viernes, 10 de junio de 2016

¿Enseña Hebreos 6:4-6, que un creyente puede perder su salvación?



¿ENSEÑA hebreos 6:4-6, que un creyente puede perder su SALVACIÓN?


Pasaje a considerar

“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio”. (Hebreos 6:4-6)

Contexto del pasaje

En el contexto inmediato del pasaje a considerar, el autor amonesta a los creyentes por la falta de crecimiento en el evangelio. Debiendo ser maduros en la fe después de mucho tiempo, tenían necesidad de ser nuevamente enseñados en los rudimentos (principios básicos) del evangelio (Hebreos 5:11-14).

Por causa del desconocimiento, participaban de costumbres ceremoniales de la ley del Antiguo Testamento, las que ya no eran necesarias en el nuevo pacto. Una de las doctrinas que debían corregir, era la referente a la salvación.  

Los destinatarios no conocían ni estaban seguros de su salvación en Cristo, razón por la cual permanecían practicando las leyes ceremoniales antiguo testamentarias. Por consiguiente, Hebreos 6:4-6 no trata de la pérdida de la salvación, sino que por lo contrario, trata de la imposibilidad de perder la misma.



I. Es imposible ser renovado por segunda vez (Hebreos 6:4-6)

Hebreos 6:4-6 presenta la imposibilidad de que un verdadero creyente tenga que ser renovado, esto es, salvo por segunda vez. La expresión imposible (v.4) del griego ἀδύνατος “adúnatos” es una compuesta por una negación “a” y “dunatos” que significa ser capaz, fuerte. De ahí, que se traduzca como imposible.

El primer argumento presentado consiste en señalar que el Hijo de Dios pagó una vez y para siempre por el pecado de los redimidos. Si interpretáramos Hebreos 6:4-6, como la posibilidad de que un verdadero creyente pudiera perder su salvación, entonces, tendríamos también que creer, que una vez perdida, jamás podrá ser recuperada o vuelta a obtener. ¿Por qué? Porque sería crucificar nuevamente para sí mismos al Hijo de Dios y exponerlo a vituperio.

“y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, [crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio]”. (Hebreos 6:6)

Cristo no puede morir dos veces por los mismos pecados debido a la naturaleza única de su sacrificio.

  1. Murió una vez y para siempre.

Hebreos 6:26-27 “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque [esto lo hizo una vez para siempre], ofreciéndose a sí mismo”.

  2. Obtuvo eterna redención.

Hebreos 9:11-12 “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, [habiendo obtenido eterna redención]”.

  3. Quitó de en medio el pecado.

Hebreos 9:24-26 “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, [se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado]”.

  4. Fuimos santificados.

Hebreos 10:10 “En esa voluntad [somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre]”.

  5. Nos hizo perfectos para siempre.

Hebreos 10:14 “porque [con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados]”.

  6. Todos los pecados quedaron perdonados.

Hebreos 10:17 “añade: [Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones]”.  

  7. No se necesita ninguna otra ofrenda por el pecado.

Hebreos 10:18 “Pues donde hay remisión de éstos, [no hay más ofrenda por el pecado]”.


II. únicamente Existe un verdadero arrepentimiento (Hebreos 6:7-8)   

Los sacrificios en el templo eran continuos porque los animales ofrecidos en sustitución por el pecador solamente podían cubrir el pecado por un tiempo. Por consiguiente, no lo quitaban. El segundo argumento que presenta el autor de la carta es que el sacrificio de Jesús fue suficiente (He. 10:4-10). En el antiguo pacto los pecados eran cubiertos por medio de la ofrenda de animales, pero en el nuevo pacto, el pecado fue quitado una vez y para siempre por medio del sacrificio del Hijo de Dios.

Si un creyente tuviera que ser renovado nuevamente, implicaría que el sacrificio de Jesús no fue suficiente para perdonar y cambiar al pecador. Además, tampoco podríamos tener certeza de nuestra salvación.

La situación presentada en Hebreos 6:4 es similar a la de nuestras congregaciones en la actualidad, en las cuales existen personas que se autodenominan cristianos, sin ninguna muestra de arrepentimiento, por consiguiente, sin salvación. Asimismo, tenemos personas que no tienen necesidad de arrepentimiento para salvación, sino que lo que necesitan es comenzar a crecer y a madurar en la fe.

El arrepentimiento bíblico es un cambio de mente, no es una mera tristeza, pesar, sentido de culpa o remordimiento. Éste trae como resultado un cambio de dirección, movido por la obra del Espíritu Santo y no por un deseo de la voluntad del hombre. En 2Corintios 7:9-10, Pablo presenta la diferencia entre el arrepentimiento bíblico y el del mundo.  

Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce [arrepentimiento para salvación], de que no hay que arrepentirse; pero [la tristeza del mundo produce muerte].”
En 2Corintios 7:9-10, vemos dos tipos de tristeza. La primera tristeza, que proviene de la obra de Dios en la persona, produce arrepentimiento para salvación. La palabra arrepentimiento del griego μετάνοιαmetánoia” representa un cambio de parecer, arrepentimiento. Uno, provocado por la obra del Espíritu Santo.

La segunda tristeza (la del mundo), produce muerte. La expresión tristeza del griego λύπη “lupe” significa dolor, molestia, tristeza. El autor de la carta presenta la diferencia entre los verdaderos y falsos creyentes mediante la siguiente analogía:

Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce [hierba provechosa] a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que [produce espinos y abrojos] es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada”. (Hebreos 6:7-8)

Únicamente existen verdaderas conversiones producto del arrepentimiento y la fe en Cristo. Observe, que el autor no está hablando sobre el peligro de un terreno que habiendo producido hierba provechosa, luego produce espinos y abrojos. La advertencia es a aquellos que luego de haber escuchado una y otra vez, producen espinos y abrojos, mostrando ser reprobados.

Jesús afirmó esta misma verdad en la parábola del sembrador mediante la cual presentó cuatro tipos de terreno, pero solamente uno representa al verdadero creyente, el que da fruto. El tercer terreno presentado es el de aquellos que aparentemente perseveran, pero no dan fruto. Podemos ver otro ejemplo en la parábola del trigo y la cizaña, las que crecen juntas. Las iglesias están llenas de ellos.

“El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”. (Mt. 13:22)

El autor no está advirtiéndoles sobre la posibilidad de perder la salvación, sino que les persuade a crecer para que no tengan una fe vacilante. Más adelante en la carta, les exhorta a mirar como ejemplo a aquellos que perseverando en la fe con paciencia heredaron las promesas (He. 11).

Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. (Hebreos 6:9-12)


III. Los creyentes son salvos para siempre (Hebreos 6:13-20)

Es contradictorio afirmar que Hebreos 6:4-6 ofrece evidencia de que la salvación se puede perder, cuando el autor de Hebreos finaliza dicho capítulo exponiendo tres razones por las cuales es imposible perder la salvación.

  1- La salvación se estableció por el pacto unilateral de Dios.

El pacto establecido por Dios para con Abraham fue unilateral. Esto significa que al Dios haber jurado sobre el pacto, el mismo no estaba condicionado al cumplimiento de ambas partes. La fe es el medio por el cual participamos del pacto. Por tal razón, un creyente que verdaderamente ha creído es parte del pacto eterno (He. 13:20).

Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento.” (Hebreos 6:13-17)

  2- La muerte expiatoria de Cristo confirmó el pacto una vez y para siempre.

En Hebreos 9:16-17, el autor expone que en donde hay testamento es necesario que intervenga muerte del testador porque el testamento con la muerte se confirma, pues no es válido entre tanto el testador vive. La salvación es segura porque Dios la estableció sobre un pacto hecho bajo juramento por sí mismo, el cual Cristo confirmó con su muerte.

para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. [La cual tenemos como segura y firme ancla del alma], y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” (Hebreos 6:18-20)

  3- La salvación de principio a fin descansa en Dios como autor y consumador de la fe (He. 12:2).

La salvación desde el principio, desde el pacto hecho por Dios a Abraham, hasta el final, la muerte del Hijo de Dios, descansa en Dios y no en las obras del hombre.

Conclusión

La idea central en Hebreos 6:4-6 es que los que luego de haber oído el evangelio, de haber participado en las reuniones de los santos, de ser testigos de la grandeza de Dios y luego se apartan es porque son reprobados. Si existiera la posibilidad de que un verdadero creyente pudiera perderse, entonces, una vez perdido, jamás podría salvarse. La razón radica en que Cristo no puede pagar por los mismos pecados dos veces (He. 6:6). Además, de que tal interpretación presentaría una seria contradicción en la carta, pues en ella se establece que la obra de Cristo es completa, perfecta y eterna.

Es autor de eterna salvación

y habiendo sido perfeccionado, [vino a ser autor de eterna salvación] para todos los que le obedecen”. (Hebreos 5:9)

Obtuvo eterna redención

y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, [habiendo obtenido eterna redención].” (Hebreos 9:12)

Prometió una herencia eterna

Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, [los llamados reciban la promesa de la herencia eterna]”. (Hebreos 9:15)

Su sangre es la sangre del pacto eterno

Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por [la sangre del pacto eterno]”. (Hebreos 13:20)

Resumimos el capítulo seis de Hebreos de la siguiente manera: Nadie puede perder lo que nunca tuvo, así como nadie puede perder lo que únicamente Cristo obtuvo.

¡Soli Deo Gloria!

Pastor Gilberto Rufat

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