Título del mensaje: ¿En dónde reside el poder de la
Iglesia?
Base Bíblica: Hechos
1:1-8
Introducción
Hoy, nuestras iglesias siguen estrategias trazadas o
establecidas por una convención, una asociación o un conocido líder religioso.
Se busca crear todo tipo de planes y seguir agendas, pero es posible que algo
ande mal, pues nada parece dar resultado. Llevamos a cabo conciertos, cultos
especiales, dramas, películas, escuelas bíblicas de verano, en fin, todo tipo
de actividad que parezca útil con el propósito de alcanzar y atraer a la gente.
Sin embargo, sabemos que con todos estos esfuerzos, algo no anda como debe. ¿Será
que no se trata de cómo atraer a la gente? En la búsqueda de retener a las
personas, hemos terminado mundanalizando la iglesia o dicho de otra forma,
contextualizándola. Me pregunto, si realmente todas estas cosas que
consideramos importantes, realmente lo son.
Lo contradictorio e interesante de todo esto, es que
los registros del Nuevo Testamento no hablan de iglesias grandes, medianas o
pequeñas. Tampoco, de cómo tener ministerios exitosos. Ni tan siquiera se hace
énfasis en que debemos crecer en número, sino en que el mensaje debe ser
diseminado. Más bien, se nos dice que Dios añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos (Hch. 2:47). En otras palabras, que el trabajo de la
iglesia no era reclutar ni buscar miembros. El mensaje no se mercadeaba, se
predicaba.
Por consiguiente, debemos examinar y ver cuáles
fueron las directrices que siguieron los apóstoles, a fin de seguir el plan que
Jesús les encargo acerca de su reino y así alejarnos de nuestras
interpretaciones y especulaciones sobre dónde residía el poder de la iglesia en
sus primeros días.
Siete verdades salen a relucir en los primeros ocho
versículos:
(v.2) El poder de la iglesia residía en que la iglesia no creaba líderes, sino que los reconocía.
(v.3) El poder de la iglesia residía, no en creencias, sino en que sus líderes tenían convicciones.
(v.4) El poder de la iglesia residía en la obediencia de sus líderes.
(v.5) El poder de la iglesia residía en líderes llenos del Espíritu Santo.
(v.6-7) El poder de la iglesia residía en que los líderes vivían con visión del reino.
(v.8) El poder de la iglesia residía en el testimonio de sus líderes en todo lo que hacían.
Conclusión
El poder de cualquier iglesia siempre residirá en la
genuinidad de sus feligreses, el discipulado de los mismos, la convicción que
los guía, su obediencia, su humillación a la obra del Espíritu Santo, una
visión y misión del reino de Dios y del testimonio vivencial de sus obreros en
todas las áreas de la vida. Finalmente, será siempre la obra de Dios, aunque
sea realizada por medio de hombres que él escogió y capacitó. Ninguna persona
es o será añadida a la iglesia por el esfuerzo, la dedicación, la entrega y la pasión
de sus líderes, sino por la soberanía de Dios.
“Los
gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron
todos los que estaban ordenados para vida eterna.” (Hechos 13:48)
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