“He rogado por ti, para que te levantes”
Rev. Gilberto M. Rufat
“yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” (Lucas 22:32)
No existe la posibilidad de una vida cristiana sin tiempos de adversidad y sin caídas. Se cuenta de una hija que le preguntó a su papá, si era posible vivir sin pecar, a lo que su padre, ministro del evangelio, con humildad y honestidad le contestó, no. La hija, un poco sorprendida y preguntándole nuevamente le dice, pero, ¿será posible hacerlo por un año, tal vez? Su padre le contesta, no. Ésta aturdida por la respuesta de su padre, le vuelve a preguntar; ¿pero por un mes sí, verdad papá? El padre le contestó, no. La hija, en un último intento le pregunta a su papá, ¿y qué podemos hacer? El ministro le contestó lo siguiente; que era necesario vivir un día a la vez.
Tal vez le sorprenderá, pero Dios es experto en usar las caídas y los momentos de adversidad, para formar el carácter de Cristo en aquellos que heredarán salvación. La salvación solamente es iniciada, a través del perdón, pero el perdón no es el fin de Dios, sino el medio que él determinó usar para moldearnos a la imagen de su Hijo Jesucristo (Ro.8:29).
El pasaje citado ocurre cuando Pedro aseguraba que nunca se apartaría del Señor y que de hecho, aun daría su vida por Jesús. Sin embargo, Cristo con honestidad y sinceridad le contestó; Pedro eso no es posible, pero yo he hecho provisión para cuando caigas, puedas volver a levantarte. Se imaginan la reacción de Pedro. No sé si se encuentra atravesando por un momento de aflicción, de tentación o simplemente ha cedido lugar a algún pecado. Dios le dice: levántate, pues tu fe no faltará, siendo éstas las palabras de Jesús a Pedro. Tres verdades deseo compartir de este corto pasaje, respecto a la fe otorgada, mediante la gracia divina:
#1 La fe es un regalo de la gracia de Dios para salvación, no es un poder en el que nos movemos o un estado del alma basado en nuestro libre albedrío. (Ro.12:3; Ef.2:8)
#2 La fe no es lo que nos sostiene, sino el Dios que nos otorgó la fe.
#3 La fe no sólo se fundamenta en la palabra de Dios y crece, sino que se desarrolla y madura, a través de las pruebas.
Recuerde que antes que llegue el día malo, el cual muy probablemente los sorprenderá, el Señor estará allí para velar y cuidar de sus hijos, pues de antemano, él ha hecho provisión y nunca los abandonará. Pablo no se equivocó cuando dijo:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
¡Es hora de levantarse! Bendiciones…
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