jueves, 22 de diciembre de 2016
lunes, 12 de diciembre de 2016
¿Existe evidencia histórica de que Los Judíos cristianos huyeron de Jerusalén antes de la destrucción del templo?
¿Existe evidencia HISTÓRICA de que Los
Judíos cristianos huyeron de JERUSALÉN antes de la destrucción del templo?
“Pero más terrible aún que esto fue lo siguiente: un
tal Jesús, hijo de Ananías, un campesino de clase humilde, cuatro años antes de
la guerra, cuando la ciudad se hallaba en una paz y prosperidad importante,
vino a la fiesta, en la que todos acostumbran a levantar tiendas en honor de
Dios, y de pronto se puso a gritar en el Templo: «Voz de Oriente, voz de
Occidente, voz de los cuatro vientos, voz que va contra Jerusalén y contra el
Templo, voz contra los recién casados y contra las recién casadas, voz contra
todo el pueblo». Iba por todas las calles vociferando estas palabras de día y
de noche. Algunos ciudadanos notables se irritaron ante estos malos augurios,
apresaron a Jesús y le dieron en castigo muchos golpes. Pero él, sin decir nada
en su propio favor y sin hacer ninguna petición en privado a los que le
atormentaban, seguía dando los mismos gritos que antes. Las autoridades judías,
al pensar que la actuación de este hombre tenía un origen sobrenatural, lo que
realmente así era, lo condujeron ante el gobernador romano. Allí, despellejado
a latigazos hasta los huesos, no hizo ninguna súplica ni lloró, sino que a cada
golpe respondía con la voz más luctuosa que podía: «¡ Ay de ti Jerusalén!».
Cuando Albino, que era el gobernador, le preguntó quién era, de dónde venía y
por qué gritaba aquellas palabras, el individuo no dio ningún tipo de
respuesta, sino que no dejó de emitir su lamento sobre la ciudad, hasta que
Albino juzgó que estaba loco y lo dejó libre. Antes de llegar el momento de la
guerra Jesús no se acercó a ninguno de los ciudadanos ni se le vio hablar con
nadie, sino que cada día, como si practicara una oración, emitía su queja: «¡
Ay de ti Jerusalén!». No maldecía a los que le golpeaban diariamente ni
bendecía a los que le daban de comer: a todos les daba en respuesta el funesto
presagio. Gritaba en especial durante las fiestas. Después de repetir esto
durante siete años y cinco meses, no perdió su voz ni se cansó. Finalmente,
cuando la ciudad fue sitiada, vio el cumplimiento de su augurio y cesó en sus
lamentos. Pues, cuando se hallaba haciendo un recorrido por la muralla, gritó
con una voz penetrante: «¡ Ay de ti, de nuevo, ciudad, pueblo y Templo!». Y
para acabar añadió: «¡ Ay también de mí!», en el momento en que una piedra,
lanzada por una balista, le golpeó y al punto lo mató. Así entregó su alma,
mientras aún emitía aquellos presagios.”[1]
Los creyentes judíos huyen a Pella
Ahora bien, los judíos, después de la ascensión de
nuestro Salvador, culminaron su crimen contra él con la concepción de
innumerables maquinaciones contra sus apóstoles. El primero fue Esteban, al
cual aniquilaron con piedras; luego Jacobo, hijo de Zebedeo y hermano de Juan,
que fue decapitado; y finalmente Jacobo, el que fue escogido en primer lugar
para el trono episcopal de Jerusalén, después de la Ascensión de nuestro
Salvador, y que murió del modo mencionado. Todos los demás apóstoles fueron
amenazados de muerte con innumerables maquinaciones, y fueron expulsados de
Judea y se dirigieron a todas las naciones para la enseñanza del mensaje con el
poder de Cristo, que les había dicho: «Id, y haced discípulos a todas las
naciones».
Además de éstos,
también el pueblo de la iglesia de Jerusalén recibió el mandato de cambiar de
ciudad antes de la guerra y de vivir en otra ciudad de Perea (la que llaman
Pella), por un oráculo transmitido por revelación a los notables de aquel
lugar. Así pues, habiendo emigrado a ella desde Jerusalén los que creían en
Cristo, como si los hombres santos hubiesen dejado enteramente la metrópoli real
de los judíos y toda Judea, la justicia de Dios vino sobre los judíos por el
ultraje al que sometieron a Cristo y a sus apóstoles, e hizo desaparecer
totalmente de entre los hombres aquella generación impía.
En los relatos que escribió Josefo se describen con
toda exactitud los males que en ese momento sobrevinieron a todo el pueblo
judío en todo lugar; cómo principalmente los habitantes de Judea fueron
agobiados hasta el extremo de las desgracias; cuántos miles de jóvenes y de
mujeres, juntamente con sus niños, cayeron a espada, por hambre y por muchos
otros tipos de muerte; cuántos y cuáles ciudades de Judea fueron sitiadas; cuán
grandes desgracias, y más que desgracias, presenciaron los que fueron en su
huida a Jerusalén, ya que era la metrópoli más fuerte; el desarrollo de la
guerra y lo que tuvo lugar en ella en cada momento; y, finalmente, cómo la abominación desoladora que
proclamaron los profetas se asentó en el mismo templo de Dios, en gran manera
notable antiguamente; y entonces sufrió todo tipo de destrucción hasta su
desaparición final por el fuego.
Merece la pena señalar que el mismo autor estima que
los procedentes de toda Judea, se apiñaron en los días de la fiesta de la
Pascua, en Jerusalén, como en una prisión, usando sus propias palabras, fueron
alrededor de tres millones.
Era preciso, pues, en los mismos días en los que
habían llevados cabo la Pasión del Cristo de Dios, bienhechor y Salvador de
todos, que, como encerrados en una prisión, recibieran el azote que les daba
alcance viniendo de la justicia Divina.
Así pues, dejando aparte los acontecimientos que les
sobrevinieron y cuántas veces fueron entregados a espada o de diversos modos,
sólo me ha parecido oportuno mostrar las desgracias originadas por el hombre, a
fin de que los que obtengan este escrito vean, parcialmente, cómo les daba
alcance al poco tiempo el castigo procedente de Dios por causa de su crimen
cometido en contra del Cristo de Dios.[2]
Pastor Gilberto Miguel Rufat
[1] Josefo, Flavio. La guerra de los judíos. Libros IV-VII (Biblioteca Clásica Gredos)
(Spanish Edition) (Kindle Locations 5233-5234). Gredos.
Kindle Edition.
[2] De Cesarea, Eusebio. Historia Eclesiástica: Tomo completo de la Historia
Eclesiástica (Spanish Edition) (Kindle Location 2014). Unknown. Kindle Edition.
miércoles, 9 de noviembre de 2016
20 Objeciones al Milenialismo Dispensacionalista Pretribulacionista
20 objeciones al milenialismo dispensacionalista Pretribulacionista
Por: Pastor Gilberto Miguel Rufat
El Milenio, una vez concluida la segunda venida de Jesucristo, según la posición de estudio presenta diferentes problemas teológicos y contradicciones de las cuales las siguientes son las más serias:
1) El Milenio, una vez concluida la segunda venida de Jesucristo, según la posición de estudio presenta un problema teológico, ya que termina con un Rey sin reino. En otras palabras, uno que debe esperar hasta el periodo milenial para reinar.
El problema con este punto es que el libro de Daniel expone que con la llegada del Mesías y su muerte (Dn. 9:26), se daría inicio al reino de los santos el cual nunca acabaría (Dn. 2:44; 7:19-27). El Mesías es la piedra que derribaría la imagen de los reinos de Daniel 2:35. En Daniel, el reino es recibido por Jesucristo, el Mesías, en su ascensión al cielo luego de su obra mesiánica (Dn. 7:13-14).
2) El Milenio, una vez concluida la segunda venida de Jesucristo, según la posición de estudio representa una clara contradicción al mensaje de Juan el Bautista (Mt. 3:1) y a las propias palabras de Jesús (Mr. 1:14-15; Mt. 4:17).
sábado, 29 de octubre de 2016
24 Objeciones al Dispensacionalismo Pretribulacionista
24 objeciones al
Dispensacionalismo pretribulacionista
¿Qué enseña el dispensacionalismo
pretribulacionista?
Según el libro “For Zion’s Sake” de Paul Richard Wilkinson, las ocho
claves del cristianismo sionista, partidarios del dispensacionalismo
pretribulacionista lo son:
1- Una clara distinción entre Israel y la iglesia
2- El rapto de la iglesia en cualquier momento
3- El retorno de los judíos a su tierra
4- La construcción del tercer templo
5- La llegada del Anticristo
6- Un periodo de siete años de tribulación
7- La salvación nacional de todos los judíos
8- El retorno de Cristo a Jerusalén
La escatología dispensacionalista pretribulacionista descansa
totalmente en la interpretación de la promesa dada a Abraham en Génesis 12:2-3
y 7. Según esta interpretación escatológica, dicha promesa se sostiene en un
pacto incondicional de Dios a lo que hoy llamamos el pueblo de Israel. El
argumento utilizado es que Dios escogió a Israel como nación sobre las demás
naciones de la tierra. Por consiguiente, los seguidores de esta posición
entienden que todos los descendientes de Abraham en la carne son herederos e
hijos de la promesa hecha a Abraham.
El problema con esta posición consiste en que su interpretación de
Génesis 12:7 (Israel como el pueblo exclusivo de Dios) no es consistente con
otros escritos de la Biblia. Recordemos, que lo que llamamos la Biblia es la
compilación de 66 libros reconocidos como divinamente inspirados. De manera que
para presentar una interpretación como correcta debe tener congruencia,
consistencia y correspondencia con los demás escritos. Pues de no ser así, la
Biblia entraría en materia de contradicción y por tal razón no se le atribuiría
inspiración divina.
Una buena hermenéutica no puede violar el principio de que la Escritura
se interprete a sí misma. Presentaremos 24 refutaciones al dispensacionalismo pretribulacionista en tan solo cuatro
cartas del Nuevo Testamento. También mostraremos bíblicamente que el pueblo
elegido por Dios se remonta a la eternidad, mucho antes que Dios llamase a
Abraham y que no se limita a Israel como nación, sino que comprende a todos los
elegidos o aquellos que serán salvos.
jueves, 6 de octubre de 2016
SE ENTREGÓ POR TODOS NOSOTROS - ROMANOS 8:31-32
1- DIOS NO
ESCATIMÓ EN NADA PARA SALVARNOS.
Es común escuchar sobre el secuestro de personas por quienes a cambio de su libertad se pide una cantidad sustancial de dinero. Podemos ver a los familiares en la búsqueda del dinero para su rescate. También podemos ver su dolor y sufrimiento.
Existe una gran diferencia entre la situación presentada y la situación en la que se encuentran los hombres frente a Dios. A diferencia del secuestrado, nadie fuera del hombre podría recatarlo de su condición. ¿Por qué? Porque todos los hombres se encuentran en la misma condición de pecado ante Dios, por cuanto TODOS HAN SIDO SECUESTRADOS POR EL PECADO (Romanos 3:23).
Ningún ser humano merece ser rescatado, por cuanto no es bueno (Romanos 3:10-18). Siendo ésta nuestra condición humana, el único que puede hacer algo por nosotros es irónicamente aquel contra el cual nos rebelamos, Dios. Sin embargo, es justamente aquí en donde se expresa el más grande amor.
Es común escuchar sobre el secuestro de personas por quienes a cambio de su libertad se pide una cantidad sustancial de dinero. Podemos ver a los familiares en la búsqueda del dinero para su rescate. También podemos ver su dolor y sufrimiento.
Existe una gran diferencia entre la situación presentada y la situación en la que se encuentran los hombres frente a Dios. A diferencia del secuestrado, nadie fuera del hombre podría recatarlo de su condición. ¿Por qué? Porque todos los hombres se encuentran en la misma condición de pecado ante Dios, por cuanto TODOS HAN SIDO SECUESTRADOS POR EL PECADO (Romanos 3:23).
Ningún ser humano merece ser rescatado, por cuanto no es bueno (Romanos 3:10-18). Siendo ésta nuestra condición humana, el único que puede hacer algo por nosotros es irónicamente aquel contra el cual nos rebelamos, Dios. Sin embargo, es justamente aquí en donde se expresa el más grande amor.
2- DIOS ENTREGÓ
A SU PROPIO HIJO.
¿Se ha detenido a pensar cuál fue el precio pagado por nuestro rescate? El precio consistió en que Dios mismo entregara a su unigénito Hijo por nosotros. ¿Estaría dispuesto a sacrificar la vida de su único hijo para rescatar la vida de alguien que no lo merece? Estoy seguro de que una mayoría no lo haría.
¿Se ha detenido a pensar cuál fue el precio pagado por nuestro rescate? El precio consistió en que Dios mismo entregara a su unigénito Hijo por nosotros. ¿Estaría dispuesto a sacrificar la vida de su único hijo para rescatar la vida de alguien que no lo merece? Estoy seguro de que una mayoría no lo haría.
Si alguna vez
se pregunta, cuánto Dios le ama, debería serle suficiente el hecho de que Dios
no escatimara en nada para dar a su Hijo para rescatarle del pecado y de la
muerte en la que se encontraba. La Biblia lo presenta de la siguiente manera:
“Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:7-8)
“Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:7-8)
Para que Dios
pudiera rescatarnos, tenía que pagar nuestra deuda; una producto de nuestro
pecado. Su Hijo tendría que encarnarse, vivir una vida sin pecado y morir en
sustitución de aquellos que serían salvados. En la cruz, Dios tendría que desatar
su ira y satisfacer su justicia, para que pudiésemos ser rescatados (salvados).
3- EL PROVEERÁ PARA LAS DEMÁS COSAS.
Dios vio de antemano, previo a la creación, que nos rebelaríamos. No obstante, Dios decidió amarnos en el principio o en la eternidad en Cristo (Efesios 1:4-5). Sin la manifestación de su bondad para con nosotros en amor, estaríamos perdidos y sin esperanza de salvación.
Pablo presenta
el siguiente argumento inspirado por el Espíritu Santo. Si Dios entregó a su
Hijo como paga por nuestro rescate, entonces, ¿por qué dudar de que Dios
proveerá para las demás cosas de la vida? El argumento gira en torno a que la
muerte vicaria del Hijo en la cruz es la mayor evidencia del amor de Dios y de su
cuidado para con nosotros.
Ninguno de nosotros debería dudar jamás del cuidado de Dios; aunque la verdad es que en ocasiones, como Juan el Bautista, humanamente nos turbamos y dudamos.
Ninguno de nosotros debería dudar jamás del cuidado de Dios; aunque la verdad es que en ocasiones, como Juan el Bautista, humanamente nos turbamos y dudamos.
CONCLUSIÓN
No existe mayor evidencia de la provisión de Dios para los creyentes que el recate de su condición de pecado. No debe existir duda de la inmensidad de su amor, por cuanto decidiera entregar a su propio Hijo por nosotros. Por consiguiente, debemos aprender a confiar en Dios y no en nosotros mismos.
Pablo expresó la seguridad en la provisión y el amor de Dios para con sus hijos en la siguiente afirmación, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Filipenses 4:19-20)
Bendiciones.
Pastor Gilberto Rufat
No existe mayor evidencia de la provisión de Dios para los creyentes que el recate de su condición de pecado. No debe existir duda de la inmensidad de su amor, por cuanto decidiera entregar a su propio Hijo por nosotros. Por consiguiente, debemos aprender a confiar en Dios y no en nosotros mismos.
Pablo expresó la seguridad en la provisión y el amor de Dios para con sus hijos en la siguiente afirmación, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Filipenses 4:19-20)
Bendiciones.
Pastor Gilberto Rufat
lunes, 26 de septiembre de 2016
jueves, 22 de septiembre de 2016
¿Enseña Romanos 11:26-27 que todo Israel será salvo?
¿Enseña Romanos 11:26-27 que todo
Israel será salvo?
Base bíblica
“y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá
de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto
con ellos, Cuando yo quite sus pecados”. (Ro. 11:26-27)
Introducción
¿Enseña Romanos 11:26 que todo Israel (como nación) será
salvo? En este artículo expondré y sostendré por qué la contestación es NO. A
modo de probar lo antes expuesto, es necesario el interpretar Romanos 11:26-27,
dentro del contexto de toda carta. Por lo tanto, presentaré los argumentos en
contra de la interpretación de que todo Israel será salvo. He aquí algunas
consideraciones importantes:
1-
Romanos 2 enseña que únicamente es judío el
que lo es interiormente.
“Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la
circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que
lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en
letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.” (Romanos
2:28-29)
Romanos 2:28 y 29 son de gran importancia para la
comprensión de quiénes son parte del pueblo de Dios. Desde mediados del
capítulo uno de la carta a los Romanos, hasta los versículos finales del
capítulo dos, Pablo muestra que no existe diferencia entre judíos y gentiles en
cuanto al pecado y a la salvación se refiere. Ambos comparten una misma
naturaleza pecaminosa y necesitan ser salvos a través del evangelio de
Jesucristo (Ro 1:16-17). El apóstol establece que ser judío, lo que para estos
era sinónimo de pertenecer al pueblo del pacto, no tiene que ver con tener
ascendencia judía. Esto cambiaba lo que significaba para los judíos ser judío.
Pablo presentará a través de la carta a os Romanos que existe un Israel dentro
de Israel. Esto es, un Israel espiritual, los escogidos, los de fe y uno
nacional.
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