“segunda venida o Rapto Secreto”
Por: Pastor Gilberto
Rufat
Base Bíblica: 1 Tesalonicenses 4:16-17
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
Comentario:
El contexto inmediato de la primera carta a los Tesalonicenses
4:16-17 está centrado no en un “rapto secreto”, sino en responder una
interrogante que tenían los tesalonicenses, referente a qué sucedería con los creyentes
que ya habían fallecido. ¿Se perderían de las bendiciones de la Segunda Venida
de Cristo? Por otro lado, ¿los que estaban vivos irían delante de aquellos que
habían descansado en Cristo? Por consiguiente, el tema no era el “rapto”, sino
cuál sería el futuro de los que habían descansado en el Señor.
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.” (1Ts. 4:13).
El termino ignoréis “agnoeo” significa del griego no saber
(por falta de información o inteligencia); por implicación, desconocer, según
el Diccionario Strong. De la misma manera, el Diccionario Vine define “agnoeo”
como ser ignorante, desconocer. Pablo no quería que los tesalonicenses quedasen
en ignorancia sobre el destino de los que duermen en el Señor. El tema no era
la ignorancia sobre el “rapto”.
Es importante considerar que la iglesia que nació en
Tesalónica surgió en medio de un gran tribulación (1Ts. 1:6). Pablo había predicado
en la sinagoga durante tres días de reposo, en los cuales discutió con ellos;
declarando y exponiendo que era necesario conforme a las Escrituras, que el
Cristo padeciese y resucitase de los muertos; y que a Jesús, el Cristo era
quien él anunciaba (Hechos 17:1-3).
Es muy probable que debido al poco tiempo de discipulado es
posible que “los lectores pensaron que las personas que duermen (eso es,
aquellas de su grupo que ya habían muerto y otras que podrían morir) antes de
la segunda venida, permanecerían en sus tumbas y no participarían del evento.
Esto sugiere que no habían oído de la resurrección de los muertos (lo que no es
muy probable, ya que la resurrección de Jesús fue parte del evangelio
primitivo) o que no habían comprendido correctamente lo que les había sido
enseñado. Faltándoles este conocimiento pleno de la esperanza cristiana, eran
como los incrédulos, “sin esperanza y sin Dios” (Ef. 2:12)”. [1]
El apóstol explica lo que sucederá en la Segunda Venida de
la siguiente manera:
1- Jesús descenderá del cielo.
“Porque el Señor
mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá
del cielo…” (1Ts. 4:16)
El apóstol presenta que en el momento indicado del soberano
plan de Dios, Jesús descenderá para tomar dominio, como Rey de reyes y Señor de
señores.
“Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros
pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.” (Ro. 16:20)
2- En el descenso, Jesús
traerá a todos sus santos.
Pablo les había dicho ya, en el capítulo 3, que los santos
regresarían con Jesús:
“para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles
en santidad delante de Dios nuestro Padre, en
la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.” (1Ts. 3:13)
No solamente allí, sino que vuelve sobre ese mismo punto en
el capítulo 4.
“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que
durmieron en él.” (1Ts.4:14).
Siendo así, los creyentes no quedan en la tumba hasta el día
del juicio, sino que viven en la presencia del Señor. Sin embargo, algunos
enseñan que los muertos en Cristo descansan en la tumba hasta la resurrección
en la segunda venida de Jesucristo. La pregunta es, ¿vienen con Jesús o son levantados
en la segunda venida? Ambos eventos no son posibles al mismo tiempo. De modo,
que si interpretáramos 1Ts. 4:16 como que están muertos y son levantados,
tendríamos lo que parece ser una contradicción.
La siguiente porción de las Escrituras en Lucas 20:27-40 puede
traer gran luz sobre el tema de la resurrección.
“Llegando entonces algunos de los saduceos, los cuales
niegan haber resurrección, le preguntaron, diciendo: Maestro, Moisés
nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y no dejare
hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.
Hubo, pues, siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin hijos.
Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomó
el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. Finalmente
murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos
será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? Entonces respondiendo
Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento;
mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la
resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. Porque
no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al
ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han
de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al
Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios
no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. Respondiéndole
algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho. Y no
osaron preguntarle nada más.”
Luego de Jesús contestarles la pregunta de que había ciertamente
resurrección y de mostrarles que su pregunta partía de una premisa equivocada, les
presente que el cuerpo en la eternidad es uno diferente al terrenal, comparándolos
con los ángeles. Inmediatamente, les expone que Moisés habló de la
resurrección. “…Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al
Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” (Lc. 20:37).
Con ello, Jesús les estaba diciendo que Abraham, Isaac y Jacob no eran usados
como memoriales de hombres de Dios, sino como hombres vivos en su presencia. “Porque
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.” (Lc. 20:38).
El problema de los saduceos era que le daban mayor
importancia al cuerpo terrenal y olvidaban el alma o el espíritu, en donde yace
o está el ser (la personalidad de la persona). Salomón lo presenta de la
siguiente forma en Eclesiastés.
“¿Quién sabe que el
espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del
animal desciende abajo a la tierra?” (Ecl. 3:21)
“y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.” (Ecl.
12:7)
3- Los que descienden
con Jesús serán los primeros en recibir el cuerpo glorificado.
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
(1Ts. 4:16)
Si Jesús desciende con todos los santos que durmieron en él,
entonces, la resurrección que reciben no puede ser interpretada, como ser
levantados de las tumbas, por cuanto ya vienen con el Señor. De forma tal, que
la resurrección a la que Pablo hace referencia es a la transformación del cuerpo,
la cual es necesaria para vivir en la eternidad con Cristo, en el cielo y tierra
nueva, respectivamente.
En 1Co. 15, Pablo presenta esta verdad acerca del cuerpo glorificado
que recibirán todos los creyentes.
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra
en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra,
resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se
siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo
espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así
también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer
Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo
animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra,
terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el
terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los
celestiales. Y así como hemos
traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Pero esto digo, hermanos: que la
carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción
hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en
un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se
tocará la trompeta, y los muertos serán
resucitados incorruptibles, y nosotros
seremos transformados. Porque es necesario que esto
corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya
vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad,
entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en
victoria.” (1Co. 15:42-54)
La resurrección a la que Pablo está haciendo referencia es a
la investidura que recibirá el alma o como le llama Pablo, el grano desnudo, para
recibir un cuerpo inmortal que pueda participar de la eternidad.
“Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo
vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere
antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el
grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el
cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.” (1Co. 15:35-38)
Note, que el versículo dice claramente, que Dios no necesita
el cuerpo mortal para resucitarlo, pues lo que se siembra y recibe un nuevo
cuerpo es el grano desnudo (el alma o espíritu). Por lo tanto, es el espíritu lo
que será revestido para aquellos que durmieron en Cristo y transformado para
los creyentes que estén vivos en su venida.
“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una
está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que
también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros
también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando
la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” (Ro. 8:22-23)
4- Los que hayan
quedado hasta la segunda venida, también recibirán la transformación de su cuerpo,
además de ser juntados con los demás santos en el aire, para descender juntos a
la tierra con Jesús, el Señor.
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes para recibir al Señor en el aire…” (1Ts. 4:17)
“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.”(1Ts.
4:15).
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en
un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará
la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados.” (1Co. 15:51-52)
Tenemos confirmación de esta verdad en la carta a los
Filipenses.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que
sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual
puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” (Fil 3:20-21)
Como hemos visto, los primeros en recibir los cuerpos
glorificados serán los que ya partieron y luego, los que estén vivos en la
segunda venida serán transformados; esto es, recibirán cuerpos glorificados y
serán levantados para recibir al Señor en el aire y descenderán todos juntos para
recibir las glorias que vendrán tras la segunda venida, la nueva Jerusalén,
cielo nuevo y tierra nueva.
5- Comenzará la
eternidad para todos los elegidos con el Señor. (Ap. 21:1-5)
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire, y así estaremos siempre con el
Señor.” (1Ts. 4:17)
Lo que Pablo quería que los hermanos de Tesalónica
entendieran era que cuando Cristo regresara, traería con él a sus hermanos y
que todos los creyentes serían reunidos como pueblo, para estar siempre con el
Señor (Juan 20-21). Por ende, Pablo termina diciendo: “Por tanto, alentaos los
unos a los otros con estas palabras.” (1Ts. 4:18)
El libro de Apocalipsis no enseña que después de la segunda
venida comenzará el milenio, sino lo contrario, que el milenio precede a la
segunda venida de Cristo. Apocalipsis 20 finaliza con el juicio del gran trono
blanco, dando paso a la eternidad con el Señor y no al milenio (Ap. 21).
Conclusión:
El contexto del pasaje aclara que el tema principal sobre
1Ts. 4:16-17, no era ni es la doctrina del rapto. Por consiguiente, es un
eiségesis (imponerle al pasaje todo un cuento sobre un rapto secreto con siete
años de tribulación, donde la iglesia es rescatada, a fin de ser salvaguardada
de la ira de Dios). Concluimos, pues que 1Ts. 4:16-17 no enseña la doctrina del
rapto secreto, por cuanto:
1- En ningún lugar dice, que el evento será secreto, a menos
que creamos que la trompeta no emitirá sonido, lo que es absurdo.
2- En ningún lugar dice, que Cristo desciende para rescatar
la iglesia, sino que Cristo desciende para tomar lo que es suyo (2Ts. 1:7) y de
esa manera dar inicio a la eternidad.
3- En ningún lugar dice, que hay un espacio de siete años de
tribulación entre los arrebatados y la segunda venida, sino que da inicio al juicio
de Dios (2Ts. 1:8-10).
4- En ningún lugar dice, que luego de la segunda venida comienza
el milenio, puesto que la Biblia dice que se inicia el dominio absoluto del
Mesías junto con sus hijos, en la nueva Jerusalén (Ap.20).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.