Mensaje: ¡Necios y ciegos!
Base bíblica: Mateo 23
Introducción
En Mateo 23, Jesús se dirige a sus discípulos y a su audiencia para señalar la hipocresía de los líderes religiosos de la ciudad de Jerusalén, quienes llevarían a la ciudad a la ruina. Es importante señalar que Mateo 23 debe interpretarse a la luz del contexto inmediato que comienza en Mateo 21, el que da inicio a los eventos de la última semana del ministerio de Jesús.
Jesús ya había señalado en la parábola de los labradores malvados (Mt. 21:33-46) que un juicio sin misericordia vendría sobre aquellos que se habían adueñado de la viña de su amo. Estos habían maltratado y dado muerte a todos los que les fueron enviados, pero sobre todo, este juicio vendría porque le dieron muerte al hijo amado del dueño de la viña, a Jesucristo.
En la parábola de la fiesta de bodas (Mt. 22:1-14), Jesús anuncia que la ciudad de Jerusalén sería invadida y destruida por fuego, por haber rechazado el evangelio del reino de los cielos al haber rechazado al Cristo, a Jesús.
Exposición del texto
Mateo 23 puede ser dividido en las siguientes tres partes:
1- La hipocresía religiosa de los escribas y fariseos (Mateo 23:1-12)
En este punto, Jesús afirma que si bien los escribas y fariseos eran hipócritas, por cuanto vivían una devoción o piedad falsa hacia Dios, no obstante, su impiedad no anulaba la veracidad de la cátedra de Moisés. Lo que se destaca aquí es que la falsedad de un grupo o de una persona no invalida la verdad del evangelio del reino porque la verdad proviene de Dios y no de los hombres.
Jesús señala que una piedad falsa a Dios termina distorsionando el evangelio en lo que vemos a continuación:
- La gracia de Dios se convierte en un sistema de obras (Mt. 23:4-5).
- La apariencia sobrepasa a la verdadera vivencia (Mt. 23:5).
- La búsqueda de reconocimiento es la norma y no el servicio a Dios (Mt. 6-12).
2- Los juicios que vendrían sobre los escribas y fariseos (Mateo 23:13-36)
Mateo señala siete juicios emitidos por Jesús contra los escribas y fariseos, a los que Jesús llamó hipócritas siete veces, ciegos cinco veces, insensatos, necios, asesinos de los profetas, serpientes y víboras una vez, puesto que eran hijos de la serpiente (Satanás).
De lo expuesto por Jesús a los escribas y fariseos se desprende lo que sigue:
- Los judíos no forman parte del reino de Dios por ser descendientes de Abraham.
- El arrepentimiento y la fe son necesarios para entrar al reino de los cielos.
- La necedad y la insensatez son características de los impíos.
- Los diezmos forman parte de nuestra adoración, pero también, la justicia y la santidad con la que vivimos.
- Lo bueno o malo debe ser juzgado por la Escritura.
- La santidad es importante para Dios, por consiguiente, lo es para sus hijos.
- Nuestro trato a los hermanos en la fe evidencia si somos creyentes verdaderos.
3- El juicio que vendría sobre la gran ciudad de Jerusalén (Mateo 23:37-39)
Jesús señaló que todo lo que había pronunciado en los juicios sobre los escribas y fariseos acontecería en el espacio de una generación, en la cual, la ciudad de Jerusalén también sería destruida (Mt. 23:36-39).
La escatología futurista altera el significado de lo dicho por Jesús, argumentando que la generación a la que Jesús se refería era a la generación inmediata a su segunda venida.
El problema con esta postura es que aunque muchos cristianos la han abrazado sin estudiarla, por otra parte, muchos de los académicos no comparten dicha interpretación porque la misma no puede ser defendida. ¿Por qué? Porque Jesús claramente les dijo a sus discípulos en Mateo 10:23 que ellos no habrían finalizado la encomienda de predicar el mensaje del evangelio del reino en Judea cuando Jesús regresaría en juicio.
Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre. (Mateo 10:23)
La venida del Hijo del Hombre en Mateo 10:23 es la misma venida del Hijo del Hombre descrita por Jesús en Mateo 24:30-34.
Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. (Mateo 24:30-34)
Es importante observar que el tiempo señalado por Jesús para el cumplimiento de todos los juicios señalados en Mateo 23:36 es el mismo que el expuesto por él en Mateo 24:34.
En Mateo 16:27-28, Jesús asevera que algunos de sus discípulos estarían vivos cuando él regresaría en juicio, lo que no es posible negar. De negar esta verdad, estaríamos diciendo que Jesús cometió un error de cálculo, es decir, que se equivocó, más aún que mintió.
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino. (Mateo 16:27-28)
Hemos visto que la venida del Hijo del Hombre debía suceder dentro del marco de tiempo de la vida de sus apóstoles y no después. De modo que es imposible interpretar la generación a la que Jesús se refiere como a una generación futura, sin que esto no sea usado por los opositores del evangelio como evidencia en contra de la inspiración de la Biblia y como un señalamiento de la falsedad de algunas de sus predicciones.
Conclusión
Concluimos que el juicio señalado por Jesús que acontecería en su generación ocurrió como fue profetizado, pues el templo fue destruido por los romanos en el año 70 d. C.. Este juicio es ejemplo y evidencia de que todos los muertos serán levantados en el día del juicio final, para ser juzgados por Dios.
El pasaje de estudio muestra que la apariencia de piedad sin la evidencia externa de una vida consagrada a Dios es pura hipocresía y que los hipócritas religiosos serán juzgados con severidad. Por consiguiente, es necesario que como creyentes nos cuidemos de no caer en la hipocresía religiosa y que nos dispongamos a vivir a la altura del llamamiento santo con el que hemos sido alcanzados.
Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat
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