martes, 22 de julio de 2014

Ciegos de Nacimiento - Lección #8


Lección #8  

Ciegos de Nacimiento
Rev. Gilberto Rufat

 Base Bíblica: Juan 9:1-34


 Introducción

 En el capítulo 9 del evangelio de Juan, Jesús sana a un ciego de nacimiento, lo que suscita posteriormente, una controversia sobre quién había sanado al ciego. Los líderes religiosos comenzaron la misma y le negaron al nuevo vidente, la entrada a la sinagoga, esto es, al lugar donde los judíos adoraban y estudiaban la ley de Dios. Esta porción del evangelio de Juan nos muestra que hay una ceguera peor que la de los ojos, aquella que no nos permite acercarnos a Jesús, el Enviado de Dios para honrarlo. Ahora, ¿cuál es el problema con esta ceguera?

El diagnóstico es preciso dentro de todo proceso en el que se desee buscar la cura de una enfermedad, ya que, el primer paso consiste en descubrir la causa o la razón de la enfermedad. Sin embargo, una vez descubierta la razón, se debe atacar o corregir el problema, pues sin ello, no habrá posibilidad de restauración. 




1. El problema de la ceguera del hombre es el pecado. (v.2)

¿Qué es el pecado? El Diccionario Ilustrado de la Biblia (Caribe) define el pecado como aquel poder misterioso (dentro de la naturaleza humana) que se opone por naturaleza a Dios y a su buena voluntad para con el hombre, así como también todo el conjunto de manifestaciones y consecuencias trágicas del mismo. Para hablar del pecado, los hebreos utilizaban palabras como falta, iniquidad, rebelión e injusticia. 

El judaísmo intertestamentario agregó otro término, el cual fue de suma importancia en el Nuevo Testamento y es deuda. Por ende, el pecado consiste en cualquier infracción de las normas que salvaguardan la vida normal, en otras palabras, la comunión entre Dios y el hombre o entre los hombres. De aquí que cumplir la ley pudiera resumirse en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

Ver Juan 8:7,21; Ro.3:23; 6:23. 



2. El problema de la ceguera del hombre es su naturaleza pecaminosa. (v.1)

El problema del hombre consiste en no saber que es preso del pecado. Romanos 6:16 dice: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Jesús dijo en Jn.8:34 “…De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.”


Los seres humanos somos llamados pecadores no porque pecamos, sino porque somos pecadores. Esto significa, que nuestro problema es más agudo que el de realizar acciones contrarias a lo establecido por Dios. Nuestro verdadero problema radica en nuestra naturaleza, ya que después de la desobediencia de Adán y Eva en Génesis 3, el pecado pasó a ser parte de la condición de todos los humanos. Pablo explica los resultados de la caída del Adán y Eva (Gn.3) en Romanos 5:12-21. 



3. El problema de la ceguera del hombre es que no ha reconocido a Jesús. (v.11)

El pecado producto de la naturaleza humana nos impide acercarnos a Dios, entender sus planes y el poder entrar al cielo, luego de morir. Jesús dijo en Jn.8:21 “… Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.” Sin embargo, en Jn.9:5 Jesús dijo: “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” 


La única respuesta a nuestra enfermedad de pecado, ejemplificada en la condición del ciego, el cual nació ciego, consiste en que en la soberana gracia de Dios, Jesús nos toque y seamos lavados en el Siloé, cuyo significado es el Enviado, esto es, Jesús.

Ver Juan 3:19-21


Conclusión 

“Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.” (Juan 9:39-41)

Siendo el hombre el enfermo y el originador de su propia enfermedad, no puede ser su propio médico y salvador. Por consiguiente, Dios ha provisto un remedio a nuestra condición de pecado. Provisión, que según la Biblia, fue establecida desde antes de la fundación del mundo. De modo que la única solución a la condición de los hombres se encuentra en tener un encuentro personal con Jesús, pues sólo mediante el Hijo de Dios y por medio de su sacrificio en la cruz, podemos ser perdonados de nuestro pecado y comenzar a ver la vida como Dios la ve. Nuestra única oportunidad de salvación se halla en Jesús.

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