domingo, 11 de enero de 2015

¿En dónde reside el poder de la Iglesia?



 Título del mensaje: ¿En dónde reside el poder de la Iglesia?

Base Bíblica: Hechos 1:1-8

Introducción

Hoy, nuestras iglesias siguen estrategias trazadas o establecidas por una convención, una asociación o un conocido líder religioso. Se busca crear todo tipo de planes y seguir agendas, pero es posible que algo ande mal, pues nada parece dar resultado. Llevamos a cabo conciertos, cultos especiales, dramas, películas, escuelas bíblicas de verano, en fin, todo tipo de actividad que parezca útil con el propósito de alcanzar y atraer a la gente. Sin embargo, sabemos que con todos estos esfuerzos, algo no anda como debe. ¿Será que no se trata de cómo atraer a la gente? En la búsqueda de retener a las personas, hemos terminado mundanalizando la iglesia o dicho de otra forma, contextualizándola. Me pregunto, si realmente todas estas cosas que consideramos importantes, realmente lo son.

Lo contradictorio e interesante de todo esto, es que los registros del Nuevo Testamento no hablan de iglesias grandes, medianas o pequeñas. Tampoco, de cómo tener ministerios exitosos. Ni tan siquiera se hace énfasis en que debemos crecer en número, sino en que el mensaje debe ser diseminado. Más bien, se nos dice que Dios añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (Hch. 2:47). En otras palabras, que el trabajo de la iglesia no era reclutar ni buscar miembros. El mensaje no se mercadeaba, se predicaba.

Por consiguiente, debemos examinar y ver cuáles fueron las directrices que siguieron los apóstoles, a fin de seguir el plan que Jesús les encargo acerca de su reino y así alejarnos de nuestras interpretaciones y especulaciones sobre dónde residía el poder de la iglesia en sus primeros días.

Siete verdades salen a relucir en los primeros ocho versículos:

(v.1) El poder de la iglesia residía en que los líderes habían sido discipulados. 
(v.2) El poder de la iglesia residía en que la iglesia no creaba líderes, sino que los reconocía.   
(v.3) El poder de la iglesia residía, no en creencias, sino en que sus líderes tenían convicciones. 
(v.4) El poder de la iglesia residía en la obediencia de sus líderes. 
(v.5) El poder de la iglesia residía en líderes llenos del Espíritu Santo.  
(v.6-7) El poder de la iglesia residía en que los líderes vivían con visión del reino. 
(v.8) El poder de la iglesia residía en el testimonio de sus líderes en todo lo que hacían.

Conclusión

El poder de cualquier iglesia siempre residirá en la genuinidad de sus feligreses, el discipulado de los mismos, la convicción que los guía, su obediencia, su humillación a la obra del Espíritu Santo, una visión y misión del reino de Dios y del testimonio vivencial de sus obreros en todas las áreas de la vida. Finalmente, será siempre la obra de Dios, aunque sea realizada por medio de hombres que él escogió y capacitó. Ninguna persona es o será añadida a la iglesia por el esfuerzo, la dedicación, la entrega y la pasión de sus líderes, sino por la soberanía de Dios.

“Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.” (Hechos 13:48)

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