Tema: Le era necesario
padecer, morir y resucitar (parte 1)
Base bíblica: Mateo 16:21
al 23
Bosquejo de Mateo
16:20 al 28
- Jesús manda a sus discípulos a no revelar a nadie que era el Cristo (Mt. 16:20).
- Jesús les declara a sus discípulos que le era necesario padecer, morir y resucitar (Mt. 16:21 al 23).
- Jesús les anuncia a sus discípulos el costo del discipulado (Mt. 16:24 al 26).
- Jesús les anuncia a sus discípulos la venida en juicio del Hijo del Hombre (Mt. 16:27 al 28).
Resumen de la predicación
del domingo, 2 de febrero de 2020
Jesús manda a sus discípulos a no revelar a nadie que era el
Cristo (Mt. 16:20).
Establecimos tres razones bíblicas por la cuales Jesús les
prohibió a los discípulos revelar su identidad al pueblo.
- Los discípulos debían esperar a la resurrección (Mateo 17:9).
- El propósito de la obra redentora del Hijo era servir como el mediador (Mateo 16:21).
- La fe salvífica es más que llamar a Jesús, Rey o Señor (Mateo 7:21 al 23).
Predicación del
domingo, 9 de febrero de 2020
Pasaje a
considerar
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. (Mateo 16:21 al 23)
Exposición del
pasaje
2. Jesús les
declara a sus discípulos que le era necesario padecer, morir y resucitar
La expresión “le era
necesario” es una declaración de propósito y uno de carácter imperativo. Jesús
les revela a sus discípulos el propósito primordial de lo que se conoce como su
primera venida. La misma consistiría en entregarse como ofrenda de expiación
por los pecados de su pueblo. Mateo
16:21 muestra que Jesús conocía exactamente lo que le habría de ocurrir. Las
Escrituras testifican que nada lo tomaría por sorpresa, pues el plan de redención
fue establecido en la eternidad, así que el tiempo y las circunstancias no lo podrían
cambiar, ni alterar (Efesios 1:3 al 5; 1 Pedro 1:18 al 20). Mateo 16:21 muestra
lo siguiente:
- Jesús sabe dónde finalizaría su ministerio, en Jerusalén.
- Jesús sabe que los ancianos, que los principales sacerdotes y que los escribas judíos lo rechazarían.
- Jesús sabe que lo condenarían a muerte.
- Jesús sabe que resucitaría al tercer día.
El padecimiento del
Mesías
En Mateo 8:17, Jesús
revela que él es el siervo sufriente de Isaías 53, que sería rechazado porque el
pueblo no creería en él y que padecería a manos del mismo para salvación de muchos (Isaías 53:1 al 11). En Romanos 10:16, Pablo interpreta Isaías
53:1 como la profecía que anunciaba el rechazo de Israel al Mesías. La
explicación paulina en la carta a los Romanos tiene el propósito de establecer
que Dios nunca le falló al pueblo que eligió. El problema del rechazo tiene su
génesis u origen en que no todos los que descienden de Israel, eran israelitas,
esto es, que no todos los descendientes conforme a la carne fueron escogidos
por Dios para salvación (Romanos 9:6 al 8).
Mateo testifica que Jesús es el cumplimiento de Isaías 53.
para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. (Mateo 8:17)
Isaías 53 anuncia los padecimientos y el rechazo del Mesías.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53:4 al 5)
¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? (Isaías 53:1)
El apóstol Pablo interpreta Isaías 53:1.
Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? (Romanos 10:16)
Sobre la base de Isaías
53:1, Pablo afirma que el rechazo de la nación de Israel había sido
profetizado. Sin embargo, el rechazo del Israel nacional al Mesías es utilizado
por la teología dispensacionalista para justificar una teoría acerca de una llamada
“pausa en el programa de Dios”. Según esta falsa enseñanza, el rechazo de
Israel a Jesús provocó que Dios detuviera el cumplimiento del establecimiento
del reino. Esto produjo algo bueno, de acuerdo con esta posición escatológica,
pues la misma llevó a Dios a proveer un tiempo de gracia o de salvación a los
gentiles, hasta que se reanude su plan original con el Israel nacional. Como evidenciaremos,
Jesús sabía de antemano que el Israel nacional lo rechazaría, porque esto fue
profetizado y, por consiguiente, cumpliría su soberano consejo y propósito.
Isaías 6:9 al 10 explica que el
pueblo no creería al mensaje porque no lo entendería. La razón de no entender
se debía a la naturaleza del corazón en su estado caído. En Mateo 13:14 al 15, Jesús afirmó que
sería rechazado por muchos, ya que solo a unos pocos se les daría la gracia de
entender el evangelio del reino. De manera que en Jesús se cumpliría lo
profetizado en Isaías 6:9 al 10. Únicamente
un remanente sería salvo como también lo es testificado en Hechos 28:26 al 27.
Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad (Isaías 6:9 al 10)
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. (Mateo 13:14 al 15)
Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. (Hechos 28:26 al 27)
Es importante señalar que en Mateo
16:18, Jesús afirmó ser la piedra, aquella que fue profetizada en Isaías 28:16. La piedra que sería de
fundación para el remanente que sería salvo y roca de tropiezo para los que no
creerían. En Romanos 9:31 al 33 y en 1
Pedro 2:6 al 8, los apóstoles Pablo y Pedro, respectivamente, interpretan
la referencia en Isaías.
Pedro afirma con verdad quién es Jesús, y Jesús le dice lo siguiente:
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18)
La piedra de salvación fue anunciada por Isaías.
por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. (Isaías 28:16)
Pablo expone lo siguiente con relación a Isaías 28:16.
mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado. (Romanos 28:31 al 33)
Pedro afirma lo que sigue sobre Isaías 28:16.
Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. (1 Pedro 2:6 al 8)
Sin lugar a dudas, la obra de redención fue previamente anunciada.
La nación de Israel no recibiría el mensaje del Mesías porque no lo
comprendería. Solamente un remante, como es claramente presentado en Isaías
6:11 al 13, sería salvo.
Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra. Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa. (Isaías 6:11 al 13)
De modo que la enseñanza de que todo Israel sería salvo es ajena
al Antiguo Testamento. La enseñanza antiguo testamentaria anuncia el juicio que
vendría sobre aquellos que rechazarían y darían muerte al Mesías, así como la
salvación de un remanente escogido por gracia.
Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. (Romanos 11:1 al 8)
En Romanos 11:8, Pablo hace referencia a Isaías 29:10 para presentar evidencia de que el rechazo del Israel
nacional al Mesías fue profetizado como juicio divino.
Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes. (Isaías 29:10)
Conclusión
El Nuevo Testamento testifica la importancia de la obra de redención
en Jesucristo. Sus padecimientos y su rechazo en vida fueron previamente
anunciados. Su muerte fue también profetizada como sacrificio a Dios para la
remisión y la redención de los pecados del pueblo que vino a salvar. Su
resurrección evidencia y testifica que la ofrenda expiatoria fue aceptada por
Dios, por cuanto la resurrección de Jesús es también la resurrección de su
pueblo.
Fue mediante la vida, muerte y resurrección de Jesús que se
cumplió la obra de la redención establecida por Dios desde antes de la
fundación del mundo. Todo cuanto aconteció, sucedió de acuerdo con su soberano
plan como Pedro testificaría en su primer sermón en Hechos 2. Nada dejó sin cumplir
porque ningún evento o circunstancia jamás ha alterado sus propósitos eternos. Jesús
es el cumplimiento de todo el mensaje de salvación y los creyentes son los receptores
de la bendita gracia de Dios en Cristo.
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