo que fue decidido antes de la creación del mundo. Pablo no está haciendo referencia a los judíos como hijos, sino a todos los que creen.

"4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad" (Efesios 1:4-5).

                Si la elección fuera para todos, entonces, ¿Dios falló en su plan? Pues no todos respondieron y de hecho, la propia Biblia establece que no todos responderán, por tanto, Dios no falló. Él nos escogió cuando todavía no habíamos hecho ni bien, ni mal. ¿Por qué razón lo hizo? Nos escogió por el puro afecto de su voluntad, porque así lo quiso o dispuso.


“19Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; 22por lo cual también su fe le fue contada por justicia.”

V.19-22 Abraham no descansó en sí mismo, pues era mayor de edad, ni en Sara, pues era estéril. Creyó que Dios era poderoso para cumplir lo que había prometido. Se fortaleció en Dios creyendo que sería fiel en lo que le había prometido y le dio gracias. Lo único que hizo Abraham fue creerle a Dios, pues humanamente nada pudo hacer, ni para llamarse, ni para justificarse. La fe le fue contada por justicia.


“23Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada 24sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro 25el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”

V.23       Pablo añade que de la misma forma que a Abraham, al creyente la fe le es contada por justicia. Por tal razón, Abraham es un ejemplo de cómo Dios llama y justifica. Ahora, note bien que Pablo está refiriéndose al hecho de que todos los creyentes estaban ya dentro del pacto hecho a Abraham, en el cual la fe les sería contada como justicia.

V.24 Este verso asegura que todos los que creen que Jesús murió y resucitó de entre los muertos para nuestra justificación, esto es, en el evangelio, también con respecto a nosotros, fue escrito que la promesa nos sería otorgada. De manera, que los creyentes gozan del mismo privilegio de salvación.

V.25       La base de la justicia divina, previamente anunciada por la ley y los profetas es ahora ejemplificada en Abraham y atestiguada mediante Jesucristo, el cual fue entregado para nuestra justificación, asegurándose Dios que los elegidos la obtuvieran sin problema. Dios no sólo trazó el plan, sino que lo llevó a cumplimiento en Cristo, para luego llamarnos por medio del Espíritu Santo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

¿Qué propósito vino a cumplir la ley mosaica?

Introducción  Trataremos brevemente de contestar qué propósito vino a cumplir la ley mosaica, luego de la promesa comunicada por Dios a Ab...