¿Qué dice la Biblia
sobre los que causan divisiones y tropiezos?
“Mas os
ruego, hermanos, [que os fijéis]
en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros
habéis aprendido, y [que os apartéis]
de ellos.” (Romanos 16:17)
Introducción
Hoy como en
los primeros años de la era cristiana, la iglesia se enfrenta al peligro del
espíritu de la época, el sincretismo religioso. Éste es un “sistema filosófico
que trata de conciliar doctrinas diferentes.” (DRAE)
En Romanos
16:17, podemos observar que ya en el primer siglo los creyentes estaban
apercibidos de que no existían nuevas doctrinas ni debían permitirlas.
Pablo expone
dos mandamientos importantes contra los opositores del evangelio. Primero, el
deber y la responsabilidad de la iglesia de reconocer a los que causan
divisiones y tropiezos, al enseñar doctrinas contrarias a las enseñadas por los
apóstoles. Segundo, el deber de exponerlos y apartarse de ellos.
“Un poco de
levadura leuda toda la masa.” (Gá. 5:9)
1- Que os fijéis en
los que causan divisiones y tropiezos
El término fijéis del griego “skopeo (σκοπέω,
G4648), significa mirar a, contemplar. Está relacionado con “skopos” que
representa una marca, blanco o meta. Se usa metafóricamente de mirar, y se
traduce «os fijéis» en Ro. 16:17, de una advertencia en contra de aquellos que
provocan divisiones.” (Diccionario Vine)
El avance y
alcance del evangelio en el primer siglo aglomeró personas con diferentes
trasfondos culturales y religiosos. La diversidad, aunque podía enriquecer la
iglesia, traía de la mano el peligro de que algunos interpretaran el evangelio
según sus creencias y cultura. Lamentablemente, muchas personas buscaban un
sistema de creencias en el cual pudieran combinar diferentes ideas y no una religión
verdadera (Col. 2:8-10).
En nuestros
días, para muchos la idea de una religión verdadera es en sí misma ofensiva.
Por ende, no debemos sorprendernos si queriendo hacer la voluntad de Dios,
hallamos oposición, pues siempre la ha habido y la habrá. Cada vez que usted se
levante a edificar los muros, se levantarán los Sambalat y los Tobías como en
el tiempo de Nehemías (Neh. 2:10; 4:1).
No obstante,
habrá otro tipo de oposición no tan evidente, la cual es la más peligrosa. ¿Por
qué? Porque habrá hombres con apariencia de piedad (2Tm. 3:5). En otras
palabras, hombres que tendrían fachada de espiritualidad. Por tal razón, Pablo le
dice a los creyentes que debían estar alertas. Como dijera Ireneo de Lyon:
“El
error nunca se presenta en toda su desnuda crudeza, a fin de que no se le
descubra. Antes bien se viste elegantemente, para que los incautos crean que es
más verdadero que la verdad misma.”
El diablo
tratará de obstaculizar la obra de Dios. Su plan consiste en tratar de detener
el progreso, debido a que no puede impedir la obra final de Dios. Por otro
lado, nuestro deber consiste, como el del apóstol Pablo, en mantenernos firmes
en la tarea del ministerio, centrados en la palabra de Dios, tal y cual nos ha
sido conferida y en someternos al control del Espíritu Santo. En la verdadera Iglesia
de Cristo no debería haber cabida para interpretaciones privadas (2P. 1:20). En
todo caso, según Pablo le expresó a los Gálatas, sea anatema quien posea la
osadía de reinterpretar o cambiar el mensaje de la palabra de Dios (Gá. 1:8-9).
Los cristianos tenemos únicamente un marco de referencia, la palabra profética
más segura, como dijera el apóstol Pedro (2P. 1:19).
2- que os apartéis
de ellos
La expresión
apartéis del griego “ekklino
tiene el significado de apartarse de, volverse de; literalmente doblarse fuera
de (ek, afuera; klino, doblar). Se usa de la condición pecaminosa de la
humanidad en Ro. 3:12; de apartarse de aquellos que provocan disensiones y
escándalos en Ro. 16:17; de apartarse del mal en 1P. 3:11.” (Diccionario Vine)
En la
actualidad, un sinnúmero de líderes religiosos trata de cuajar movimientos
ecuménicos dispuestos a cambiar los principios o rudimentos del evangelio, en aras
de una falsa unidad. El énfasis en la Escritura no es unirnos, pues eso
únicamente es logrado por medio del Espíritu de Dios (1Co. 12:13). El enfoque
es a no permitir que personas o grupos con agendas personales traigan desunión
al cuerpo de Cristo (Ef. 4:3).
La verdadera unidad proviene de Cristo y se
fundamente en la palabra de Dios, no en acuerdos humanos, lo demás es, pura
hipocresía religiosa. No debemos tener principios livianos o
ligeros. A los cristianos nos toca moldearnos a su palabra y no ajustarla a
nosotros. Lo primero, sirve a la obra de Dios. Lo segundo, al trabajo del
diablo y sus secuaces. Éste no está lejos de la iglesia y puede observarse
dentro, a través de sus agentes de corrupción, los cuales sirven y apelan a los
sentidos, a lo sensual, de manera que los ingenuos no puedan ver la diferencia
entre servir a Dios y buscar servirse de él.
“Porque
tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios
vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los
ingenuos.” (Romanos 1:18)
Conclusión
La madurez
como creyentes es esencial y requerida por el Señor y la militancia en su
palabra, un mandato. No caiga en las artimañas del error. El amor no es una
excusa para no enfrentar a los falsos maestros y opositores del evangelio.
Tenemos la responsabilidad de velar y de proteger el cuerpo de Cristo.
“Cualquiera
que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que
persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno
viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le
digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas
obras.” (2Jn. 9-11)
Bendiciones.
Pastor
Gilberto Rufat
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