lunes, 13 de julio de 2020

¿De quiénes es el reino de los cielos? - Mateo 19:13-15

Mensaje: ¿De quiénes es el reino de los cielos?

Pregunta de estudio:¿Establece Mateo 19:13-15 que el reino de los cielos es de todos los niños? De no ser así, ¿debemos entender que de la manera en la que se acercaban los niños a Jesús, sería la manera en la que se acercarían todos aquellos que heredarían el reino de los cielos

Propósito: Mostrar que Mateo 19:13-15 enseña que de la misma manera en que los niños se acercaban a Jesús, así se acercarían todos los que heredarían el reino de los cielos (Mateo 11:27).

Base bíblica: Mateo 19:13-15

13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. 14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. 15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí. (Mateo 19:13-15)
Introducción

Es de conocimiento general que en las iglesias presbiterianas, los padres cristianos presentan a sus hijos para ser bautizados. Que los mismos entienden el bautismo como el símbolo nuevo testamentario de lo que era la circuncisión de los niños en el antiguo pacto. Que el bautismo es realizado para introducir a los niños a la comunidad del pacto o la iglesia. Que no significa que los niños bautizados hayan sido elegidos para salvación por Dios, ya que eventualmente esto se mostrará por medio del arrepentimiento de sus pecados y de tornarse a la fe en Jesucristo para salvación.

En el libro “El Bautismo y el Nuevo Testamento” de Oscar Cullmann, este expone lo que sigue:

…no afirmaremos que la cuestión del bautismo infantil fue prevista por Jesús; ni que la Iglesia primitiva inventó la aparición de Marcos 10:13-16 para justificar el bautismo infantil. Por el contrario, creemos que la cuestión de esta práctica surgió cuando la tradición evangélica ya estaba arreglada, y estamos de acuerdo con G. Wohlenberg y J. Jeremías en que quienes transmitieron esta historia de la bendición de los niños querían recordar el recuerdo de cristianos de su tiempo, un acontecimiento por el cual podrían ser conducidos a una solución de la cuestión del bautismo infantil.[1] 
Las iglesias bautistas no practican el bautismo de infantes. Estos son únicamente presentados o dedicados a Dios por sus padres cristianos. Este acto es representativo del reconocimiento del mandato divino de educar a los hijos e instruirlos en los caminos del Señor. La razón para no bautizarlos radica en que se entiende que la Biblia establece que el bautismo es un mandato únicamente para aquellos que han sido alcanzados por Dios para salvación. Que el bautismo representa el acto a través del cual el nuevo creyente testifica públicamente haber muerto a sus pecados, mientras afirma, por otro lado, su compromiso de vivir para su Señor y Salvador Jesucristo.

No obstante, aunque no bautizan a los infantes, en muchas de sus congregaciones es común escuchar que los niños son herederos del reino de los cielos. Por lo tanto, que de estos morir van directamente al cielo, siendo recibidos por Jesús en sus brazos, de la misma manera que vemos en Mateo 19:13-15.

Un ejemplo de lo antes expresado, se halla en el Comentario Bíblico de William MacDonald sobre Mateo 19:13-15 cuando asevera lo siguiente:

…estas palabras de nuestro Señor responden a la pregunta: «¿Qué sucede con los niños que mueren antes que lleguen a la edad de la responsabilidad?». Jesús dijo: De los tales es el reino de los cielos.
A veces se emplea este pasaje para apoyar el bautismo de los niños para hacerlos miembros de Cristo y herederos del reino. Una lectura cuidadosa mostrará que los padres llevaron los hijos a Jesús, no al bautisterio. Mostrará que los niños eran ya poseedores del reino. Y mostrará que no hay en este pasaje ni una gota de agua.[2]
Los bautistas reformados en su “Confesión Bautista de Fe de 1689” postulan lo que vemos a continuación:

Los niños escogidos que mueren en la infancia son regenerados y salvados por Cristo por medio del Espíritu, quien obra cuándo, dónde y cómo quiere; así lo son también todas las personas escogidas que sean incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la Palabra.[3]
Exposición del texto

Es importante estudiar Mateo 19:13-15 en una visión sinóptica, esto es, que debemos considerar la narración paralela contenida en Marcos 10:13-16 y en Lucas 18:15-17, respectivamente.

13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.
 
Los discípulos no reprendieron a los niños, sino que reprendieron a los que intentaban acercarse a Jesús con ellos. El comentarista D. A. Carson en su comentario a Mateo señala lo siguiente:

Los discípulos "les reprendieron" (literalmente): tanto el contexto como los paralelismos sinópticos muestran que "ellos" se refieren, no a los niños, sino a "los que los trajeron" (NIV).[4] 
En cuanto a la razón por la cual los discípulos no les permitieron a los adultos acercarse a Jesús con los niños, es una de carácter especulativo, porque el pasaje nada habla sobre la razón. Únicamente podemos señalar que los tres evangelios recogen en su relato que los discípulos los reprendieron.

Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. (Marcos 10:13)

Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. (Lucas 18:15)
Algunos comentaristas bíblicos se apoyan en pasajes como Mateo 19:13-15 para argumentar a favor del bautismo de infantes. El comentarista bíblico William Hendriksen expone lo siguiente con relación a la disputa o controversia sobre la edad de los niños en dicho pasaje.

Hay quienes, basando su teoría en el hecho de que la palabra usada en el original y que se traduce “niños” en el Nuevo Testamento de ningún modo está confinada a los que son de corta edad (para probarlo, véanse Jn. 21:5; 1 Jn. 2:18; 3:7), creen que los que fueron traídos a Jesús eran niños de edad escolar o aún mayores. Sin embargo, Lc. 18:15 nos informa que estos “niñitos” eran verdaderamente “infantes”. Véase Lc. 1:44 (un bebé aún no nacido). Cf. 1 P. 2:2. Ellos, o por lo menos muchos de ellos, deben haber sido “llevados” a Jesús en brazos por sus padres.[5]
La razón por la que Hendriksen llega a la conclusión de que se trataba de infantes está basada en la palabra griega “bréfos” usada en Lucas 18:15, que significa infante (propiamente no nacido) literalmente o figurativamente: niñez, niño, criatura.

14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.

El relato del pasaje en el evangelio de Marcos muestra que Jesús se indignó con sus discípulos por impedirles a los adultos que se acercaran con los niños.

Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. (Marcos 10:14)
La expresión “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” debemos entenderla de dos maneras:

1- Como una corrección a los discípulos por su intromisión al respecto.

2- Como una lección por parte de Jesús a sus discípulos, acerca del aspecto soteriológico del reino de los cielos. Dicho de otra manera, de cómo se entra al reino de los cielos.

Debemos recordar que Jesús les había hablado de este aspecto del reino en Mateo 18.

…De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 18:3)
Jesús utiliza el momento para recordarles a sus discípulos sobre cómo se acercarían a él los que serían salvos. Jesús no les estaba enseñando que todos los niños son salvos mientras son niños (creencia que es muy común en círculos cristianos).

El evangelio de Marcos y el de Lucas clarifican que Jesús no se refería a que todos los niños por ser niños son herederos del reino de los cielos, sino que Jesús los estaba usando como un ejemplo de aquellos que heredarían el reino de los cielos.

De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. (Marcos 10:15)

De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él. (Lucas 18:17) 
El Dr. D. A. Carson en su comentario al evangelio de Mateo, expone lo que a nuestro juicio es la interpretación correcta de la expresión “porque de los tales es el reino de los cielos”.

Jesús no quiere que se impida a los niños pequeños venir a él, no porque el reino de los cielos les pertenezca, sino porque el reino de los cielos pertenece a los que son como ellos…[6]
Es una contradicción afirmar que todos los hombres por naturaleza nacen en un estado caído y a la vez decir que los niños son herederos del reino de los cielos. La pregunta que surge es la siguiente: ¿Si los hombres nacen en un estado caído y, por lo tanto, son destituidos de la gloria de Dios, entonces cómo los niños pueden ser herederos del reino de los cielos? Las dos premisas no pueden ser ciertas, así como una mujer no puede decir en un mismo momento en el tiempo, que está embarazada y que no lo está. Un ejemplo de tal contradicción lo encontramos en el siguiente comentario del teólogo William Hendriksen:

No debe escapar de nuestra atención el hecho de que el Señor considerara a estos pequeños como que estaban ya “en” el reino, que ya ahora eran miembros de su iglesia. Definitivamente no los consideró como “pequeños paganos”, que vivían fuera de la esfera de la salvación hasta que por un acto propio se “unieran a la iglesia”. Los consideraba como “simiente santa” (véase 1 Co. 7:14). Hay que recordar que los que llevaban a sus niños a Jesús deben haber tenido fe en él.[7]
Observe que según Hendriksen los niños no están perdidos, porque según él, Jesús enseña que los niños ya eran parte del reino de los cielos. La pregunta que debe contestar Hendriksen es ¿cuándo los niños pierden la salvación con la que nacen? Por otro lado, ¿cómo los niños pueden ser según Hendriksen parte de la iglesia, sin haberse arrepentido de sus pecados y sin venir a la fe en la obra de Jesucristo? Al parecer, la base del razonamiento de Hendriksen es que si los padres que trajeron a los niños eran cristianos, entonces según 1 Corintios 7:14, estos deben ser parte de la iglesia. Por consiguiente, cabe preguntarnos ¿dónde en 1 Corintios 7, Pablo enseña que los hijos de los creyentes son creyentes? Si el incrédulo no pasa a ser creyente por estar casado con un creyente, entonces ¿cómo lo serán los hijos? Es horrible ver la cantidad de contradicciones y adiciones al texto que no se desprenden del texto. Esta práctica se conoce como hacer eiségesis, esto es, colocar dentro del texto algo que no se desprende del mismo ni del contexto como si lo fuera.

15 Y habiendo puesto sobre ellos sus manos, se fue de allí.

En Mateo 19:15, Hendriksen vuelve a hacer otro comentario lamentable para un hombre de su calibre cuando afirma lo siguiente:

…se debe considerar bien fundada la doctrina que, puesto que los hijos de los creyentes pertenecen a la iglesia de Dios y a su pacto, el bautismo, el signo y sello de tal hecho, no se les debe impedir. En los años posteriores, a través de la instrucción de los padres, la bendición divina recibida anteriormente se convierte en un poderoso incentivo para la sincera entrega de todo corazón a Cristo en forma personal.

…así también se debe entender aquí (19:13–15) que los niños que en los años venideros rechazan al Señor y persisten en su incredulidad no son salvos.[8] 
La única doctrina bien fundamentada y que no entra en materia de contradicción con la doctrina de la salvación, es que de la única manera en la que alguno puede entrar al reino de los cielos es a través del nuevo nacimiento, esto es, de nacer de nuevo como nace un niño.

El apóstol Pedro enseña la doctrina del renacimiento en la salvación en los primeros dos capítulos de su primera carta.

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. (1 Pedro 1:23)

2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor. (1 Pedro 2:2-3)
Jesús le expuso a Nicodemo que era necesario nacer de nuevo para entrar al reino de los cielos, pero también le comunicó quién lleva a cabo esta obra y dónde.

3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (Juan 3:3-6)
Cuando Jesús dijo: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” estaba haciendo referencia a Ezequiel 36, a la doctrina del nuevo pacto, a lo que ocurriría en aquellos que a través del ministerio del Mesías serían salvos.

25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. 27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Ezequiel 36:25-27)
Lo que es aún más contradictorio en las afirmaciones de Hendriksen es que, luego de declarar que los niños no son paganos, que son simiente santa y miembros de la iglesia, afirma que “los niños que en los años venideros rechazan al Señor y persisten en su incredulidad no son salvos”. Dios nos libre de tal inconsistencia y contradicción teológica.

Conclusión 

Concluimos que el pasaje nada habla sobre el bautismo de los infantes, como es común escuchar desde muchos púlpitos. En el mismo, Jesús no enseña que los niños, por ser niños, son herederos del reino de los cielos. Jesús aprovecha la ocasión para enseñarles a sus discípulos, que únicamente aquellos que por la gracia de Dios vuelven a nacer de nuevo, como niños, entrarán al reino de los cielos. Por otro lado, les ratifica a los que los trajeron, que desde temprano se debe conducir a los niños a entender que solamente en Jesús está la vida, porque los mismos no son salvos, ni pasan a serlo por tener padres creyentes.

Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat

Notas

[1] Oscar Cullmann. Baptism in the New Testament (Posición en Kindle1204-1207). SCM Press. Edición de Kindle.
[2] William MacDonald. Comentario Bíblico de William MacDonald. Editorial CLIE, 1992.
[3] Confesión Bautista de Fe de 1689 (Posición en Kindle466-468). Edición de Kindle.
[4] D. A. Carson. Matthew (The Expositor's Bible Commentary) (Posición en Kindle13290-13291). Zondervan. Edición de Kindle.
[5] William Hendriksen. El Evangelio Según San Mateo (Posición en Kindle16821-16825). Libros Desafío. Edición de Kindle.
[6] D. A. Carson. Matthew (The Expositor's Bible Commentary) (Posición en Kindle13297-13299). Zondervan. Edición de Kindle.
[7] William Hendriksen. El Evangelio Según San Mateo (Posición en Kindle16851-16855). Libros Desafío. Edición de Kindle.
[8] Ibid.

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