Tema: Introducción a
la carta de Judas
Base bíblica: Judas 1:1-3
Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo: Misericordia y paz y amor os sean multiplicados. Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
Introducción
La carta de Judas es posiblemente una de las mejores cartas
del Nuevo Testamento para presentar la importancia de la doctrina o enseñanza
en la iglesia. Lamentablemente, muchas iglesias se han distanciado de los postulados
doctrinales que le dieron origen en aras de la “unidad”. El pensamiento falso y
no bíblico acoge la creencia de que lo que único que debe imperar en la iglesia
es el amor y que la doctrina se debe dejar a un lado, porque genera
controversias, divisiones y discusiones.
La realidad es que nadie puede ser cristiano sin conocer y
creer la doctrina básica del evangelio (1 Corintios 1:1-4). La fe salvífica no
se da sobre el vacío o sobre la nada, sino que se basa en la palabra revelada
por Dios en la Biblia. La iglesia halla unidad de propósito en la palabra de
Dios o se divide en una diversidad de opiniones humanas. Es la Escritura la que
debe regir sobre todos los aspectos de nuestra vida, así como también sobre la
iglesia, los ministerios y la llamada denominación, entre otros.
1. El autor de la
carta
La carta de Judas fue escrita aproximadamente a mediados del
año sesenta, por uno de los medio hermanos de Jesús (Mt. 13:55; Mr. 6:3). Éste
y sus hermanos se burlaban de Jesús, por cuanto todavía no creían en él como el
Mesías prometido a Israel (Jn. 7:2-5). La Biblia no muestra en qué momento
Judas fue llamado por la gracia de Dios a salvación. Sin embargo, su hermano
Santiago o Jacobo fue uno de los muchos testigos de la resurrección de
Jesucristo (1 Co. 15:7). Santiago (o Jacobo) y Judas son los autores de las dos
cartas del Nuevo Testamento que llevan sus nombres. Por el libro histórico de
los Hechos, sabemos que los hermanos de Jesús y su madre María estuvieron junto
con los apóstoles luego de la ascensión de Jesús, en el aposento alto en
Jerusalén. Además, todo parece indicar que también participaron y que fueron
testigos de la promesa de la llegada del Espíritu Santo el día de Pentecostés
(Hch. 1:12-14; 2:1-4).
2. Los destinatarios
de la carta
Los destinatarios son catalogados con tres frases
importantes: llamados, santificados y guardados como una referencia a la
iglesia. Las mismas son tres bendiciones concedidas por Dios en la eternidad,
obtenidas a través del sacrificio de Jesucristo y mediadas mediante la obra del
Espíritu Santo con el nuevo nacimiento o la regeneración, las que ningún
creyente debe olvidar. Ellas son la esencia y la verdad del verdadero
evangelio. Igualmente, son las características por las cuales los verdaderos
cristianos fueron llamados y animados a perseverar en la salvación.
A. Los Llamados
El término llamados del griego “kletos” representa una
invitación. Según el experto en griego Spiros Zodhiates, la palabra fue
originalmente utilizada para designar a aquellos invitados a un banquete y
proviene de la palabra griega “kaleo”. En el diccionario teológico del Nuevo
Testamento de Kittel se afirma que la palabra “kaleo” se puede traducir siempre
por «llamar», pero con frecuencia tiene el matiz especial del llamamiento o
vocación divina. En la teología de la salvación representa la acción del
Espíritu Santo llamando o salvando a los escogidos e introduciéndolos al cuerpo
de Cristo, la iglesia. La doctrina del llamamiento eficaz o la gracia
irresistible es una doctrina fundamental en la Biblia.
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, A LO CUAL OS LLAMÓ MEDIANTE NUESTRO EVANGELIO, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. (2 Tesalonicenses 2:13-15)quien nos salvó y LLAMÓ CON LLAMAMIENTO SANTO, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. (2 Timoteo 1:9)
B. Los Santificados
La expresión santificados del griego “jagiázo” representa la
acción por la cual Dios, de manera soberana aparta, coloca o escoge algo de uso
común, con el propósito de separarlo para un propósito y finalidad divina. El
Diccionario Vine dice que significa poner aparte para Dios, santificar, hacer
una persona o cosa lo opuesto a “koinos”, común. Según Spiros Zodhiates, la
palabra griega santificados tiene dos connotaciones importantes: hacer algo
puro y segundo, consagrarlo para un propósito divino.
De modo que los creyentes no son santos por sus obras, sino
porque la misericordia y la gracia de Dios los alcanzó para salvación, siendo
escogidos desde la eternidad para servirle y ser hechos para alabanza de su
gloria.
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a LOS SANTIFICADOS en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. (1 Corintios 1:2)Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, PARA QUE FUÉSEMOS SANTOS Y SIN MANCHA DELANTE DE ÉL. (Efesios 1:3-4)
C. Los Guardados
La palabra guardados del griego “tereo” significa, según el
Diccionario Strong, guardar o conservar algo. Esta verdad queda expresada en
Judas 24, que lee como sigue:
Y a aquel que es poderoso para GUARDAROS sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
Este vocablo representa una de las doctrinas más
confortantes al alma del creyente; la seguridad de su salvación únicamente en
la persona y en la obra de Cristo.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y NO PERECERÁN JAMÁS, NI NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y NADIE LAS PUEDE ARREBATAR DE LA MANO DE MI PADRE. Yo y el Padre uno somos. (Juan 10:27-30)Cuando estaba con ellos en el mundo, YO LOS GUARDABA EN TU NOMBRE; a los que me diste, yo los guardé, y NINGUNO DE ELLOS SE PERDIÓ, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. (Juan 17:12)
3. El propósito de la
carta
Es contradictorio decir que el Espíritu Santo haya usado a
Judas (el medio hermano de Jesús) para escribir sobre la importancia de la
doctrina de la salvación y que en nuestros días, un sector de la “iglesia”
alegue que se deben echar a un lado las doctrinas bíblicas, a fin de que pueda
existir “unidad” y “amor” en las congregaciones locales y en las organizaciones
paraeclesiásticas.
Es menester comprender que el único elemento de unidad es
Cristo, ya que fuera de él no existe una verdadera unidad. Estando en Cristo,
necesitamos mantenernos unidos por medio de la mente de Cristo. En otras
palabras, que debemos estar de acuerdo en sometimiento a su Palabra (1 Co.
2:16). De no hacerlo, estaremos sumidos en una diversidad de opiniones,
teorías, nuevas revelaciones, visiones e interpretaciones personales. La unidad
de la iglesia está en aceptar como verdad y regla final de autoridad lo que
está contenido en la Biblia.
Conclusión
Un cristiano no sólo es conocido por lo que cree y afirma, sino también por lo que rechaza y niega. (R. C. Sproul)
La Biblia llama a los verdaderos creyentes a contender por
la fe dentro de la iglesia. El llamado no es a forzar a las personas del mundo
a creer en el evangelio, por cuanto eso es obra del Espíritu Santo. El llamado
del Espíritu a la iglesia es a no permitir que los falsos maestros tomen el
control de la misma. El llamado pastoral muchas veces difícil y frecuente, no
es velar por las verdaderas ovejas, pues las mismas seguirán la voz del Pastor,
sino que su llamado es protegerlas de una predicación deficiente y sin
contenido y de los lobos que han sido y que son introducidos encubiertamente.
Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat
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