martes, 8 de julio de 2014

Jesús, la Luz del Mundo

Lección #7 

Jesús, la Luz del Mundo 
Rev. Gilberto Rufat

Base Bíblica: Juan 8:12-59
  
Introducción 

Le había sido presentada a Jesús una mujer sorprendida en adulterio (Jn.8:1-11) para ser juzgada, aunque ciertamente, ya había sido juzgada. Juan nos revela, que el propósito verdadero no era el de hacer justicia y el de salvaguardar los valores y la moral de un pueblo que debía vivir de manera santa, sino el de buscar poner en aprietos a Jesús. Por tal razón, éste les contestó: “el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Jn.8:7). Así que, siendo “acusados por sus conciencias, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros…” (Jn.8:9). Sin embargo, a pesar de ser confrontados con su propio pecado, se marcharon sin arrepentimiento.

Después de que Jesús le diera una oportunidad a la mujer para arrepentirse y cambiar su estilo de vida (Jn.8:10-11), dijo: “…Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas…” (v.12). Con esto, Jesús se estaba proclamando abiertamente como el Salvador, el Mesías, la salvación de las tinieblas que produce el pecado en nuestras vidas. Es importante entender, que estas palabras fueron hechas en la fiesta de los tabernáculos, en donde se acostumbraba prender o encender los candeleros del templo e iluminar la ciudad, símbolo de la columna de fuego que había guiado a sus antepasados en el desierto. De manera, que Jesús entonces les estaba invitando a que le siguieran, siendo él la luz de su pueblo, a fin de que no permanecieran en tinieblas. La Palabra de Dios dice que:

“Dios…mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz” (2Co.4:6). Ahora, ¿qué es andar en tinieblas?

1) Andar en tinieblas es no saber quiénes somos, ni hacia dónde vamos. 


Jesús les dijo: 

“…sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.” (v.14)

Los judíos que habían traído a la mujer sorprendida en adulterio podían reconocer la falta de ella, pero fueron incapaces de reconocer las suyas, por lo que no podían arrepentirse de su pecado, aunque sabían que el pecado debía ser castigado. Además, pretendían estar en una posición mejor que la mujer, cuando ellos mismos se encontraban en la misma condición.

Vivir en tinieblas es no saber de dónde venimos y hacia donde nos dirigimos. La Biblia señala que los hombres no alcanzan a entender que proceden de Dios y que por causa de su pecado se han alejado de él.

“…el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.” (Jn.12:35)

Las Escrituras señalan que Satanás utiliza el sistema del mundo para alejar a los hombres de la realidad de Dios, para así mantenerlos en tinieblas y bajo su poder (Ef.2:1-3; Ro.12:2).

2) Andar en tinieblas es vivir bajo los deseos del mundo.

“Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.” (v.24)

La Biblia claramente enseña que el pecador está atado al sistema que gobierna al mundo (Ef.2:2). Sistema, que no es gobernado por el designio de Dios, sino por Satanás (1Jn.2:15-17; 5:19). Por ende, andar bajo el sistema del mundo nos ha conducido a vivir una vida de esclavitud. La realidad es que no es posible vivir bajo el dominio del mundo y disfrutar de comunión con Dios.

3) Andar en tinieblas es vivir una vida de esclavitud.

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (v.32)

Juan nos dice que muchos de ellos “creyeron en Jesús”. Jesús les dijo que a menos que él entrara a sus vidas, ellos continuarían siendo esclavos del pecado (seguirían viviendo en tinieblas) y que el esclavo no gobierna, sino que es gobernado. En Romanos 6:16 la Biblia presenta lo siguiente:

“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”

Dios nos dice que los hombres son esclavos de sus propios deseos, concupiscencias y deleites (Tito3:3; Ro.7). De forma tal, que Jesús les advirtió que sin él, vivirían para siempre en tinieblas (v.21-30; Jn.5:24).

Jesús dijo que los verdaderos discípulos son aquellos que permanecen en su palabra por medio de la obediencia. No obstante, ellos no creían estar atados.

“Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?”(Juan 8:33)

No es posible tener salvación, sin haber sido confrontado con nuestro pecado. Hasta que el pecador no siente y entiende su problema de pecado permanece en tinieblas, por ende, en esclavitud. Ahora bien, si el pecador no tiene dominio sobre su propia vida, ¿quién entonces la tiene?

4) Andar en tinieblas es vivir bajo el dominio de Satanás.

“Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.” (v.38)

¿Quién era su padre? Obviamente no era Dios, puesto que Jesús les había dicho que si no podían recibirle a él, entonces tampoco habían recibido al Padre. Uno de los engaños favoritos de Satanás, es hacerle creer a los hombres, que es posible tener comunión con Dios, sin Jesucristo. Si Dios no era su padre, entonces, ¿quién lo era? Juan relata que Jesús les dijo:

“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer…” (v.44)

Sin embargo, ellos creían ser hijos de Dios (v.39). Las Sagradas Escrituras indican que Satanás domina la vida del pecador y por consiguiente, éste no entiende su necesidad de Dios (2Co.4:3-4; Ef.2:2; 1Jn.5:19).

5) Vivir en tinieblas es vivir una vida en la cual Dios no es glorificado.


“Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga.” (v.50)

Jesús les advirtió sobre la imposibilidad de tener una relación con el Padre (Dios), sin él (v.51). Aunque muchos viven en tinieblas en la actualidad, el deseo de Dios sobre los que se salvan, es encaminarlos por el camino de las buenas obras que él trazó de antemano para que anduviesen por ellas. (Ef.2:10) 

  

Conclusión 

Jesús concluyó diciendo que Abraham, a quien ellos llamaban su padre, vio el día en que la luz resplandecería sobre las tinieblas (Cristo) y se gozó (Jn.8:56; 1:5). No obstante, ellos no pudieron gozarse, teniendo la bendición de vivir en aquel día.
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.” (Jn12:46)

El deseo de Dios es encaminarnos por camino de paz (Lc.1:79), pero únicamente él puede libertar al hombre de las tinieblas (Col.1:13) y trasladarlo a su luz admirable (1P.2:9).

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