lunes, 8 de agosto de 2016

¿En lo que juzgo a otro, me condeno a mí mismo? - Romanos 2:1



¿En lo que juzgo a otro, me condeno a mí mismo?


Base bíblica

“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues [en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo]; porque tú que juzgas haces lo mismo.” (Romanos 2:1)


INTRODUCCIÓN

Emitir juicios morales es parte de la naturaleza y de la realidad humana. Los sistemas de derecho y ley en el mundo son evidencia de ello. Sin embargo, debemos preguntarnos, ¿sobre qué base moral emitimos juicios? ¿De dónde surge la moral? ¿Es la moral un valor adquirido y condicionado a nuestro estado o al tiempo en el que vivimos? ¿Es la moral algo relativo o absoluto? ¿Pudo la ley moral proceder de la naturaleza de los hombres o tiene un dador externo a ellos?

Independientemente de cuál sea en este momento nuestra posición, la realidad es que todos juzgamos. El término juzgas utilizado por Pablo proviene de la palabra griega “krino”, la cual hace referencia a distinguir, elegir, dar una opinión acerca de, juzgar. Denota en ciertas ocasiones condenar. (Diccionario Vine)


aspectos a considerar al juzgar a otros

La carta a los Romanos expone que debemos tener cuidado al emitir juicios sobre nuestros hermanos en la fe y más si se trata de un asunto relacionado con su salvación. Pablo se expresa de la manera siguiente:

“¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.” (Romanos 14:4)

A continuación, varias razones que debemos tener presentes al juzgar:
 
1- Nuestro juicio es limitado.

2- Nosotros no somos la norma ni el estándar, sino Dios.

3- Somos llamados a tener misericordia.

4- La Biblia enseña que de tener que hacer algún señalamiento debemos proceder con espíritu de mansedumbre.

5- Todo proceso de confrontación, corrección o disciplina, debe ser ejercido con el fin de restaurar y nunca con el deseo de destruir o de humillar.


La Moral y la existencia de Dios

La realidad universal de una base moral es un fuerte argumento sobre la existencia de Dios. El ser humano todavía en su estado caído muestra en sí mismo que ha sido objeto de la creación de Dios al juzgar a otros sobre una base moral que él mismo viola. Por lo tanto, a pregunta a hacernos es ¿cómo puede el hombre ser el autor de algo que él mismo viola, circunstancialmente rechaza, pero que a la vez utiliza cuando le conviene?

El hecho de que los seres humanos emitamos juicios implica una base moral. En otras palabras, que al hacerlo evidenciamos tener una valoración, un estándar o un punto de referencia sobre lo bueno y lo malo. Toda base moral tiene un autor o un dador. ¿Podría ser el propio hombre el autor de una ley que no puede cumplir por su incapacidad pecaminosa y la que a su vez, le condena? La respuesta es negativa porque el deseo del hombre en su estado caído es vivir sin ley.


Somos culpables

Es irónico y contradictorio que juzguemos a otros con la misma base moral con la que nos rebelamos contra Dios, siendo éste el autor de la ley, la cual emana de su propia naturaleza. Es necesario señalar, que al emitir juicio no solamente hacemos uso de una base moral, sino que mostramos conocimiento sobre lo que está mal, lo que nos hace claramente culpables ante Dios. Por cuanto demostramos que no somos ignorantes de la realidad del mal al ver el pecado en otros. La Biblia enseña que seremos juzgados de acuerdo con la misma base moral con la que juzgamos a otros.

“Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:2-5)


Conclusión

Los seres humanos no tenemos excusa delante de Dios, pues él nos creó con una conciencia moral. Dios nos dio una mente para juzgar sobre dicha base moral para que no fueran las emociones, el instinto, ni las pasiones, entre otras, las que nos condujeran, sino su eterna e inmutable sabiduría.

“He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.” (Eclesiastés 7:29)

Nunca olvidemos que en lo que juzgamos a otros, nos condenamos a nosotros mismos; porque nosotros que juzgamos hacemos lo mismo.

Bendiciones.

Pastor Gilberto Rufat

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