¿Existen profetas en la
actualidad?
por: Pastor Gilberto
Rufat
La contestación es NO. ¿Por qué?
1-
Porque la Biblia registra que Jesús dijo que la
ley y los profetas fueron hasta Juan (el Bautista). Siendo éste, el último
profeta previamente anunciado por algunos de los profetas del Antiguo
Testamento (Isaías 40:3-5; Malaquías 3:1-2; 4:5-6).
“La ley y los profetas eran hasta
Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por
entrar en él.” (Lucas 16:16)
2-
Porque los judíos no reconocieron voz profética
después de Malaquías.
“Entonces los judíos le dijeron:
Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices:
El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.” (Juan 8:52)
3-
Porque el libro de los Hechos presenta que los
judíos creyentes eran hijos de los profetas del pasado.
“Vosotros sois los hijos de los
profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En
tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.” (Hch. 3:25)
4- Porque
la Biblia claramente enseña que la iglesia debe ser fundamentada únicamente
sobre la enseñanza de los apóstoles escogidos por Cristo y los escritos de los profetas
del Antiguo Testamento. El fundamento se pone o se coloca una sola vez y sobre
él se edifica, no se vuelve a colocar otro fundamento.
“edificados sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo.” (Efesios 2:20)
5-
Porque los apóstoles dirigieron a la iglesia
hacia la palabra profética más segura no hacia nuevos profetas.
“Tenemos también la palabra
profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero
de la mañana salga en vuestros corazones.” (2Pedro 1:19)
6-
Porque los profetas reconocidos como divinamente
inspirados fueron los del Antiguo Testamento.
“porque nunca la profecía fue
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo
inspirados por el Espíritu Santo.” (2Pedro 1:)
7-
Porque la Biblia establece que la máxima
revelación o palabra de Dios para la iglesia es la de su propio Hijo
Jesucristo.
“Dios, habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo, y por quien asimismo hizo el universo.”(Hebreos 1:1-2)
8-
Porque la Biblia registra que el mensaje
revelado por Dios a través de los profetas del Antiguo Testamento, las
enseñanzas de Jesús y la predicación de los apóstoles no puede ser
cambiado.
“Estoy maravillado de que tan
pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir
un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que
os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun
nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que
os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también
ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis
recibido, sea anatema.” (Gálatas 1:6-9)
9-
Porque los apóstoles de la iglesia nunca
nombraron nuevos apóstoles fuera de Matatías en sustitución de Judas (Hechos 1:16-26)
y del llamado de Jesús a Pablo (1Corintios 15:8-10), así como nunca
reconocieron nuevos profetas como los del Antiguo Testamento.
10- Porque
ninguno de los autores del Nuevo Testamento citó alguna profecía de ningún otro
profeta que no fuera de los antiguo testamentarios.
11- Porque
el Canon del Nuevo Testamento se cerró hace siglos. Por ende, ¿por qué
necesitaríamos profetas hoy, si ya tenemos la revelación completa de Dios?
12- Porque
ninguno de los padres de la iglesia, así como tampoco por siglos en la historia
de la iglesia se reconoció a nuevos profetas o apóstoles.
Conclusión
Es muy probable que algunos
confundan el don de profecía del Nuevo Testamento con la tarea o el ministerio
del profeta en el Antiguo Testamento. El don de profecía, según el contexto del
Nuevo Testamento nada tiene que ver con nuevas revelaciones, sino con la
proclamación y la enseñanza de la palabra previamente escrita. Por tal razón,
los que profetizan en el Nuevo Testamento, estaban sujetos a los profetas del Antiguo
Testamento y se demanda que su profecía o mensaje sea examinado o juzgado (1Co.
14:29).
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