¿Enseña Génesis 12:7 que
el pacto de Dios con Abraham era exclusivo para los judíos?
por: Pastor Gilberto Rufat
Introducción
Introducción
La
escatología dispensacionalista pretribulacionista descansa totalmente en la
interpretación de la promesa dada a Abraham en Génesis 12:2-3 y 7. Según esta
interpretación escatológica, dicha promesa se sostiene en un pacto
incondicional de Dios hacia lo que hoy llamamos el pueblo de Israel. El
argumento utilizado es que Dios escogió a Israel como nación sobre las demás
naciones de la tierra. Por consiguiente, los seguidores de esta posición entienden
que todos los descendientes de Abraham en la carne son herederos e hijos de la
promesa hecha a Abraham.
El
problema con esta posición consiste en que su interpretación de Génesis 12:7
(Israel como el pueblo exclusivo de Dios), no es consistente con otros escritos
de la Biblia. Recordemos, que lo que llamamos la Biblia es la compilación de 66
libros reconocidos como divinamente inspirados. De manera, que para presentar
una interpretación como correcta debe tener congruencia, consistencia y
correspondencia con los demás escritos. Pues de no ser así, la Biblia entraría
en materia de contradicción y si entrara en materia de contradicción, habría la
sospecha de que no es de inspiración divina.
Una buena
hermenéutica no puede violar el principio de que la Escritura se interprete a
sí misma. Pretendemos demostrar que al menos tres cartas del Nuevo Testamento
refutan contundentemente la interpretación de exclusividad judía; la carta a
los Romanos, a los Gálatas y a los Efesios, respectivamente. Mostraremos
bíblicamente que el pueblo elegido por Dios se remonta a tiempos antes de
Abraham y que no se limita a Israel.
Problemas teológicos con la
carta a los Gálatas:
1- Gálatas 3:16 expone que la simiente
a quien fue hecha la promesa no fue a los hijos de Abraham, sino a Cristo.
Ahora bien, a Abraham
fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como
si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
(Gálatas 3:16)
Observe,
que Pablo llama la atención de los destinatarios hacia Génesis 12:7, que es interpretado
no como refiriéndose a las simientes en plural (a todos los descendientes de
Abraham), sino a la simiente en singular, Cristo.
Y pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar. (Génesis 3:15)
La
simiente en Génesis 3:15 es Cristo. Por lo tanto, Abraham recibió la
confirmación de aquella promesa de redención previamente anunciada después de
la caída (Gn. 3:15). La misma establecía que de la simiente de la mujer nacería
un varón que le aplastaría la cabeza a la serpiente, esto es, un Salvador.
2- Gálatas 3:16-17 enseña que
Abraham sería ejemplo de los que habrían de creer.
Así Abraham creyó a
Dios, y le fue contado por justicia. Sabed,
por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. (Gálatas
3:6-7)
Abraham
es presentado como ejemplo de cómo los herederos recibirían la promesa (por medio
de la fe) y no como el recipiente o el medio de tal promesa. La Escritura explícitamente
expone que Abraham no hizo nada para salvarse, pues servía a dioses extraños en
Ur de los caldeos (Gn. 11: 27-31).
dijo Josué a todo el
pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente
al otro lado del río, esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a
dioses extraños. Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo
traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac.
(Josué 24:2-3)
En
Romanos 4, Pablo toca este mismo punto cuando expone que Abraham no tenía nada de
qué gloriarse por su salvación.
¿Qué, pues, diremos
que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham
fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios.
Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó
Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. (Romanos 4:1-3)
Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia
de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos,
vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde
no hay ley, tampoco hay transgresión. Por
tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme
para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también
para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. (Romanos
4:13-16)
Pablo muestra
que Abraham fue justificado sin la ley, pues ésta como le fue dada a Moisés,
vino 430 años después (Gá. 3:17). Observe que nuevamente la Biblia demuestra que
todos los que creen (los de fe) son hijos de Abraham. No en el sentido de que
reciben alguna gracia o promesa a través de Abraham, pues ya Pablo presentó que
la simiente mediante la cual alcanzarían la promesa es Cristo (Gá. 3:16). Por
ende, Abraham es padre de todos los que creen y no de todos los descendientes
de Israel (Ro. 9:6-7). Sería una contradicción decir que Israel como nación,
habiendo rechazado y sentenciado a muerte a la simiente, la cual es el Cristo, pueda
salvarse.
Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos. (Hechos 4:12)
Los
pretribulacionistas dispensacionalistas tienen un enorme problema teológico con
la carta a los Gálatas, puesto que categóricamente aseveran que sólo los de fe
serán contados como herederos y no todos los nacidos de Abraham.
De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente
Abraham. Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas
las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por
la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y
la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),
para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los
gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu. (Gálatas 3:9-14)
3- Gálatas 3:8 enseña que la
Escritura mostró de antemano en Génesis 12:3 que los gentiles serían herederos
de la promesa hecha a Abraham.
Y la Escritura,
previendo que Dios había de justificar
por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham,
diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. (Gálatas 3:8)
Pablo
está haciendo referencia a Génesis 12:3.
Bendeciré a los que te
bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas
las familias de la tierra. (Génesis
12:3)
Si la
Biblia interpreta en Gálatas 3:8 a Génesis 12:3 no como una promesa exclusiva
para los judíos, sino para todos los que creerían de los gentiles, entonces, ¿cómo
pretenden algunos interpretar Génesis 12:3 de una manera diferente?
4- Gálatas 4:21-29 es una alegoría
que presenta que Dios tiene únicamente hijos mediante la promesa.
Decidme, los que
queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que
Abraham tuvo DOS HIJOS; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la
esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es
una alegoría, pues ESTAS MUJERES SON LOS DOS PACTOS; el uno proviene del monte
Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte
Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus
hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de
todos nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que
no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto;
Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido. Así que,
hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces
el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el
Espíritu, así también ahora. (Gálatas 4:21-29)
Dos
mujeres:
Las dos
mujeres de Abraham representan dos pactos; el pacto de la ley y el pacto de la
gracia. El pacto de la ley nunca tuvo como propósito salvar a nadie, pues su propósito
exclusivo era conducir a los elegidos a Cristo.
De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de
que fuésemos justificados por la fe. (Gá.
3:24).
Dos
hijos:
La
referencia a dos hijos es a los primeros dos primeros hijos de Abraham, no que
Dios tenga dos clases de hijos; los de la ley y los de la promesa. Éstos representan
a los que se pierden; los que no heredaron la promesa, los de la ley y los
hijos de la promesa; los hijos de la fe, los que heredan la promesa, esto es,
los que se salvan. Por cuanto la ley no produce hijos.
sabiendo que el hombre no es justificado por
las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos
creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las
obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
(Gálatas 2:16)
Y que por la ley ninguno se justifica para
con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley
no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
(Gálatas 3:11-12)
Porque cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. (Santiago 2:10)
Conclusión
de la Alegoría:
Mas ¿qué dice la
Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de
la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de
la esclava, sino de la libre. (Gálatas 4:30-31)
Mas
¿qué dice la Escritura? Que no existen dos pactos, por cuanto siempre ha habido
un sólo pacto, el de la promesa hecha a la simiente, la cual es Cristo (3:16).
Si
todos los hijos de Abraham fueran participantes de la promesa, entonces los
hijos de Agar también serían herederos de la promesa. Esto es contrario a la
explicación de la alegoría resultando en un problema y en una contradicción, pues
siendo así, los hijos de Ismael, los árabes, también serían herederos del
pacto.
Problemas teológicos con la
carta a los Romanos:
5- Romanos 4 expone que la razón
por la cual Abraham fue llamado a la fe siendo incircunciso, fue para mostrar de
antemano que éste también sería padre de los gentiles que creen.
¿Es, pues, esta
bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la
incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia.
¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la
incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y
recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo
estando aún incircunciso; para que fuese
padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la
fe les sea contada por justicia; y padre de la circuncisión, para
los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las
pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
(Romanos 4:9-12)
La
referencia a creyentes no circuncidados es una obvia y clara referencia a los
gentiles. De forma tal, que vemos una vez más, que Abraham sería el padre de
todos los que creen, no de todos de los que descienden de Israel.
6- Romanos 9:6-8 presenta con
toda claridad que únicamente los elegidos dentro de Israel como nación serían
salvos.
No que la palabra de
Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,
ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te
será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los
hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como
descendientes. (Romanos
9:6-8)
Pablo
testifica que la salvación siempre ha sido por gracia por medio de la fe, por la
cual siempre ha sido salvo un remanente.
Así también aun en
este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por
gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por
obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que
buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y
los demás fueron endurecidos.” (Romanos 11:5-7)
Sólo
los escogidos dentro de la nación de Israel participarían (Ro. 11:26) de la
promesa de salvación hecha a Abraham y no todos sus descendientes.
7- Romanos 11:11-24 enseña que
todos los elegidos (judíos o gentiles) forman parte de un mismo olivo.
Digo, pues: ¿Han
tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su
transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si
su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los
gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Porque a vosotros hablo, gentiles.
Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna
manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de
ellos. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su
admisión, sino vida de entre los muertos? Si las primicias son santas, también
lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues
si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, SIENDO OLIVO SILVESTRE, HAS
SIDO INJERTADO EN LUGAR DE ELLAS, Y HAS SIDO HECHO PARTICIPANTE DE LA RAÍZ Y DE
LA RICA SAVIA DEL OLIVO, NO TE JACTES CONTRA LAS RAMAS; Y SI TE JACTAS, SABE
QUE NO SUSTENTAS TÚ A LA RAÍZ, SINO LA RAÍZ A TI. Pues las ramas, dirás, fueron
desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron
desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme.
Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con
los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues
de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en
incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a
injertar. Porque si TÚ FUISTE CORTADO DEL QUE POR NATURALEZA ES OLIVO
SILVESTRE, Y CONTRA NATURALEZA FUISTE INJERTADO EN EL BUEN OLIVO, ¿cuánto más
éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
(Romanos 11:11-24)
Pablo
no presenta aquí la teología de reemplazo. Tampoco presenta que existan dos pactos,
por cuanto enseña que en el plan eterno de Dios unos entrarían primero a
salvación y luego otros, pero note que todos son injertados en mismo olivo, su
pueblo. Además, explícitamente dice que los que se salvan, según el plan de
Dios, son los de la fe. Por consiguiente, no existe tal cosa como que unos son
salvados por ser simplemente descendientes de Abraham (ser judíos), mientras
que otros lo son por creer en Jesucristo.
Problemas teológicos con la
carta a los Efesios:
8- Efesios 1:4 presenta que todos
los elegidos fueron escogidos antes de la fundación del mundo.
según NOS ESCOGIÓ EN
ÉL ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad. (Efesios 1:4-5)
La
carta a los Efesios elimina la división pretribulacionista de que Dios tiene
dos pueblos, aún cuando algunos quieran hacer malabares, para luego decir que
formarán un solo pueblo. Los elegidos son un solo pueblo, pero llamados dentro
del decreto de Dios a su debido tiempo (Ro. 11:30-36).
Efesios
1 enseña que todos los elegidos en Cristo (judíos o gentiles) son un solo
pueblo, la iglesia. Por lo tanto, es insostenible presentar que Dios tenga dos
pactos, pero que al final de la segunda venida de Jesucristo se unirán y
formarán un solo pueblo, tal y como un conocido pastor enseña.
y sometió todas las
cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a LA IGLESIA, LA
CUAL ES SU CUERPO, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (Efesios
1:22-23)
9- Efesios 2 confirma nuevamente
que en Cristo, judíos y gentiles son un solo pueblo.
Porque él es nuestra
paz, que DE AMBOS PUEBLOS HIZO UNO, derribando la pared intermedia de
separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, PARA CREAR EN SÍ MISMO DE LOS DOS UN SOLO Y NUEVO
HOMBRE, haciendo la paz, y mediante la cruz RECONCILIAR CON DIOS A AMBOS EN UN
SOLO CUERPO, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas
nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque
POR MEDIO DE ÉL LOS UNOS Y LOS OTROS TENEMOS ENTRADA POR UN MISMO ESPÍRITU AL
PADRE. Así que ya NO SOIS EXTRANJEROS NI ADVENEDIZOS, SINO CONCIUDADANOS DE LOS
SANTOS, Y MIEMBROS DE LA FAMILIA DE DIOS. (Efesios 2:14-19)
Efesios
2 se puede resumir de la siguiente manera:
1-
Judíos
y gentiles en Cristo forman un solo pueblo (v.14).
2-
Son
un solo hombre (v.15).
3-
Forman
parte de un mismo cuerpo (v.16).
4-
Tienen
entrada por un mismo Espíritu (v.18).
5-
Poseen
una misma ciudadanía (v.19).
6-
Son
parte de la misma familia de Dios (v.19).
7-
Son
edificados como templo santo en el Señor (v.20).
10- Efesios 3 revela que el plan
de salvación encerraba el misterio de que los gentiles serían coherederos y
miembros del mismo cuerpo y participantes de la misma promesa.
misterio
que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como
ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que
los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la
promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio (Efesios 3:5-6)
Dicho
misterio consiste en que los judíos y gentiles serían parte de un mismo cuerpo,
como lo confirma una y otra vez, el capítulo dos de Efesios.
Conclusión:
Concluimos
que la carta escrita a los Romanos, a los Gálatas y a los Efesios, elimina completamente
la idea de que Génesis 12:7 representa una promesa de exclusividad hacia los
judíos. También descarta la idea de que existan en la actualidad, dos pactos
simultáneos de salvación; uno para los judíos y otro para la iglesia. Ya que,
“…si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y
herederos según la promesa.” (Gálatas 3:29) La iglesia y sólo la iglesia es la
esposa del cordero, no la querida (Ap. 19:6; 21:1y 9; 22:17; Ef. 5:25-26 y 32).
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