Mensaje: La venida del Hijo del Hombre
Por: pastor Gilberto Miguel Rufat
Base bíblica: Mateo 16:27-28
27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de
su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. 28
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.
Introducción
En la región de
Cesarea de Filipo, Jesús aprovechó el tiempo de intimidad que ofrecía la región
gentil para asegurarse de que sus discípulos entendieran con claridad quién él
era, qué había venido a salvar y cómo lo haría.
La primera pregunta
sobre quién era Jesús fue respondida por Pedro, “Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente”. Con esta expresión, Pedro asevera que Jesús era el Mesías
prometido a la casa de David y que a su vez era el Hijo de Dios encarnado.
La segunda pregunta
relacionada con qué vino a hacer, se encuentra en la declaración de Jesús con
respecto a la iglesia que se levantaría sobre la declaración de Pedro. La
iglesia representa entonces, el cumplimiento de la promesa de un remanente que
sería salvo a través del ministerio del Mesías.
La tercera pregunta
en referencia a cómo salvaría a su pueblo fue revelada cuando Jesús les afirma
a sus discípulos que le era necesario padecer en manos del liderato religioso
de su tiempo, morir y levantarse de entre los muertos al tercer día. En otras
palabras, que la salvación del remanente profetizado sería a través del acto de
mediación y de expiación que Jesús alcanzaría para su pueblo por medio de su
muerte.
Mateo 16:27-28 ha
sido interpretado de las siguientes maneras:
1- Que el pasaje
tuvo cumplimiento en la transfiguración de Jesús.
2- Que el pasaje
tuvo cumplimiento en la diseminación del evangelio luego del día de
Pentecostés.
3- Que el pasaje
tuvo cumplimiento en la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C..
Ejemplos interpretativos
(William Barclay) Según nos transmite la frase Mateo, parece como si
Jesús hablara como si esperara que Su Segunda Venida tuviera lugar durante la
vida de algunos de los que Le estaban escuchando. Si fue eso lo que quiso
decir, y de la manera que nosotros lo entendemos, entonces Se equivocó.
Jesús está hablando
del poderoso obrar de Su Reino; y lo que Él dijo resultó divinamente cierto.
Había algunos allí presentes que habían de ver la venida del Espíritu el día de
Pentecostés.[1]
(R. T. France) Seis días después (una conexión de tiempo
inusualmente precisa en Mateo, que sugiere un enlace deliberado de los dos
perícopas 16:24–28 y 17:1–8) solo tres (“algunos”) de aquellos que escucharon
las palabras de Jesús en 16:28 fueron testigos de una 'visión' (17:9) de Jesús
en la gloria celestial. Esta fue una experiencia única otorgada solo a esos
tres; El resto de los Doce no verían nada de eso antes de morir.[2]
(Adam Clarke) Esto parece referirse a Dn. 7:13-14…Este fue el
glorioso reino mediador que Jesucristo estaba a punto de establecer, por la
destrucción de la nación judía y la política, y la difusión de su Evangelio por
todo el mundo. Si se toman las palabras en este sentido, los ángeles o
mensajeros pueden significar los apóstoles y sus sucesores en el ministerio
sagrado, predicando el Evangelio en el poder del Espíritu Santo. Es muy
probable que las palabras no se apliquen al juicio final, al que generalmente
se refieren; pero a la maravillosa exhibición de la gracia y el poder de Dios
después del día de pentecostés. [3]
Propósito del mensaje
Demostraremos que la
venida del Hijo del Hombre en Mateo 16:27-28 sería una venida en juicio sobre
el pueblo de Judá del primer siglo y no sobre todo el mundo.
Problemas interpretativos
1. ¿Cómo acercarnos
a la interpretación del pasaje? Primeramente, dejaremos que la Biblia se
interprete así misma no forzándola a que diga lo que nos han contado o lo que hemos
creído, sin haber estudiado el tema como es debido para poder llegar a nuestra
propia conclusión.
2. Uno de los
problemas interpretativos es partir de dos suposiciones equivocadas. La primera,
es partir de la idea de un cumplimiento literal de la venida del Hijo del
Hombre en las nubes. La segunda, es partir de un concepto limitado o cerrado de
dos venidas de Jesucristo.
No estamos diciendo
que la segunda venida de Jesucristo viniendo en las nubes no será de forma literal,
esto es, una corporal, en la que todo ojo lo verá. Lo que estamos afirmando es
que la venida del Hijo del Hombre viniendo en las nubes en juicio, no tenía que
ocurrir de manera visible, porque la misma no era su segunda venida.
Por todo el Antiguo
Testamento vemos a Dios viniendo en las nubes. Ninguna de ellas fue de manera
física, por lo que los primeros discípulos cuyo contexto era el Antiguo
Testamento no estarían esperando ver una aparición visible de Dios. A través de
las escrituras antiguo testamentaria la expresión de Jehová viniendo en las
nubes tiene dos propósitos. El primero, la confirmación de su presencia para el
pueblo y segundo, una señal de juicio, como presentaremos en los siguientes
ejemplos a continuación:
(Éxodo 34:5 – Moisés recibe nuevamente las tablas de la ley)
Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con
él, proclamando el nombre de Jehová.
(Levítico 16:2 – Jehová le habla a Moisés ante la muerte de los dos
hijos de Aarón)
Y Jehová dijo a
Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario
detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no
muera; porque yo apareceré en la nube
sobre el propiciatorio.
(Números 11:25 – Jehová desciende sobre los setenta ancianos)
Entonces Jehová descendió en la nube, y le
habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones
ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron.
(Deuteronomio 33:26 – Moisés habla ante el pueblo antes de morir)
No hay como el Dios
de Jesurún, Quien cabalga sobre los
cielos para tu ayuda, Y sobre las
nubes con su grandeza
(Salmo 104:3)
Que establece sus
aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda
sobre las alas del viento;
(Isaías 19:1)
Profecía sobre
Egipto. He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto; y
los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los
egipcios dentro de ellos.
(Nahúm 1:3)
Jehová es tardo para
la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha
en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.
Exposición del pasaje
Los tres puntos o
aspectos a considerar en Mateo 16:27-28 son los siguientes:
I. ¿Quién es el Hijo
del Hombre?
2. ¿A qué viene el
Hijo del Hombre?
3. ¿Cuándo vendría el
Hijo del Hombre?
I. ¿Quién es el Hijo del Hombre?
El término Hijo del
Hombre, indiscutiblemente, proviene de Daniel 7:13-14. Por consiguiente, es
importante ver la correlación que existe de la enseñanza de Mateo 16:13-28 con
el libro de Daniel.
1- En Mateo 16:13,
27-28, Jesús es el Hijo del Hombre de Daniel 7:13-14.
2- En Mateo 16:16, Jesús
es el Cristo o el Mesías de Daniel 9:25-26.
3- En Mateo 16:18,
Jesús es la roca de Daniel 2:34-35 y 45.
4- En Mateo
16:27-28, Jesús señala el juicio que se avecinaba sobre Jerusalén, el cual
Daniel describe brevemente en Daniel 9:26-27.
En importante
destacar que en el evangelio de Mateo, Jesús se refiere una y otra vez a sí
mismo, como el Hijo del Hombre. La expresión aparece unas 30 veces y su primera
mención es en Mateo 8:20. De modo que Jesús es el Hijo del Hombre.
II. ¿A qué viene el Hijo del Hombre?
Jeremías 30:7-9 profetiza
un tiempo de angustia para Jacob (el pueblo de Israel), en la cual, únicamente
un remanente sería librado o salvado. Pero ¿cuándo sucedería esto? Jeremías
23:3-6 responde que cuando se cumpliera la profecía de la llegada del Mesías o el
descendiente de David, ya que él mismo sería tanto el salvador de su pueblo
como el juez justo que castigaría a los rebeldes.
7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto,
que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de
ella será librado. 8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su
yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a
poner en servidumbre, 9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey,
a quien yo les levantaré. (Jeremías 30:7-9)
3 Y yo mismo recogeré el remanente de
mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus
moradas; y crecerán y se multiplicarán. 4 Y pondré sobre ellas pastores que las
apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice
Jehová. 5 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David
renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y
justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará
confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia
nuestra. (Jeremías 23:3-6)
El evangelio de Mateo
comienza presentando que Jesús es el cumplimiento de la promesa a David.
Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
(Mateo 1:1)
El precursor del
ministerio del Mesías, aquel Elías que había de venir o Juan el Bautista,
comienza su ministerio anunciando que el reino de los cielos se había acercado
y con ello, la necesidad de arrepentimiento para salvación o juicio.
(Mateo 3:10-12) 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de
los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y
echado en el fuego. 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar,
es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su
aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el
granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Jesús, aprovechando
el momento de la fe del centurión, un gentil, proclama la introducción de los
gentiles en el reino y el juicio que se avecinaba sobre los judíos por no creer
en él.
11 Y os digo que vendrán muchos del
oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino
de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 8:11-12)
Jesús narra una
parábola que se centraría en el juicio de Dios que vendría sobre Judá, por
haber matado al heredero de la viña, a Jesucristo. En la parábola de los
labradores malvados leemos lo que sigue:
(Mateo 21:33-45) 33 Oíd otra
parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó
de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos
labradores, y se fue lejos. 34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos,
envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. 35 Mas los
labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro
apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron
con ellos de la misma manera. 37 Finalmente les envió su hijo, diciendo:
Tendrán respeto a mi hijo. 38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo,
dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su
heredad. 39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. 40 Cuando
venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su
viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. 42 Jesús les
dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los
edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es
cosa maravillosa a nuestros ojos? 43 Por tanto os digo, que el reino de Dios
será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella
cayere, le desmenuzará. 45 Y oyendo sus parábolas los principales
sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.
En Mateo 22, Jesús también
profetiza, a través de la parábola de la fiesta de bodas, el juicio sobre la
ciudad de Jerusalén al rechazar el llamado a participar de la fiesta de bodas.
2 El reino de los cielos es semejante a un
rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los
convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros
siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis
toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a
las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a
sus negocios; 6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7
Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos
homicidas, y quemó su ciudad. (Mateo 22:2-7)
El apóstol Pedro en
su primer sermón el día de la fiesta de Pentecostés les advierte a los
israelitas acerca del juicio que se avecinaba sobre aquella generación y los
llama a huir o a escapar del juicio, arrepintiéndose de sus pecados y
bautizándose en el nombre de Jesús.
(Hechos 2:22-40) 22 Varones israelitas, oíd estas palabras:
Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas,
prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros
mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado
conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos,
crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por
cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré
conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi
carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni
permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la
vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede
decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro
está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que
con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la
carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes,
habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni
su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y
habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto
que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo
dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa
de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y
a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para
vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas
palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa
generación.
En Daniel 9, Daniel
como profeta, mediante una visión dada por Dios, presagia el juicio que vendría
sobre su pueblo y su santa ciudad luego de la muerte del Mesías, sobre
Jerusalén. Si bien es cierto que los ejecutadores de la orden fueron los
romanos, no obstante, sabemos por el Nuevo Testamento y por labios del propio Jesús
que esto sería el resultado de una petición forzada de los principales líderes
religiosos judíos, como Jesús lo anunciara a sus apóstoles en Mateo 16:21.
(Daniel 9:26) Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la
vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir
destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el
fin de la guerra durarán las devastaciones.
III. ¿Cuándo vendría el Hijo del Hombre?
En el libro ¿Por qué
no soy cristiano? de Bertrand Russell, este expone su polémica contra la
religión en términos generales y particularmente sobre el cristianismo. Russell
cita varios textos del Nuevo Testamento buscando probar que Jesús no cumplió
todo lo que afirmó y uno de ellos es precisamente el pasaje de estudio, Mateo
16:27-28.
Me ocupo de Cristo
tal como aparece en los Evangelios, aceptando la narración como es, y allí hay
cosas que no parecen muy sabias. Una de ellas es que Él pensaba que Su segunda
venida se produciría, en medio de nubes de gloria, antes que la muerte de la gente
que vivía en aquella época. Hay muchos textos que prueban eso. Dice, por
ejemplo: «No acabaréis de pasar por las ciudades de Israel antes que venga el
Hijo del hombre.» Luego dice: «En verdad os digo que hay aquí algunos que no
han de morir antes que vean al Hijo del hombre aparecer en el esplendor de su
reino»; y hay muchos lugares donde está muy claro que Él creía que su
segundo advenimiento ocurriría durante la vida de muchos que vivían entonces.
Tal fue la creencia de sus primeros discípulos, y fue la base de una gran parte
de su enseñanza moral.[4]
En un debate en el
Seminario Teológico de Westminster entre Christopher Hitchens (C. H.) y Douglas
Wilson (D. W.) en el 2008, la credibilidad de Jesús fue puesta a prueba sobre
la veracidad de la profecía de su venida relacionada con su regreso en una
generación (en el primer siglo). A continuación, podemos ver parte del debate.
D. W. - Jesús fue la primera persona en la
historia en regresar de la muerte para nunca jamás morir.
C. H.- Pero él dijo que reaparecería en la vida
de sus discípulos.
D. W. - No.
C. H. - Sí.
D. W. - Él dijo que iba a regresar y destruiría
a Jerusalén, lo que hizo en el año 70 d. C., tal y como lo dijo.
C. H. - Fue el Imperio romano el que lo hizo.
D. W. - No, él dijo: esta generación no pasará
antes que todas estas cosas se cumplan. El sol, la luna,
C. H. – Lo interrumpe.
D. W. - Dame un segundo. Esto es realmente
importante.
C. H. - Sé que lo es.
D. W. - Cuando Jesús dijo en Mateo 24, la Luna
y el Sol no darán su resplandor y las estrellas caerán del cielo, él estaba
citando Isaías 13 e Isaías 34. Es lenguaje de decreto a través de todo el
Antiguo Testamento. Cada vez que ocurre en el Antiguo Testamento siempre se
refiere a la destrucción militar de una nación o una ciudad-estado, siempre. En
Isaías 13, el oráculo es contra el rey de Babilonia y luego tienes el mismo
lenguaje de decreto, entonces Jesús dice en Mateo 24, no quedará aquí piedra
sobre piedra. Los discípulos le dijeron, ¿cuándo sucederá esto? y Jesús citó a
Isaías. Jesús no está hablando del final del universo en espacio-tiempo. El
simplemente no estaba hablando de eso, nada tiene que ver con eso, tiene que
ver con la destrucción de Jerusalén, que ocurrió dentro de una generación como
Jesús lo dijo, lo que autentica como profeta.
¿Podemos tener la misma
certeza del pastor Douglas Wilson cuando le aseveró a Christopher Hitchens que Jesús
cumplió dicha profecía? La contestación es que sí podemos tener la misma
certeza. Pasemos a ver los pasajes en los que Jesús aseguró que vendría en
juicio sobre la generación posterior a su resurrección.
(Mateo 10:23) Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra;
porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de
Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.
(Mateo 16:28) De cierto os digo que hay algunos de los que están
aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre
viniendo en su reino.
(Mateo 23:34-38) 34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios
y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en
vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; 35 para que venga sobre
vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la
sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien
matasteis entre el templo y el altar. 36 De cierto os digo que todo esto
vendrá sobre esta generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a
los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar
a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no
quisiste! 38 He aquí vuestra casa os es dejada desierta.
(Mateo 24:33-35) 33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas
cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34 De cierto os digo, que no
pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán.
(Mateo 26:64) Jesús le dijo: Tú lo has
dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la
diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
Sin lugar a dudas,
el evangelio de Mateo muestra que el juicio vendría sobre aquella generación o 40
años después de su resurrección. Eusebio de Cesarea, el historiador temprano de
la Iglesia escribió lo siguiente:
Quien quiera, pues, saber con exactitud los males que entonces afluyeron
sobre toda la nación en todo lugar, y cómo en especial los habitantes de Judea
se vieron empujados hasta el fondo de las calamidades, cuántos millares de
jóvenes, de mujeres y de niños perecieron por la espada, por el hambre o por
otros innumerables géneros de muerte, y cuántas y cuáles ciudades de Judea
fueron sitiadas, y también cuántos horrores y más que horrores contemplaron los que se refugiaron en la misma Jerusalén, por ser
metrópoli muy fortificada, así como la índole de toda la guerra, los acontecimientos
que en ella se sucedieron y cómo,
finalmente, la abominación de la desolación anunciada por los profetas se
instaló en el mismo templo de Dios, tan célebre antiguamente, que sufrió
toda suerte de destrucción y, por último, fue aniquilado por el fuego: todo
esto lo hallará en la narración escrita por Josefo.
Éste fue el castigo que recibieron los judíos por su delito y su
impiedad para con el Cristo de Dios. Pero merece la pena añadir la verdadera
profecía de nuestro Salvador, con la que manifestaba los mismos
acontecimientos, cuando profetizaba como sigue: «Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo porque
habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora, ni la habrá»[5](Mateo
24:10-21)
Conclusión
Concluimos que la
venida del Hijo del Hombre hace referencia al momento en el que la ira o el
juicio de Dios se derramaría sobre la región de Judea, según Jesús lo profetizara
en la parábola de los labradores malvados. El rechazo y la muerte de Jesús o el
Mesías Príncipe de Daniel 9:25-26, no quedaría sin ser vengado. Por lo tanto, el
pasaje en Daniel 9:26-27 profetiza el juicio de Dios que vendría sobre Jerusalén
por haber rechazado y dado muerte sin causa al Mesías, tal y como Jesús lo
anunciara a sus discípulos en Mateo 16:27-28.
[1] William
Barclay. Comentario al Nuevo Testamento. Editorial Clie, 1970.
[2] France, R. T.. The Gospel of
Matthew (The New International Commentary on the New Testament) (p. 641). Wm.
B. Eerdmans Publishing Co.. Kindle Edition.
[3] Adam Clarke. Adam Clarke’s
Commentary on the Bible. Baker Book House; Abridged edition, 1967.
[4] Bertrand
Russell. Por qué no soy cristiano. Editora y Distribuidora Hispano Americana,
1979.
[5] de
Cesarea, Eusebio. Historia Eclesiástica: La formación de la Iglesia desde el
siglo I hasta el siglo III (Colección Historia) (Spanish Edition) (Kindle
Locations 2435-2439). Editorial CLIE. Kindle Edition.
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