viernes, 10 de enero de 2020

Introducción al libro de Levítico

Introducción al libro de Levítico

Por: Gilberto Miguel Rufat

Autor:

Moisés es el autor reconocido del libro de Levítico por la tradición judía y la cristiana, respectivamente.

Lugar en la Biblia:

Forma parte del Pentateuco o de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento conocidos también como la Torá, la ley o los libros de Moisés, entre otros nombres.

Fecha:

Escrito alrededor del año 1440 al 1500 a. C..

Significado:

El término Levítico significa aquello perteneciente a los levitas y procede del nombre que se le asignó al libro en la traducción llamada Septuaginta (traducción del A. T. al griego). Los levitas procedían de la tribu de Leví y no eran propiamente sacerdotes. Estos fueron ordenados por Dios para servir con las utilidades o mobiliario del tabernáculo a los sacerdotes (Números 3:1 al 13). 

Contexto:

Luego de que la nube de la gloria de Jehová descendió para reposar sobre el tabernáculo de reunión en el campamente en Éxodo cuarenta, Dios procedió a instruir a Moisés con las leyes u ordenanzas contenidas en el libro de Levítico.

Tema central:

La santidad de Dios y la necesidad de expiación por causa del pecado

Pasaje clave:

para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, (Levítico 10:10)
Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 19:2)
 
Propósito:

El libro de Levítico presenta la necesidad de redención del pueblo escogido por Dios. En el mismo vemos plasmado la única manera en la que el pecador puede ser reconciliado con Dios, así como la forma en que su pueblo ha de conducirse o vivir.

El Cristo o el Mesías no es mencionado en el libro de Levítico. Sin embargo, el sistema de sacrificios y la labor del sumo sacerdote anticipan la obra de Cristo como lo expone el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento. Dicho de otra manera, los sacrificios representan o tipifican la obra redentora de Dios en Jesucristo, según su soberano plan antes de la fundación del mundo.

Palabras claves:

1- La palabra sacrificio muestra la única manera de acercarse a Dios. La fe cristiana es una religión de sangre. La palabra sangre se halla ochenta y siete veces en Levítico y representa el precio del pecado.

2- La palabra santo y sus derivados aparecen unas ochenta y cinco veces, mostrando tanto la santidad de Dios como la necesidad de vivir consagrados para él.

Breve bosquejo:

La primera parte de Levítico comprende los capítulos 1 al 16.

Estos nos explican cómo los israelitas debían acercarse a Dios, qué sacrificios debían ofrecer, a través de quiénes podían ser presentados a Dios y en qué lugar debían ser consagrados. Estos pueden ser bosquejados de la siguiente manera:
             
Levítico 1 al 7: La ofrendas principales
Levítico 8 al 10: La institución del sacerdocio
Levítico 11 al 16: Las leyes de pureza

La segunda parte de Levítico comprende los capítulos 17 al 27.

En estos se presenta cómo el pueblo habiendo sido hecho cercano a Dios debía vivir como un pueblo consagrado a Dios o santo. La gracia de Dios para su pueblo debía ser manifestada en cada área de la vida personal y colectiva del mismo. Estos pueden ser bosquejados de la siguiente manera:

Levítico 17 al 20: La santidad en la vida cotidiana del pueblo
Levítico 21 al 25: La santidad de los sacerdotes y de las fiestas solemnes
Levítico 26 al 27: Las bendiciones de la obediencia y las consecuencias de la desobediencia

Aspectos doctrinales importantes:

1- El principio regulativo de adoración se desprende más que de ningún otro libro de Levítico. Allí observamos que como pecadores no podemos acercarnos a Dios como queramos, así como tampoco podemos alterar lo establecido por Dios (Levítico 10:1 al 11). El Santo ha establecido la manera en la que podemos acercarnos a él para recibir el perdón. Dios ha ordenado y regulado la manera de adorarlo de forma que las ofrendas sean de olor grato a sí mismo.

2- Otro aspecto doctrinal que es necesario resaltar es la importancia del tabernáculo como medio de gracia para la redención de su pueblo (Juan 1:14 y 18). En el Antiguo Testamento, el sacrificio era la única manera de acercarse a Dios y restaurar una relación con él. Todo lo acontecido en este lugar, incluido el lugar mismo, tipifica a Cristo y a su obra de redención por su pueblo.

3- La seriedad del pecado y de la gran misericordia de Dios es evidenciada por medio de las leyes establecidas en Levítico. Estas muestran un cuadro gráfico de la realidad del pecado y del perdón a través de dichas ofrendas o sacrificios.

4- La doctrina de la justificación en los capítulos 1 al 16 de Levítico es muy importante. El sacrificio del animal cumplía dos propósitos: (1) simbólicamente, el animal tomaba el lugar del pecador y pagaba el castigo del pecado, y (2) la muerte del animal representaba una vida entregada para que otra pudiera salvarse.

5- La doctrina de la santificación en los capítulos 17 al 27 de Levítico es otra doctrina fundamental porque detalla la manera sagrada en la que el pueblo debía conducirse en todos los aspectos del diario vivir.

Referencias de Levítico en el Nuevo Testamento:

El capítulo 19 de Levítico es el capítulo más citado en el Nuevo Testamento, siendo el versículo 18 el más importante.

No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. (Levítico 19:18)

Levítico 5:11
Lucas 2:24
Levítico 10:9
Lucas 1:15
Levítico 11:44
1 Pedro 1:16
Levítico 12:8
Lucas 2:24
Levítico 18:5
Lucas 10:28; Romanos 10:5; Gálatas 3:12
Levítico 19:2
Mateo 5:33; 1 Pedro 1:16
Levítico 19:12
Mateo 5:33
Levítico 19:18
Mateo 5:43; 19:19; 22:39; Marcos 12:31; Lucas 10:27; Romanos 13:9; Gálatas 5:14; Santiago 2:8
Levítico 20:7
1 Pedro 1:16
Levítico 20:9
Marcos 7:10
Levítico 23:29
Hechos 3:23
Levítico 24:20
Mateo 5:38
Levítico 25:10
Lucas 4:19
Levítico 26:12
2 Corintios 6:16

Exposición del libro:

Metodología y significado de los sacrificios:

1- Toda ofrenda debía ser consagrada a Dios.

De lo expresado se debe entender lo siguiente:

  • ¿Contra quién pecamos? Pecamos contra Dios.
  • ¿A quién va dirigida la ofrenda? A Dios, monoteísmo.
  • ¿En qué pecamos? Pecamos por no consagrar nuestra vida a Dios.

2- El ofrendante debía presentar la ofrenda con plena consciencia de su posición ante Dios.

El sacrificio por sí solo no expiaba el pecado del oferente, sin el arrepentimiento de este ante Dios.

3- El animal, ave u ofrenda de grano debía cumplir con las regulaciones establecidas por Dios.

No podemos adorar a Dios como nos parece sino según este ha ordenado. No existe adoración sin reconocimiento de nuestro pecado. 

4- El sacrificio debía ser llevado en el tabernáculo y por los sacerdotes consagrados por Dios.

Los sacrificios ofrecidos por el pueblo debían ser llevados a cabo en el tabernáculo y ministrados por sacerdotes consagrados por Dios para este propósito. El tabernáculo antiguo testamentario era una sobra de aquel tabernáculo que sería levantado por Dios para la expiación de los pecados del pueblo, Jesucristo (Juan 1:14). La imagen del sacerdote como intermediario entre el hombre y Dios, señala la obra de Jesucristo intercediendo ante Dios por su pueblo.

5- El ofrendante debía colocar su mano sobre la cabeza del animal y debía degollarlo.

Los sacrificios permitidos por Dios en el Antiguo Testamento constituían un medio de gracia temporal que cubría os pecados de su pueblo, hasta la realización del cumplimiento del plan de redención en Jesucristo.

6- La sangre era recogida por lo sacerdotes y dispuesta según lo establecido (Lv. 17:11).

La religión cristiana es una que involucra la remisión de los pecados mediante la sangre. No existe posibilidad de salvación y de comunión con Dios sin derramamiento de sangre. Porque la sangre representa la vida, De manera, que cada sacrificio representaba la necesidad de satisfacer la justicia de Dios, que demandaba como castigo la muerte del pecador (Romanos 6:23). Cristo derramo su sangre cumpliendo el nuevo pacto (Mateo 26:28; Hebreos 9:15; 10:18).

7- Una vez cumplido con el sacrificio, la ofrenda que era aceptada cumplía con su propósito y era recibida como olor fragante a Jehová.

Es ajena al Antiguo Testamento la idea de un sacrificio en sustitución por la vida de un pecador o del pueblo ante Dios, que una vez aceptado no conlleve el perdón inmediato o la salvación de los que sustituye. Cada animal ofrecido moría en sustitución del oferente, del sacerdote, del jefe o del pueblo, pero siempre en sustitución.

Primera parte
Leyes sobre los sacrificios, el sacerdocio y la pureza - Levítico 1 al 16

Ofrendas principales (Lv. 1 al 7)

Las primeras tres ofrendas eran voluntarias (holocausto, oblación y paz) y se conocían como sacrificios de olor grato. Los últimos dos sacrificios (por el pecado y por la culpa) eran requeridos u ordenados por Dios. “Los sacrificios presuponen que el hombre va a pecar. A la vez sugieren que el pecado separa al hombre de Dios, y que hay expiación y propiciación, lo que se basa sobre la gracia de Dios en perdonar”.[1] “Los sacrificios tipificaban a Cristo; además eran sombras del deber, carácter, privilegio y comunión del creyente con Dios”.[2]

1- La ofrenda quemada u holocausto (Levítico 1:1 al 17 y 6:8 al 13)

El término holocausto es una palabra griega compuesta por “holos” cuyo significado es entero, y “kaustos” que significa quemado. El animal que moría en sustitución del pecador debía también ser consumido totalmente por fuego en el altar de Dios. Cinco animales son nombrados en la ley como adecuados para el sacrificio por holocausto; el buey, la oveja, la cabra, la paloma y la tórtola. Es importante destacar que todos estos animales estuvieron presentes en el sacrificio del pacto a través del cual Abram fue declarado justo ante Dios (Génesis 15). En Levítico 6:8 al 13 se establece que esta era la primera ofrenda y que debía ser continua (en la mañana y la noche).

En la ofrenda del holocausto el ofrendante reconoce su culpa por no vivir consagrado completamente a Dios. Este holocausto tipifica la vida perfecta de Jesucristo, consagrada totalmente a Dios para servir como medio perfecto, para la remisión de los pecados de su pueblo. Este sacrificio debe recordar al creyente su deber de presentarse a Dios diariamente como un sacrificio vivo, santo y agradable según lo estipulado en Romanos 12:1.

2- La ofrenda de grano u oblación (Levítico 2:1 al 16 y 6:14 al 23)

Este sacrificio no involucra sangre. “La ofrenda de presente significa la consagración completa a Dios, de las obras de las manos”.[3] La ofrenda vegetal significa todos los aspectos de la vida perfecta de Cristo ante Dios por su pueblo. A diferencia del holocausto una parte de la ofrenda de oblación debía ser consumida por Aron y sus hijos. Los creyentes según el Nuevo Testamento son los nuevos sacerdotes del pueblo de Dios (1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6). De manera, que es posible que signifique a Jesús como el verdadero pan de vida para ser comido por su pueblo para salvación (Juan 6:32 al 33, 35, 48 al 51, 58).

3- La ofrenda por la paz (Levítico 3:1 al 17 y 7:11 al 36)

Esta ofrenda es parecida a la del holocausto, pero en la misma, el oferente recibe una parte del sacrificio. El oferente hacía una festividad para conmemorar su paz para con Dios. Cristo es nuestra paz para con Dios. La ofrenda de la paz representa el gozo de haber sido reconciliados a la comunión con Dios.

Verdad teológica de las primeras tres ofrendas voluntarias

Cristo se entregó por completo a Dios como sacrificio perfecto por su pueblo (ofrenda de holocausto), de modo que pudieran comerle para salvación (ofrenda de oblación) y de esa manera, llegaran a tener paz para con Dios (ofrenda de paz).

4- La ofrenda del pecado (Levítico 4:1 al 35 y 6:24 al 30)

No había ofrenda por el pecado deliberado (Números 15:30 al 31), pero había provisión para los pecados de ignorancia una vez conocidos. La ofrenda por el pecado hacía expiación por los pecados cometidos en ignorancia y donde la restitución era imposible. “La expiación es la preocupación dominante de la ofrenda por el pecado”.[4]

La expresión “pecar por yerro” probablemente significa que el pecado no se hizo por rebelión. De ahí que pecar por yerro signifique “pecar sin intención, sin propósito, por descuido, por enojo o indignación, o en pasión”.[5] Los pecados que se cubrían en este sacrificio son los que se originan en las debilidades, o en los apetitos de la carne, en oposición a los que vienen como acto voluntario y deliberado.

Es preciso señalar que el sacrificio no se quemaba en el altar de bronce. El mismo se llevaba a cabo fuera del campamento y se quemaba en un lugar limpio. Esto nos recuerda Hebreos 13:11 al 13 donde se afirma que Cristo fue crucificado «fuera del campamento»; mientras fue rechazado por la nación de Israel. El paralelo en el N. T. con la ofrenda por el pecado está en 2 Corintios 5:21. Allí se nos dice que Cristo fue hecho pecado por nosotros; véase también 1 Pedro 2:24.

El sufrimiento de Jesús fuera de la puerta de la ciudad simbolizaba no solo la maldición que llevaba como nuestro portador del pecado, sino también su rechazo por parte del establecimiento religioso judío y sus líderes. Los lectores ahora están llamados a aceptar con valentía su propia expulsión de las instituciones judías (sinagoga y templo, y quizás también la familia), en la expectativa confiada de la ciudad que está por venir (v. 14).[6]

Es maravilloso ver que incluso el ofrendante más pobre podía ofrendar por el pecado, porque Levítico 5:7 muestra que Dios aceptaba tórtolas o palominos. A través de este sacrificio, se apaciguaba la ira de Dios y se obtenía el perdón de los pecados, obra que llevaría a cabo Jesucristo en la cruz. “Este hecho puede aclarar la declaración de Pablo acerca de Cristo en 2  Corintios 5:21 a: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.[7] 

5- La ofrenda por la culpa o transgresión (Levítico 5:1 al 6:7 y 7:1 al 10)

Esta ofrenda enfatiza los actos individuales de nuestro pecado ante Dios. Podemos ver que, en las ofrendas por transgresión, los ofensores tenían que hacer restitución por lo cometido (Levítico 5:16; 6:4 al 5). Esta ofrenda nos recuerda que el pecado es costoso y que donde existe verdadero arrepentimiento habrá restitución y pago. En Levítico 5:14 al 19, el énfasis es en las transgresiones contra Dios; mientras que en Levítico 6:1 al 7, el énfasis esta en las transgresiones contra el prójimo. En ambos casos, se miraba el pecado como una deuda que pagar y, por supuesto, Cristo consumó y pagó toda la deuda de su pueblo escogido.

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:13 al 15)

Los sacrificios del Antiguo Testamento y Cristo[8]
Ofrenda de holocausto
Cristo se ofreció completamente (He. 9:14) y sin mancha (He. 4:15) como una ofrenda fragante a Dios (Ef. 5: 2).
Ofrenda de grano
Cristo se ofreció a sí mismo como alimento espiritual (Jn. 6: 33 al 58).
Ofrenda de paz
Cristo proclamó la paz (Ef. 2:17), hizo la paz (Col. 1:20), y es nuestra paz (Ef. 2:14).
Ofrenda por el pecado
Cristo tomó el pecado del creyente (Jn. 1:29; 2 Co. 5:21) y murió en el lugar del pecador (Mr. 10:45).
Ofrenda de culpa
Cristo hizo una compensación por el daño causado por el pecado (2 Co. 5:19).

Institución del sacerdocio (Lv. 8 al 10)

Dios dijo: “Toma a Aarón y a sus hijos con él” (Levítico 8:2). Moisés como profeta de Dios sobre Israel era el único calificado para ordenar a los sacerdotes llamados por Dios ante el pueblo. Este es el modelo a seguir cuando se constituyen nuevos ancianos al ministerio en la iglesia. Debe haber uno como Moisés, es decir, un anciano previamente ordenado que inicie el proceso de ordenación. El proceso debe ser llevado a cabo únicamente con hombres que han sido llamados por Dios y que han dado testimonio de serlo. Estos deberán cumplir con todos los requisitos señalados para su cargo en 1 Timoteo 3:1 al 7; Tito 1:5 al 9. El candidato ha de ser evaluado por un comité constituido para dicho propósito. Finalmente, el candidato al cargo pastoral será oficialmente consagrado al ministerio ante la congregación local (Hechos 1:21 al 24; 6:6; 13:2 al 3).

¿Cómo llegó Aarón a ser sacerdote? Todo comenzó cuando Moisés dijo no ser un “hombre de fácil palabra” al momento de ser llamado por Dios, para ir a liberar al pueblo de Israel de Egipto (Éxodo 4:10). Dios le dijo que su hermano Aarón podría ayudarle. Las instrucciones fueron: “Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios (Éxodo 4:15 al 16). De aquí en adelante, ambos hermanos sirvieron a Dios.

Éxodo 32:1 al 6 “Aarón presidió la idolatría de Israel con el becerro de oro. Ahora Dios le da una nueva oportunidad permitiéndole ser ordenado como sumo sacerdote de Dios. Su ministerio afectaría a todos los israelitas por la expiación de sus pecados y los pondría en comunión con Dios”.[9] “La consagración de Aarón y sus hijos había sido postergada hasta que el tabernáculo estuviera terminado y entregadas las leyes de los sacrificios”.[10] En Éxodo 28:1 se presenta el momento en que Jehová escogió a Aarón y a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón, como sacerdotes para oficializar los sacrificios en el tabernáculo.  

Palabras o frases clave en Levítico 8 al 10

a. “expiación

La palabra “expiación” significa pecado-culpa; pecado-purificación; ofrenda por el pecado. Representa el sacrificio o la víctima por el pecado en Levítico 8:2, 14; 9:2 al 3, 7 al 8, 10, 15, 22; 10:16 al 17, 19. Sin la expiación no existe la posibilidad de perdón.

b. “como Jehová lo había mandado

La frase clave en estos capítulos es “como Jehová lo había mandado” y sus variantes en Levítico 8:4 al 5; 9; 13, 17; 21; 29, 34, 36; 9:6 al 7, 10, 21; 10:13, 15, 18. La obediencia a lo establecido traía la presencia o gloria de Dios sobre el pueblo, para bendición (Levítico 9:23 al 24) o juicio (Levítico 10:1 al 2).

            c. “santificó

El término “santificó” representa todo aquello que es separado o apartado para la adoración a Dios. Nada hubo que no fuera santificado primero, para poder ser usado en la adoración a Dios (Levítico 8:10 al 12, 15, 30; 10:3). La santificación era importante para que hubiese reconciliación (Levítico 8:16).

            d. “sangre

La palabra sangre se encuentra en Levítico 8:15, 19, 23 al 24, 30; 9:2, 12, 18; 10:18. La misma representaba la vida que era demanda por Dios de los animales permitidos según la ley, para que existiese la posibilidad de perdón (Levítico 17:11; Hebreos 9:22).

Temas centrales en Levítico 8 al 10

1- El aceite de la unción (Levítico 8:10 al 11)

Este aceite era colocado sobre todo lo que Dios separó o apartó para sí. Aarón, sus hijos, el tabernáculo, el mobiliario, los utensilios y todo lo que fue consagrado con el aceite de la unción debía servir al único propósito de honrar a Dios.

El aceite representa la obra del Espíritu Santo apartando o separando para Dios lo que él escogió para su gloria. Pero, la sangre del sacrificio sobre esto era lo que lo consagraba para Dios, lo que representa la sangre de Jesucristo sobre su pueblo.

Levítico 8:23 expone lo que sigue: “Y tomó Moisés de su sangre, y puso sobre … la oreja derecha de Aarón, y sobre … su mano … y sobre … su pie: La referencia a la oreja indica que Aarón estaba dispuesto a obedecer; a la mano, que estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios; al pie, que caminaría a donde Él señalara”.[11]

Aarón y sus hijos tuvieron que permanecer en el tabernáculo de reunión por siete días antes de poder comenzar sus funciones sacerdotales como parte de su consagración (Levítico 8:33 al 9:1). Dios demanda una consagración total y absoluta. “Los sacerdotes no tenían un día de descanso en el servicio. Los sacerdotes espirituales de Dios tienen trabajo constante que requiere el deber de cada día; los que han de rendir cuenta, con gozo deben redimir el tiempo”.[12]

2- El mandato a una obediencia total (Levítico 8:5)

Moisés reunió a los sacerdotes y al pueblo frente al tabernáculo para hablarles lo que Jehová había ordenado. La obediencia no era sugerida, sino que era demandada.

Levítico 10:10 al 11 presenta como el rol principal de los sacerdotes enseñar al pueblo a discernir entre lo santo y lo profano y de modelar esto ante el pueblo con sus vidas. En nuestros días, estas mismas funciones le han sido delegadas a los ancianos de la iglesia. Estos han de enseñar al pueblo la voluntad de Dios de lo que no lo es, por medio de la enseñanza de la palabra de Dios, así como han de modelar dicha voluntad a través de su conducta y de obediencia a la misma.

3- La gloria de Dios (Levítico 9:24)

La gloria de Dios representa la presencia de Dios sobre su pueblo. El primer acto visible de la gloria de Dios en la inauguración de los sacerdotes y del tabernáculo fue el fuego que salió de delante de Jehová y consumió el holocausto. “Esta es la primera de cinco veces que el A. T. registra fuego de Dios como señal que un sacrificio fue aceptado (Jue 6:21; 1 R. 18:38; 1 Cr. 21:26; 2 Cr. 7:1). Puesto que el fuego en el altar nunca se apagaba, todos los sacrificios de allí en adelante serían consumidos por un fuego originado por Dios”.[13]

El fuego que pudo acabar con todo el pueblo, cayó únicamente sobre el sustituto permitido por Dios de acuerdo con la ley, para la expiación de los pecados de su pueblo. De la misma manera, el fuego de la ira justa de Dios caería sobre Cristo, para el perdón de los pecados de su pueblo escogido y para que el mismo pudiera disfrutar de la gloria de Dios sin ser consumido por su ira.

4- La muerte como castigo o como medio de expiación (Levítico 8:35; 10:2, 9 al 11)

Nadab y Abiú eran los hijos mayores de Aarón, quienes murieron al momento de su desobediencia a lo establecido por Dios. Es importante observar que no se le permitió a la familia mostrar ningún tipo de luto. Solamente la casa de Israel podía hacer lamentación, pero únicamente podía hacerlo por el incendio que Jehová había hecho, esto es, por haber ofendido a Dios. “El pecado y el castigo de estos sacerdotes mostró la imperfección del sacerdocio desde su comienzo mismo, y que no podía resguardar del fuego de la ira de Dios, no siendo otra cosa que era un tipo del sacerdocio de Cristo”.[14] Sobre este punto, la Biblia declara lo siguiente:

26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.

Es contradictorio que pasemos tiempo lamentándonos de nuestras situaciones, cuando la mayor parte de ellas son el resultado de nuestra desobediencia. Esto muestra falta de arrepentimiento y con ello, estamos deshonrando a Dios frente a la iglesia o a su pueblo. Levítico 10:3 afirma que Aarón cayó ante Moisés porque cayó ante Dios. Cuando somos corregidos, debemos aceptar nuestra culpa. Cuando otros ofenden a Dios, no debemos protestar o contender por ello, por cuanto ambas posturas constituyen rebeldía contra Dios.

Darle la gloria a Dios, según Levítico 10:3, es actuar conforme a lo que él ha establecido. Darle gloria no es darle un tiempo o es un momento que sacamos para dar un grito de júbilo, una palabra de adoración o alabanza, así como tampoco es levantar las manos, entre otros. La verdadera adoración en Levítico tiene que ver con la muerte del que adora y con una completa sumisión del creyente en obediencia a Dios.

Es importante destacar que en Levítico 10:16 al 20 se presenta la desobediencia de Aarón cuando este no come de la expiación en el lugar santo, sin que Dios demandara su vida. Moisés confronta a Aarón con su desobediencia. Sin embargo, la contestación de su hermano le satisfizo porque creyó prudente abstenerse, no por rebelión, sino por indisposición por la muerte de sus hijos. Aarón creyó que deshonraría a Dios obedeciéndole, sin que su corazón participara de la ofrenda.

Aarón no comió la carne del sacrificio porque tenía temor de lo que Dios pudiera hacer. No era rebeldía la suya, como la de sus hijos al quemar el incienso. Aarón argumenta que en circunstancias como las que enfrentó ese día, Dios preferiría que el sacerdote yerre por precaución y no por osadía. La respuesta de Aarón a Moisés ilustra que la interpretación de la ley no es estática.[15]

Las leyes sobre la pureza (Levítico 11 al 16)

Los capítulos 11 al 16 cubren las leyes concernientes a la alimentación, el alumbramiento, la muerte, las enfermedades, las impurezas y el día de la expiación nacional. Los mismos muestran que es Dios quien establece lo que es puro o limpio y lo que es inmundo o abominable para su pueblo. Cada una de las leyes tiene como propósito que el pueblo entienda quién es Dios y cómo debe vivir.   

1. Leyes sobre la alimentación (Lv. 11)

Pasaje clave: Levítico 11:44 al 45 y 47

Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra. Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo. para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio… (Levítico 11:44 al 45 y 47)

Palabras clave: inmundo, abominable

Propósito: El propósito de ley con relación a la alimentación no se centra en establecer un código de valor nutricional de los alimentos. Las leyes sobre la alimentación tenían el propósito de grabar en la mente del pueblo que cada área de la vida era importante para Dios, por lo tanto, debían buscar vivir de una manera santa en todo.

Los animales, peces y aves que podían comer estaban clasificados en puros; los que podían comer y los impuros o abominables; los que no podían comer. Dios da explicaciones del porqué unos animales, peces u aves eran puros; mientras que otros no lo eran. El llamado del pueblo es a obedecer porque es Jehová quien determina lo que es puro y lo que no lo es.

También es importante señalar que este capítulo muestra cómo lo impuro contamina todo lo que toca a su paso. La importancia radica en que era preciso hacer consciente al pueblo de que todo lo que se constituía en impuro, quedaba excluido de participar de la adoración pública a Jehová.

Teología: Este capítulo muestra por qué únicamente a través de Jesucristo, el pueblo elegido por gracia podía ser justificado y separado para Dios. Por cuanto es exclusivamente en virtud de la obra redentora de Jesucristo, que lo impuro u abominable puede ser limpiado completamente y aceptado por Dios.

2. Leyes sobre la purificación después del parto o del alumbramiento (Lv. 12)

Pasaje clave: Levítico 12:6 al 7

Cuando los días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote; y él los ofrecerá delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija. (Levítico 12:6 al 7)

A continuación, presentamos lo que algunos teólogos opinan al respecto.


(Matthew Henry) El hombre imparte su naturaleza depravada a su descendencia de modo que, a menos que lo impidan la expiación de Cristo y la santificación del Espíritu, la bendición original: “Fructificad y multiplicaos”, Génesis 1:28, se ha vuelto una maldición terrible para la raza caída, y comunica pecado y miseria.[16]

(William MacDonald) Podría parecer extraño que haya relación entre dar a luz a un niño y ser inmunda, puesto que el matrimonio fue instituido antes de que entrara el pecado al mundo, y que las Escrituras enseñan que el matrimonio es santo y que Dios mandó al hombre reproducirse. La condición inmunda probablemente nos recuerda que, con la excepción de nuestro Señor, todos vemos la luz por primera vez en iniquidad y fuimos concebidos en pecado (Sal. 51:5). La razón por la que el tiempo de ser inmunda es más largo al dar a luz una hija tal vez tenga la intención de recordarnos que el hombre fue creado antes que la mujer, que ella fue creada para el hombre, que se le dio un lugar de sumisión posicional (no de inferioridad innata) al hombre, y que ella fue la primera en pecar.[17]

(Juan Calvino) Por lo tanto, el error de Pelagio es claramente refutado, quien negó que el pecado de Adán se propagara entre sus descendientes y fingió que contraíamos el pecado de nuestros padres no por origen, sino por imitación. Porque la madre no sería impura, si los niños fueran puros y libres de toda contaminación. Por lo tanto, Dios, con este rito, enseña a su pueblo antiguo, que todos los hombres nacen malditos, y traen al mundo con ellos una corrupción hereditaria que contamina a sus propias madres.[18]


Observaciones sobre la purificación de la mujer luego del parto:


  • La mujer es declarada inmunda cuando concibe, no así el hombre. Es posible que la razón resida en que sea por el contacto con la sangre durante el parto.
  • Únicamente el varón era circuncidado.  
  • El tiempo de la inmundicia de la madre era doble en caso de dar a luz a una niña (dos semanas), así como el tiempo de su purificación (sesenta y seis días). 
  • Cuando los días de la purificación concluían, fuera por haber concebido un hijo o una hija, la mujer debía ofrecer un cordero en holocausto y un palomino o una tórtola para expiación.


Es posible que la razón para un proceso de mayor tiempo de purificación, de dar a luz a una niña, esté relacionado con la insubordinación de Eva en el principio de la creación.

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia. (1 Timoteo 2:11 al 15)

Propósito: Mostrar la naturaleza impura de los hombres por causa de su estado caído. Sin embargo, se da a entender que la mujer está en una posición de mayor inmundicia con relación al hombre. Es posible que dicha ley esté relacionada con el pecado de Eva y la gravedad del mismo sobre toda la humanidad delante de Dios.

Teología: Muestra el estado caído en que nacen todos los hombres como resultado directo de la caída de los mismos en pecado, narrada en Génesis 3:1 al 20.
 
3. Leyes sobre la lepra (Lv. 13)

La enfermedad llamada lepra es similar al pecado en muchos sentidos. Da inicio en su interior y pronto aflora poco a poco en su exterior. Es una enfermedad que destruye y afea al hombre, así como lo hace el pecado. Esta condición no solamente lo llevará a una muerte segura, de no ocurrir un milagro, sino que infecta y afecta a todos, al igual que el pecado.

Pasaje clave: Levítico 13:59

Esta es la ley para la plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de urdimbre o de trama, o de cualquiera cosa de cuero, para que sea declarada limpia o inmunda. (Levítico 13:59)

Frases clave: Declarar inmundo o limpio

Propósito: Establecer que únicamente los sacerdotes como representantes de Dios, podían declarar a alguien inmundo. También, eran los encargados de evaluar y de declarar cuándo algo inmundo, ya no lo era sobre lo estipulado en la palabra de Dios.

Teología: Solo Dios puede declarar a alguien limpio o inmundo. Únicamente un milagro puede sacar a un hombre infectado con lepra de la muerte lenta en la que se encuentra. Dios decidió en Cristo, limpiar a muchos leprosos por gracia.
  
4. Ley sobre la purificación de la lepra (Lv. 14)

Pasaje importante: Levítico 14:54 al 57

Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra y de tiña, y de la lepra del vestido, y de la casa, y acerca de la hinchazón, y de la erupción, y de la mancha blanca, para enseñar cuándo es inmundo, y cuándo limpio. Esta es la ley tocante a la lepra. (Levítico 14:54 al 57)

Palabras clave: purificación, limpio, inmundo

Propósito: Establecer que la lepra contamina todo lo que toca, razón por la cual todo lo que toca ha de ser purificado y de no serlo, deberá ser quemado o destruido.

Teología: La lepra como el pecado corrompe la totalidad del ser y, por consiguiente, corrompe todo lo que a su paso toca o alcanza.

5. Leyes sobre los flujos humanos (Lv. 15)

Pasaje clave: Levítico 15:31

Así apartaréis de sus impurezas a los hijos de Israel, a fin de que no mueran por sus impurezas por haber contaminado mi tabernáculo que está entre ellos. (Levítico 15:31)

Palabra clave: inmundo

Propósito: Establecer que los flujos humanos contaminan todo cuanto tocan. El propósito específico de este capítulo es llamar al pueblo de Dios a apartarse de todo aquello que lo contamina y que lo hace inmundo delante de Dios.

Teología: El pueblo de Dios está llamado a procurar la santidad en cada aspecto de la vida, por lo tanto, debe cuidar de no contaminarse.    

6. Ley del día de la expiación (Lv. 16)

Pasaje clave: Levítico 16:30

Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová. (Levítico 16:30)

Palabra clave: expiación

Explicación del término Azazel

El Diccionario Chávez asevera que Azazel “posiblemente significa "chivo que desaparece", siendo, según Símaco la combinación de עֵז y אָזֵל.  Otros lo derivan de una raíz que se conserva en el árabe: "eliminar", duplicada para indicar la eliminación total del pecado tras el ritual.[19] El Diccionario Strong señala que azazél proviene “de H5795 y H235; y significa “chivo de partida; chivo expiatorio”[20]. “The Complete WordStudy Dictionary” explica lo siguiente:

Un sustantivo masculino que se refiere a un chivo expiatorio. Se toma como una designación de la cabra sobre la cual fueron colocados los pecados de la nación, por lo tanto, un chivo expiatorio en el Día de la Expiación (Lv. 16:8; 16:10; 16:26). Otros sugieren que este es el nombre de un demonio del desierto.[21]

El sacrificio por la congregación conllevaba tomar dos machos cabríos para la expiación y un carnero para el holocausto (Lv. 16:5). Levítico 16:8, en la versión de la Biblia Reina Valera del 1960 podría ser confuso porque pareciera indicar que uno de los machos cabríos era ofrecido a Dios y el otro, a alguien llamado Azazel. Pero la suerte consistía en que uno de estos machos cabríos era sacrificado y el otro era soltado al desierto, luego de ser presentado a Jehová (Lv. 16:9 al 10).

Los dos machos cabríos representan dos aspectos de la obra de Cristo. El macho cabrío que era sacrificado, representa la ofrenda por el pecado en sustitución por el pueblo y el macho cabrío que era suelto en el desierto, representa lo que Dios hizo al alejar de nosotros todos nuestros pecados delante de él, por medio de la obra de Cristo. Los dos carneros representan la obra perfecta de Cristo, reconciliando a los hijos que Dios le dio, de una vez y para siempre.

Propósito: Este capítulo es a nuestro juicio el más importante en el libro de Levítico porque anticipa la obra redentora de Jesucristo. El hombre nacía impuro y, además, continuamente se contaminaba. De manera que estaba atrapado en una situación donde no había escapatoria. El hombre no alcanza la medida de la norma de la santidad establecida por Dios. Pero es aquí que se muestra la gracia de Dios para con el pueblo que separó por gracia para salvación en la eternidad.

El día anual de la expiación nacional, el sumo sacerdote constituido por Dios entraba en el lugar santísimo para expiar la totalidad de los pecados e iniquidades del pueblo. Esto tipificaba la obra de expiación de Cristo, como el cordero pascual inmolado desde antes de la fundación del mundo por amor de su pueblo escogido. Expiación que, una vez aceptada por Dios, traía la paz del pueblo elegido para con Dios, al quedar completamente justificado de todos y cada uno de sus pecados.

Segunda parte
Leyes sobre la santidad y la consagración a Jehová - Levítico 17 al 27

Bosquejo:

Levítico 17 al 20: La santidad en la vida cotidiana del pueblo

Levítico 21 al 25: La santidad de los sacerdotes y de las fiestas solemnes

Levítico 26 al 27: Las bendiciones de la obediencia y las consecuencias de la desobediencia

1. La santidad de la adoración a Dios (Lv. 17)

Pasajes clave:

Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades. (Levítico 17:7)
Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. (Levítico 17:11)

Frase clave: será cortado del pueblo (Lv. 17:4, 9, 10 y 14)

Propósito: El propósito de este capítulo es regular el que todos los sacrificios fueran ofrecidos únicamente a Jehová y, por lo tanto, que fueran traídos a la puerta del tabernáculo. En el mismo se establece que la sangre derramada en los sacrificios representa la vida y que como tal debe ser presentada solamente a Dios y nunca deberá ser ingerida. Cualquier sacrificio que no se ha ofrecido a Dios es un sacrificio a los demonios y el que lo lleve a cabo deberá ser cortado del pueblo.

Verdad teológica: En este pasaje vemos cómo los hombres tienden a establecer los cultos a su manera. Uno, que no se conforma a lo establecido por Dios. También se presenta la realidad de los demonios en los cultos paganos.  

2. La santidad del cuerpo (Lv. 18)

Pasajes clave:

Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros (Levítico 18:26)
Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 18:30)

Frase clave: no descubrirás la desnudez

Propósito: En este capítulo, Jehová hace consciente a su pueblo sobre diferentes costumbres sexuales paganas que Israel no debía practicar. Por causa de las mismas, Dios ya había desatado su juicio, siendo una de las más terribles, el sacrificio de niños a Moloc (Lv. 18:21).

Verdades teológicas: Aquí podemos ver con claridad que una de las tendencias pecaminosas común de la naturaleza caída es la tendencia a la inmoralidad o a la desviación del propósito establecido por Dios de la sexualidad. El pasaje presenta la santidad del cuerpo y de la relación sexual. De modo que el cuerpo debe ser cubierto y no ha de ser expuesto de manera sensual. La relación de intimidad sexual será exclusiva entre el varón y su esposa. Cualquier práctica sexual contra natura, como la homosexualidad, ha de ser considerada dentro del pueblo de Dios como una abominable, así como lo es a los ojos de Dios.

3. La santidad en las relaciones interpersonales (Lv. 19)

Pasajes clave:

Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios. (Levítico 19:2)
Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová. (Levítico 19:37)

Palabra clave: No (prohibiciones)

Propósito: El propósito de este capítulo es mostrar que la santidad del pueblo debe comenzar en el hogar. Que el respeto a los padres es demandado por Dios (Lv. 19:3). Que el culto a Dios y la santidad en las relaciones interpersonales comienzan en casa. Que la honra a los padres no finaliza cuando el hijo sale del hogar porque los ancianos deben ser honrados (Lv. 19:32). Que todo lo que incluye el amor al prójimo es demandado (Lv. 19:18). Que el cuerpo, por ser considerado santo, no debe ser marcado (Lv. 19:28). Que el día del Señor nunca debe ser profanado, ni olvidado. También se establecen leyes sobre el cultivo.

Verdades teológicas: La rebeldía de los hombres comienza en el hogar y se evidencia en todo lo que hacen, así como en el trato con su prójimo. Es preciso que seamos buenos mayordomos de todos los recursos que Dios provee (como la tierra y los animales). Se prohíbe la fornicación y la relación fuera del matrimonio (el adulterio). La justicia o rectitud en todo cuanto hacemos, así como en los negocios es demandada por Dios.

4. La santidad sexual (Lv. 20)

Pasajes clave:

Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.              (Levítico 20:7 al 8)
Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos. (Levítico 20:26)


Palabra clave: cualquiera (la ley aplica a todos)

Propósito: “Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación” (Levítico 20:23). Dios prohíbe el sacrificio de niños (Lv. 20:2 al 5), la práctica de magia o la consulta a adivinos (Lv. 20:6), así como un sinnúmero de prácticas sexuales pecaminosas, comenzando con el adulterio (Lv. 20:10). Toda la adoración debe ser únicamente a Jehová.

Verdades teológicas: Aquel que estando dentro del pueblo adorase a otro Dios u ofreciere sacrificio a algún otro, como a Moloc, deberá ser cortado del pueblo. La vida sexual tiene su lugar y propósito en la santidad del estado marital. El adulterio es considerado un pecado de muerte. Dios ha provisto el medio para la manifestación del amor en la relación sexual dentro del matrimonio. Toda relación sexual fuera del estado marital es pecado. La lujuria y toda pasión sexual contra natura, como la homosexualidad, deben ser eliminadas de su pueblo (Lv. 20:13). La maldición a cualquiera de los padres es un pecado capital (Lv. 20:9).

Continuará 

Bibliografía



[1] Gillis, C. (1991). El Antiguo Testamento: Un comentario sobre su historia y literatura, tomos I-V (1:319-320). El Paso, TX: Casa Bautista De Publicaciones.
[2] Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (112). Miami: Editorial Unilit.
[3] Gillis, C. (1991). El Antiguo Testamento: Un comentario sobre su historia y literatura, tomos I-V (1:320). El Paso, TX: Casa Bautista De Publicaciones.
[4] The Reformation Study Bible: English Standard Version. 2005 (R. C. Sproul, Ed.) (158). Orlando, FL; Lake Mary, FL: Ligonier Ministries.
[5] Ibid.
[6] The Reformation Study Bible: English Standard Version. 2005 (R. C. Sproul, Ed.) (1798). Orlando, FL; Lake Mary, FL: Ligonier Ministries.
[7] Pfeiffer, C. F. (1962). The Wycliffe Bible commentary: Old Testament (Lv 4.2). Chicago: Moody Press.
[8] Hughes, R. B., & Laney, J. C. (2001). Tyndale concise Bible commentary. Rev. ed. of: New Bible companion. 1990.; Includes index. The Tyndale reference library (46). Wheaton, Ill.: Tyndale House Publishers.
[9] Nuevo comentario ilustrado de la Biblia. 2003 (162). Nashville: Editorial Caribe.
[10] Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (118). Miami: Editorial Unilit.
[11] Gillis, C. (1991). El Antiguo Testamento: Un comentario sobre su historia y literatura, tomos I-V (1:323). El Paso, TX: Casa Bautista De Publicaciones.
[12] Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (118). Miami: Editorial Unilit.
[13] Nuevo comentario ilustrado de la Biblia. 2003 (165). Nashville: Editorial Caribe.
[14] Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (119). Miami: Editorial Unilit.
[15] Nuevo comentario ilustrado de la Biblia. 2003 (167). Nashville: Editorial Caribe.
[16] Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (120). Miami: Editorial Unilit.
[17] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (70). Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE.
[18] Calvin, J. (2002; 2002). Calvin's Commentaries (Lv 12.1). Galaxie Software.
[19] Diccionario de hebreo bíblico, de Moisés Chávez. Editorial Mundo Hispano, 1997.
[20] Diccionario Strong de palabras hebreas, arameas y griegas del Antiguo y Nuevo Testamento, de James Strong. Editorial Caribe, 2002.
[21] The Complete Word Study Dictionary. AMG International, Inc., 1993.

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