¿Cómo sabemos que los 27 libros del Nuevo Testamento fueron inspirados por Dios?
Para responder a esta pregunta importante, es necesario establecer ciertas verdades que debemos tener presente.
1.
Los evangelios, libros o cartas del Nuevo Testamento viajaron
separadamente en algunos casos uno de otros. En otras palabras, fueron
dirigidas a iglesias o a sus líderes en determinados momentos.
2.
La creencia general es que los 27 libros del N. T. fueron escritos
antes del primer siglo. Por lo tanto, no podían ser colocados en la
Biblia antes de dicho periodo.
3.
La iglesia no seleccionó los libros que quiso, entre cientos de
estos, según algunos alegan, sino que reconoció cuáles eran divinamente
inspirados. A esto se le conoce como el Canon del Nuevo Testamento. La
palabra Canon significa vara de medir y representa los criterios que
serían considerados o evaluados sobre los libros que constituirían el
Canon oficial de la iglesia. Los tres criterios básicos para su
selección fueron los siguientes:
a. Autoría
El primer criterio de selección era que debía proceder de uno de los apóstoles o de alguno de los discípulos reconocidos por estos. La iglesia reconocía que los apóstoles eran voces autorizadas por Dios para la enseñanza o doctrina y corregir a la iglesia.
b. Doctrina
El segundo criterio a ser evaluado fue su contenido. Ningún libro que reclame inspiración divina puede entrar en contradicción con la palabra de Dios.
c. Aceptación
Fue considerado también como otro punto importante la aceptación o el reconocimiento de la autoridad de los mismos dentro de las iglesias.
El proceso de evaluación de los libros y su validación
De los 27 libros del Nuevo Testamento, solo 6 de estos no fueron escritos por uno de los apóstoles. Nos referimos a Marcos, Lucas, Hechos, Hebreos, Santiago y Judas. La iglesia reconoció el libro de Santiago porque fue reconocido por Pablo en 1 Corintios 15:7 como un testigo ocular de la resurrección de Cristo y también por ser considerado un apóstol. Las cartas de Santiago y Judas fueron aceptadas y reconocidas por la iglesia de inmediato porque eran en cuanto a la carne, medios hermanos de Jesús. Era conocido que Marcos fue discípulo de Pedro, por consiguiente, fue aceptado luego de su evaluación. Lucas fue reconocido como un discípulo y acompañante del apóstol Pablo en algunos de sus viajes misioneros. Además, en 1 Timoteo 5:18, cuando Pablo afirma “… No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario”, la última expresión “Digno es el obrero de su salario” es una referencia a Lucas 10:7, por lo que Pablo está validando el evangelio de Lucas. Por cuanto Hechos también fue escrito por Lucas, ambos fueron aceptados al pasar todos los criterios. El libro de Hebreos fue reconocido por los primeros creyentes como de autoría paulina, así que fue aceptado. De esta manera se constituyeron los 27 libros que forman el Nuevo Testamento.
¿Podemos estar seguros como cristianos de que tenemos un Nuevo Testamento fiable?
La contestación a esta pregunta conlleva cuatro elementos a considerar:
1- La providencia de Dios en la transmisión de su plan de redención
Del testimonio propio de las Escrituras se desprende que los libros
del A. T. como los del N. T. muestran un hilo conductor que entrelaza y
da testimonio del cumplimiento del soberano plan de Dios en Jesucristo.
2- El doble testimonio del Espíritu Santo
La
congruencia, consistencia, correlación y no contradicción entre los
libros del Nuevo Testamento muestran su inspiración divina. También nos
referimos al testimonio interno del Espíritu de Dios en el creyente, el
que Pablo destacó en 1 Corintios 2:11-16.
3- La revelación completa del Nuevo Testamento
Los
escritos del Nuevo Testamento rechazan cualquier enseñanza contraria a
la previamente establecida, más aún, afirman que no necesitamos ninguna
otra revelación, por tanto, tenemos todo el consejo de Dios que
necesitamos para la vida y la piedad.
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. (Judas 3)
Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. (Apocalipsis 22:18-19)
4- El testimonio de los padres de la iglesia
Los
libros que poseemos hoy, al igual que el Nuevo Testamento, fueron
citados como fuente de autoridad divina por los padres de la iglesia.
Aunque es cierto que existían algunas diferencias entre estos con
respecto de algunos libros que no formarían parte del Canon del Nuevo
Testamento, no obstante, estaban de acuerdo con los libros que conforman
el Nuevo Testamento.
¿Por qué no hay un listado temprano de los 27 libros del Nuevo Testamento?
Los escritos que forman parte del Nuevo Testamento fueron redactados en diferentes momentos del primer siglo a diferentes comunidades o personas en particular, de modo que sería posteriormente que se consolidarían en lo que hoy llamamos la Biblia. En los primeros años de la iglesia, la misma no se vio en la necesidad de realizar un Canon de la Biblia. Los 39 libros del A. T. ya habían sido establecidos por la propia comunidad judía al menos dos siglos antes de la llegada de Jesucristo.
El asunto que
propició el Canon de la Biblia fue provocado por el Canon de en el
segundo siglo. Recordemos que, siendo la mayoría de los autores del
Nuevo Testamento judíos, conocían con certeza los 39 libros del A. T.
que poseen nuestras Biblias. Además, veían una continuidad y
cumplimiento de los profetas del A. T. en los evangelios y demás
escritos del N. T. La acción de Marción provocó que personas como el
obispo de Sardis, Melito, alrededor del año 170 d. C. reafirmara el
listado de los libros del A. T., siendo parte del proceso que conduciría
al Canon.
El fragmento Muratoriano
fechado aproximadamente en el 140 d. C. muestra en latín una lista de
muchos de los libros que serían aceptados por la iglesia como de
autoridad divina. A principios del primer siglo Ireneo reconoció que la
iglesia tenía cuatro evangelios. El primer listado de los 27 libros del
Nuevo Testamento completo es del año 367 d. C. en un escrito de
Atanasio. En el año 397 d. C. en el Concilio de Cártago es que la
iglesia oriental y occidental ratificarían los libros que hoy tenemos en
nuestras Biblias evangélicas.
Aunque
presentamos un breve resumen que muestra el proceso de algunos años de
la elaboración del Canon de las Escrituras, no obstante, como creyentes
creemos que de la misma manera en la que Dios se aseguró de que los
autores del Nuevo Testamento escribieran su voluntad, creemos que Dios
guio a nuestros hermanos a reconocer como divinamente inspirados todos
los libros que conforman la Biblia.
Pastor Gilberto Miguel Rufat
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