EL CRISTIANISMO ES UNA CAMISA DE FUERZA
(ANÁLISIS DEL TERCER CAPÍTULO DEL LIBRO DE
“THE REASON FOR GOD” DE TIMOTHY KELLER)
Por: Rev. Gilberto Rufat
Uno de los “slogans” que más se escucha en nuestro tiempo es, “cada uno
tiene el derecho de determinar qué es bueno para sí mismo.” Con ello,
se pretende establecer que cualquier intento por determinar lo que otros
deben o deberían hacer es sinónimo de coartar la libertad humana.
Keller señala que para algunas personas, la creencia en una verdad
absoluta es considerada como el enemigo principal de la libertad humana.
Desde esta perspectiva de la vida, la libertad significa que no hay
propósito por el cual fuimos creados, pues de haberlo, estaríamos
obligados a realizarlo y esto sería limitarnos. “Desde este punto de
vista, la libertad es libertad para crear tu propio significado y
propósito.” (pág. 36)
La verdad, señala Keller, es inviolable.
No obstante, los que objetan la existencia de una verdad absoluta
señalan que cuando alguien reclama tener la verdad, está tratando de
obtener poder y control sobre los demás. Lo interesante es que Keller
utiliza la base de su propio argumento, a fin de contestarles, indicando
que si todo reclamo de la verdad consiste en una forma de obtener poder
y control sobre los demás, por ende, la declaración de estos también
consiste en una forma de controlar y coartar la libertad de otros, ya
que lo establecen como una verdad.
¿En dónde reside entonces la libertad? La Biblia responde:
“…libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:18)
En un mundo que busca libertad, pero que la confunde con libertinaje y
como consecuencia de ello, termina en esclavitud, esta declaración
podría parecer una simple. Sin embargo, Pablo reconoce que sólo a través
de la esclavitud a Cristo (esto es la obediencia), puede disfrutar de
libertad. Equivocadamente, algunos conciben la libertad como el hacer
con su vida lo que les dé la gana o les parezca. De manera, que Pablo se
considera a sí mismo, como siervo de Jesucristo. La palabra siervo
implica una posición de sumisión, de obediencia, por ende, de
servidumbre. La palabra siervo del griego “doúlos” - significa esclavo,
literalmente o figurativamente, involuntario o voluntario, por lo tanto,
es utilizada en sentido calificativo para sujeción o subordinación. El
divino Creador nunca nos dio la opción de desobedecerle. De ahí, que la
obediencia no es sugerida en la Biblia, sino demandada. Por
consiguiente, el cristianismo no es una camisa de fuerza, sino la ruta
para vivir y disfrutar de la verdadera libertad, la que Dios da.
Bendiciones…
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