¿Es la fe presentada en Efesios
2:8 como un don de Dios?
Por: Pastor Gilberto
Rufat
La fe es presentada en Efesios 2 como un don de la
misericordia de Dios (Ef. 2:4), lo que nada tiene que ver con el calvinismo, pues
tiene que ver con exégesis. El estado del hombre sin Dios es descrito como uno
de muerte. La muerte es el estado natural de los desobedientes (Ef. 2:2) o de
los hijos de ira (Ef. 2:3). En dicho estado, los hombres son presentados como
esclavos de sus deseos, voluntad y pensamientos (Ef. 2:3).
aun [estando nosotros muertos] en pecados, [nos dio vida] juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él [nos resucitó], y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. (Efesios 2:5-6)
Por consiguiente, el estado de muerte en el que estos se
encuentran no es presentado como una hipérbole en Efesios 2:1 y 5, sino como la
triste realidad del hombre sin Dios. De ahí, que la salvación sea presentada como
una resurrección. Ésta es un milagro, no una obra de cooperación entre el
hombre y Dios.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. (Ef. 2:8)
¿Qué es lo único entre la gracia y la fe en Efesios
2:8, que jamás podrá ser atribuido al hombre? La gracia. Pablo no se refiere a
la gracia como el don otorgado, aunque ciertamente la gracia también puede ser
clasificada como un don de Dios, se refiere a la fe. La gracia en la salvación
siempre será un acto de Dios, pero la fe es el medio por el cual la recibimos.
Por ende, la fe es el don otorgado por Dios, a modo de que los elegidos reciban
lo que Dios les concedió en la eternidad. Algunos, erróneamente enseñan que la
fe es una disposición de la voluntad del hombre. La Biblia enseña con toda
claridad que la carne en su estado pecaminoso no puede abrazar las cosas del
Espíritu, a no ser que Dios mismo intervenga.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Ro. 8:7-8)
De modo, que la fe no es de todos, sino de aquellos
a quien Dios eligió. Pablo dice categóricamente, que los que participan
de la obra de la salvación, lo hacen, porque Dios lo preparó o determinó de
antemano. La salvación le pertenece a Dios, no a los hombres.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales [Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas]. (Efesios 2:10)
Conclusión:
¿Es la fe en Efesios 2:8 un don de Dios? SÍ. Efesios 2:8 responde
a Efesios 1. El propósito de Efesios 2 es precisar cómo los elegidos serían
llamados a salvación, algo, que Dios determinó antes de la fundación del mundo (Efesios
1:4-5).
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