La misma es una generación que oye o escucha con sus ojos y piensa o cree con sus emociones. En otras palabras, hace de sus emociones o sentimientos la verdad que tristemente conduce y da forma a sus acciones. No son dados al análisis profundo, a la búsqueda de la verdad, no parecen tener una mente crítica, pues no piensan en las consecuencias de sus actos, pero son altamente susceptibles a lo visual.
En realidad, la tecnología en sí misma no es mala, pero puede convertirse en un distractor, desorientador y destructor de toda relación interpersonal.
pastor Gilberto Rufat
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