lunes, 9 de noviembre de 2020

¿Qué pensáis del Cristo? - Mateo 22:41-46

 

Mensaje: ¿Qué pensáis del Cristo?

Base bíblica: Mateo 22:41-46

Introducción

En este punto durante la última semana del ministerio público de Jesús, este había sobrepasado todas las tentaciones provenientes de los saduceos, herodianos y fariseos.

Exposición del texto

Mateo 22:41-42a - "41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?"

En el pasaje de estudio, Jesús es quien les pregunta a los fariseos qué pensaban del Cristo. Es importante señalar que, el término Cristo no es otro nombre de Jesús, sino uno que lo identifica con su ministerio, por cuanto él es el Mesías o el Ungido que traería salvación a su pueblo. La pregunta directa de Jesús a estos fue la siguiente: ¿de quién es hijo?

Mateo 22:42b - "Le dijeron: De David".

La pregunta no era una difícil en la superficie como veremos. A diferencia de las preguntas de los fariseos, la pregunta de Jesús no tenía el propósito de ridiculizarlos. La misma tenía la intención de demostrarles que su interpretación era defectuosa y que no se ajustaba a lo revelado en las Escrituras.

Los fariseos le respondieron a Jesús que sería un hijo de David. Su respuesta era correcta en parte, ya que en cuanto a la carne, Jesús sería el cumplimiento de la promesa hecha por Dios a David.

12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. 17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. (2 Samuel 7:12-17)

Mateo 22:43-45 – "43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?"

La siguiente pregunta de Jesús a los fariseos toma como base la afirmación de estos a la pregunta, ¿de quién es hijo? La misma es un cuestionamiento a la contestación de los fariseos sobre "cómo David en el Espíritu le llama Señor" y si le llama Señor, entonces "¿cómo es su hijo?"

La segunda pregunta de Jesús a los fariseos supone la doctrina de la inspiración de las Escrituras recogida en la afirmación, "cómo David en el Espíritu le llama Señor". Jesús afirmó que aunque David era el autor del Salmo 110, lo había escrito bajo inspiración divina. Aunque Jesús les pregunta qué pensaban, no estaba buscando saber su opinión, sino saber de dónde partía la misma. Es importante que como cristianos nuestras creencias provengan del testimonio de las Escrituras. Es menester que cada creyente esté preparado para presentar defensa de lo que cree.

sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; (1 Pedro 3:15)

La pregunta de Jesús, ¿cómo David en el Espíritu le llama Señor?, está formulada sobre el Salmo 110:1.

Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. (Salmo 110:1)

La traducción del Salmo 110:1 difiere de la traducción que leemos en Mateo 22:44, la cual lee de la manera que sigue:

Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? (Mateo 22:44)

La discrepancia en la traducción de ambos pasajes reside en que los judíos en el primer siglo utilizaban la versión del Antiguo Testamento llamada la Septuaginta. En esta versión del Antiguo Testamento al griego, los judíos sustituyeron el nombre de Jehová por el de Señor. De modo que no se distingue en esta traducción del Antiguo Testamento que la conversación es entre Jehová y el Soberano que va a reinar a su diestra.

Los judíos habían interpretado el Salmo 110 como una afirmación de David hacia aquel heredero al trono que vendría de su linaje, según 2 Samuel 7:12-17. Sin embargo, Jesús les declara que no era posible que se tratara de una conversación entre David y su hijo, porque David nunca lo hubiera llamado Señor.  

En nuestra sociedad occidental es posible que no comprendamos lo aseverado por Jesús, porque los hijos llegan en muchas ocasiones a tener preeminencia sobre los padres. Hay padres que creen que su tarea es la de servirles a sus hijos, pero en las culturas orientales, los hijos nunca están por encima de los padres. El respeto hacia los ancianos y las personas mayores todavía prevalece en tales culturas.

Jesús buscaba que se dieran cuenta de que su interpretación era incorrecta, pues el Salmo 110 no trata de una conversación entre David y el futuro heredero al trono, sino que es una conversación entre Dios Padre y Dios Hijo, siendo el último quien sería el Señor o Soberano sobre todo y sobre todos.

Es preciso recordar que desde el inicio de Mateo 21, la autoridad de Jesucristo es cuestionada por los principales líderes religiosos judíos, quienes esperaban la llegada del Mesías, el cual vendría a ser el Señor. No obstante, estaban tan ciegos espiritualmente que no podían ver que Jesús era el Cristo, por esta causa, rechazaban su autoridad.

De la interpretación correcta del Salmo 110 vemos que Jesús no es solamente el Mesías, sino que es Dios el Hijo. De manera que, el Salmo 110 evidencia la doctrina trinitaria. Dios Padre está hablando con Dios Hijo y Dios Espíritu Santo es quien inspira a David, para declarar el Señorío de Jesucristo.  

El apóstol Pedro interpreta de la misma manera el Salmo 110 en su primer sermón el día de Pentecostés cuando afirma lo siguiente:

29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? (Hechos 2:29-37)

Se desprende de lo dicho por Pedro lo que vemos a continuación:

  1. Dios Espíritu Santo inspiró a David a escribir sobre el reinado mesiánico de Jesús.
  2. Dios Padre ha hecho a Dios Hijo Señor y Cristo.
  3. Jesús pondrá bajo sus pies a todos los que rechacen su señorío.

Algunos en la audiencia al escuchar la afirmación de Pedro, "se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?" (Hch. 2:37). La palabra de Dios siempre llevará a aquellos que en su gracia han de ser salvos, a arrepentirse de sus pecados y a ver en Jesús, al Salvador anunciado. Por otra parte, no es posible rechazar el señorío de Jesucristo y no recibir condenación.

Mateo 22:46 - "Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más".

Mateo recoge que los fariseos al escuchar la pregunta de Jesús no supieron cómo responder, así que callaron y ya no buscaron preguntarle nada más. En nuestro tiempo, los "fariseos nuevos" no se callan, continúan argumentando sin saber y preguntan cosas sin sentido, mientras parecen no darle importancia a la palabra de Dios que les es expuesta. Al menos, los fariseos en aquel momento callaron.

Conclusión

Dios Padre ha hecho a Dios Hijo soberano de todo, mientras que Dios Espíritu Santo lleva a los elegidos al arrepentimiento y a su sometimiento al reinado de Jesucristo. Ningún hombre puede hacer a Jesús Señor, por cuanto él lo es. Reconocemos su señorío o lo rechazamos y sobre esa base es que seremos justificados o condenados.

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