¿Qué significa
amar?
Para contestar esta pregunta,
debemos primero contestar, ¿De dónde proviene el amor? El verdadero amor
proviene de Dios (1Jn. 4:8). Éste es evidenciado en las Sagradas Escrituras por
medio de la relación que existe entre las tres divinas personas de la Deidad;
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Entonces, ¿Qué significa amar?
En la Biblia, el amor no es un concepto
abstracto, pues está centrado en el marco de una relación. De la misma manera
en que existe amor entre la Trinidad, Dios desea que exista amor entre los
hombres. Por consiguiente, el amor no es una idea que uno se hace sobre otra
persona, sino el reconocimiento y la valorización de los demás. El amor es, por
lo tanto, un acto de la voluntad que busca el mayor bien de aquel a quien se dice
amar (1Co. 13:1-8). No es un estado de euforia o de emoción repentina y
pasajera.
Los mandamientos de Dios son
expresiones de su amor para con nosotros, al igual que su castigo o juicio. Pues,
si amar es consentir y tolerar, ¿para qué envió Dios a su Hijo a morir por
nuestro pecado?
El verdadero amor consiste no únicamente
en desear el bien, sino buscar evitar el mal del que se ama. Amamos cuando
hacemos el bien y cuando nos ocupamos en ayudar a otros a seguirlo. Desde un
punto de vista bíblico, amar comprende corregir, guiar y señalar lo que es
incorrecto porque se considera el dolor de otros y sus implicaciones como nuestro.
Nadie puede decir que ama a alguien
cuando le ve haciendo algo indebido y le dice, “No te preocupes, sigue adelante
con tu vida porque yo no te juzgo.” Dios nos ama y nos corrige y lo mismo
demanda de cada uno de nosotros. De ahí, que Dios desee entrar a nuestra vida
para cambiarla.
Hacerse de la vista larga o el
desentendido no es sinónimo de amor, sino de irresponsabilidad, negligencia y
falta de amor. Esto sería prolongar el problema o esperar a que se torne peor. Quien
no le corrige, no le ama, no importa cuán serio lo manifieste. Solamente aquel
que le confronta con sus malas decisiones y le corrige, le ama. El verdadero
amor persiste en lo que es debido para que a su tiempo pueda verse el fruto.
Ningún problema puede ser resuelto
desde la periferia. En otras palabras, de afuera, puesto que si se desea
resolverlo, se tiene que ir a la raíz del mismo. Por tal razón, Dios entró en
contacto con nosotros, pues se requería de una intervención directa por causa
de nuestro pecado. Dios nos ama tanto, que decidió hacer algo antes de la
fundación del mundo, al enviar a su Hijo en el cumplimiento de los tiempos para
rescatarnos de lo que sería un estado de perdición en vida y de perdición eterna.
Dios vio el mal e hizo algo que ninguno de nosotros podía hacer, dio a su Hijo
en rescate por los pecadores.
Quien consiente con su pecado,
conociendo de antemano los peligros y las consecuencias de sus acciones, no sólo
no le ama, sino que muestra y evidencia que no siente, ni padece por usted y
que posiblemente está en la misma condición suya.
El verdadero amor corrige, por eso
Dios le llama al arrepentimiento porque realmente le ama y quiere que usted venga
a la luz.
Pastor Gilberto Rufat
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