lunes, 6 de julio de 2020

Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse - Mateo 19:1-12


Mensaje: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse

Base bíblica: Mateo 19:1-12

1 Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán. 2 Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí. 3 Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? 4 Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. 7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8 Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. 9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. 10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. 11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mateo 19:1-12)

Introducción

Estando en la región de Judea, Jesús fue tentado por los fariseos con dos preguntas acerca del divorcio. La primera pregunta fue si le era lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa. La contestación de Jesús sería que antes de hablar de la disolución del estado marital, era necesario entender lo que las Sagradas Escrituras enseñan sobre el mismo. Acto seguido, afirmaría que el estado marital fue creado por Dios y que es la unión exclusiva entre un hombre y una mujer. Así que, Jesús finaliza estableciendo que lo que Dios unió no lo separarán los hombres.

La segunda pregunta de los fariseos fue un cuestionamiento del porqué entonces mandó Moisés dar carta de divorcio. Dicha pregunta suponía que Jesús había entrado en contradicción con la ley de Moisés. Jesús utiliza la ocasión para aclararles que el propósito de la ley del divorcio nunca fue cambiar el designio de Dios para el  matrimonio. Por consiguiente, establece que el uso ilegítimo de la ley del divorcio es considerado por Dios como un acto de adulterio. Los discípulos al escuchar la santidad del estado marital ante Dios expresaron lo siguiente:

Exposición del texto

Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. (Mateo 19:10)

A lo que Jesús les respondió lo que sigue:

…No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. (Mateo 19:11-12)

La declaración de los discípulos “no conviene casarse” muestra que poseían un concepto equivocado del matrimonio, por cuanto la Biblia afirma lo que vemos, a continuación:

El que halla esposa halla el bien, Y alcanza la benevolencia de Jehová. (Proverbios 18:22)

Es necesario conocer y tener claridad sobre qué significa el matrimonio antes de proceder o incursionar en él. La palabra de Dios declara que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer (Génesis 2:18). Que dicha unidad provee para que el hombre, como cabeza del hogar con la ayuda de su esposa (1 Corintios 11:3), cumpla con la tarea de ser un buen mayordomo de la creación de Dios y que pueda multiplicarse sobre la faz de la tierra, mediante hijos que deberán ser criados como imagen de Dios. Su propósito será vivir para la gloria del Rey (Génesis 1:27-28).

El hombre en su estado caído no busca servir a Dios ni busca servir a su prójimo. Este tiene la tendencia de servirse a sí mismo por medio de otros, esto es, que tiende a usar a otros para autosatisfacerse. Uno de los principales problemas en el matrimonio, normalmente, es ir al mismo con un corazón egoísta que busca principalmente cómo autocomplacerse y beneficiarse de la relación y no pensar en cómo juntos en sagrado matrimonio pueden glorificar a Dios.

La frase “No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado” indica que no todos los hombres serán capaces de vivir a la altura de lo que demanda el estado del pacto marital. Sin embargo, los creyentes deben obedecer la buena voluntad de Dios.

La soltería en los creyentes no debe ser una consecuencia directa del rechazo al compromiso y pacto marital. La soltería, como un rechazo al matrimonio, no librará a quienes optan por la misma del corazón pecaminoso que los llevó a huir del vínculo sagrado del matrimonio. Jesús indicó que decidir por no casarse no es una opción para todos. Jesús menciona tres razones por las cuales una persona estaría indispuesta para proceder al matrimonio. Habla de los eunucos que por razones biológicas no pueden cumplir con el deber conyugal, como aquellos siervos que eran castrados por sus amos, ya que tenían como encomienda proteger la intimidad del hogar de su señor y este quería asegurarse de que los tales no entraran en intimidad sexual con alguna de sus esposas o concubinas. También, habla de los eunucos que por razones sociales no ven la necesidad de entrar en el pacto marital y de los eunucos que por razón de sus circunstancias o de su trabajo deciden no entrar en una relación marital, pues no podrían cumplir con los deberes y las responsabilidades que estas acarrean (Mateo 19:11-12).

El rechazo del matrimonio, por aquellos que pueden casarse no es la solución. En primer lugar, porque el estado de continencia o el celibato no es de todos, sino de aquellos a quienes les es dado. Si el divorcio sin ninguna justificación real es adulterio delante de Dios, entonces el estado de soltería sin el don de continencia seguramente conducirá a muchos a la fornicación o a la autosatisfacción personal.

pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. (1 Corintios 7:9)

La Biblia enseña que la primera responsabilidad del casado es hacia su esposa. La ley libraba al hombre recién casado de tener que salir a la guerra por un año para que pudiera cumplir con su deber conyugal (Deuteronomio 24:5). De esto se desprende que de existir alguna circunstancia o razón que no le permitiera al casado cumplir con sus responsabilidades y con sus obligaciones maritales, entonces no debía, en tal circunstancia, casarse.  

La enseñanza de Jesús sobre el matrimonio no debe llevarnos, como a los discípulos en aquel momento, a no considerar el matrimonio, sino que debe conducirnos a tomar con sumo cuidado el mismo, por cuanto nos comprometemos delante de Dios. Por ende, es preciso considerar seriamente con quién lo habremos de cumplir. Sin duda alguna, una de las decisiones más trascendentales en la vida es con quién formaremos familia.

Uno de los deberes principales de los padres es preparar a los hijos para el matrimonio y llegado el tiempo, deben involucrarse en ayudarlos a escoger un buen cónyuge. La Biblia registra que esto fue lo que hizo Abraham para con su hijo Isaac. ¿Por qué? Porque Abraham estaba consciente de la importancia que tendría en la vida de Isaac la mujer que sería su esposa.

Veamos algunas verdades, principios y enseñanzas prácticas a seguir que del relato de la historia de la búsqueda de esposa para Isaac en Génesis 24 se desprenden.

1- Nunca considerar a un cónyuge inconverso

Abraham le dijo a su criado más avanzado en años y de mayor confianza, a quien le había juramentado por Dios, la búsqueda de una esposa para su hijo, lo que sigue:

y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;  (Génesis 24:3)

Las Escrituras establecen que los padres no deben dar a sus hijos en casamiento con inconversos.

1 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, 2 y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. 3 Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. 4 Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto. (Deuteronomio 7:1-4)

La razón es clara, “porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto”. Tristemente, este es uno de los mandatos más desobedecidos por los cristianos en nuestros días.

2- Orar buscando la dirección de Dios y confiando en que él nos guiará

El criado de Abraham tenía dudas de si podría cumplir con la encomienda de su señor, a lo que Abraham le dijo:
Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. (Génesis 24:7)

En cada aspecto de la vida debe estar Dios. El matrimonio no es una excepción. Es un deber cristiano buscar su dirección y confiar en que Dios sabe lo que es mejor para su pueblo. No obstante, la sociedad actual habla de confiar en el corazón, en el instinto y en los sentimientos, entre otros cuando la Biblia enfáticamente nos advierte sobre cuán engañoso es el corazón y perverso (Jeremías 17:9).

3- Tener expectativas claras de qué clase de persona buscar como esposo (a)

El criado de Abraham le pide confirmación a Dios sobre qué clase de mujer era la mejor para el hijo de su amo. Resalta el hecho de que no busca cuál es la más bonita o atractiva de las hijas de los varones de la ciudad que realizaban la tarea de buscar agua, sino que busca a la más humilde y servicial.

13 He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14 Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor. (Génesis 24:13-14)

Si bien es cierto que un creyente ha de contraer nupcias con otro creyente, según estipulado por Dios, no es menos cierto que también debe asegurarse de que en verdad lo sea. El cristiano busca crecer en el Señor y honrarlo en todo, por tal razón, es muy importante que la otra parte también lo desee.

4- Conocer la familia del prospecto cónyuge

Los jóvenes de hoy creen que únicamente se casan con el cónyuge y que la familia no tiene relevancia para ellos. La realidad es que la familia ciertamente pasa a tener una parte importante en la vida de los casados, para bien o para mal. Por este motivo, el criado le pregunta a Rebeca lo siguiente:

y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? (Génesis 24:23)

La familia es el medio seguro que Dios determinó para el crecimiento e instrucción de los hijos. Así que ver y considerar el contexto familiar en el que el futuro candidato ha vivido o vive es crucial. Es de conocimiento general que los seres humanos tienden a copiar lo que ven. Observar cómo se desarrollan las relaciones interpersonales entre el candidato y su familia permitirá conocer si existe respeto, cooperación y vida cristiana en el hogar, entre otros. ¿Cómo esperar que un hijo (a) que les falta el respeto a sus padres respete a otros? Si no coopera con las responsabilidades de su propio hogar, entonces ¿cómo esperar que coopere y ayude cuando formen un nuevo hogar?

 5- Ser claro con la persona desde el inicio 

Cuando llegaron al hogar de Rebeca, antes de deleitarse con la comida, el criado de Abraham puso el asunto que le había llevado hasta allí sobre la mesa. Las relaciones que no comienzan con un compromiso claro y con conversaciones serias sobre lo que se espera y se está dispuesto a dar son relaciones que descansan sobre fantasías que pronto se esfumarán y traerán conflictos. Lo que no se habla, no se corrige o no se busca llegar a un acuerdo desde el principio, rara vez se resolverá sin conflictos serios posteriormente. 

Y le pusieron delante qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él le dijo: Habla. (Génesis 24:33)

6- No forzar la relación

El hermano de Rebeca y su madre pensaron retener a Rebeca por diez días antes de enviarla con el criado de Abraham. El siervo de Abraham no estuvo de acuerdo, por lo que le preguntaron a Rebeca sobre su parecer. 

Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré. (Génesis 24:58)

Hay personas que se hacen de la idea de una determinada persona y fuerzan la relación. Lo que es de Dios se da en su tiempo y ocurre de manera natural, no forzada.

7- No se case solamente buscando amor, cásese buscando amar a alguien más que a usted

La narración de la historia presenta lo siguiente:

Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre. (Génesis 24:67)

Cuando las cosas son de Dios, él proveerá para que exista amor verdadero, tal y como lo presenta 1 Corintios 13.

4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1 Corintios 13:4-7)

La sana convivencia entre dos pecadores habituales por naturaleza únicamente puede ser lograda por la gracia de Dios. En Dios está todo lo que el creyente necesita para salir adelante. De modo que, mientras nuestro primer amor es a Dios, quien primero deberá poder evidenciar y disfrutar el mismo, debe ser nuestro cónyuge (1 Pedro 3:7).

Conclusión

Concluimos que el matrimonio provee el compañerismo que el hombre y la mujer necesitan (Génesis 2:18, 20). Que el mismo está basado en una relación de pacto ante Dios y de consagración y de exclusividad hacia el cónyuge (Malaquías 2:14-15). Que el matrimonio provee el medio seguro para la procreación de los hijos y para la sana convivencia de la sociedad (Génesis 1:27-28). Que es el deber de los padres guiar a los hijos a entender primeramente su necesidad de salvación y de enseñarlos y adiestrarlos en los aspectos básicos de la vida, para que estos puedan en un futuro formar una nueva familia, donde puedan trabajar juntos para la gloria de Dios (Deuteronomio 6:6-7).

Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat

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