martes, 21 de abril de 2020

La venida del Hijo del Hombre - Mateo 16:27-28


Mensaje: La venida del Hijo del Hombre

Por: pastor Gilberto Miguel Rufat 

Base bíblica: Mateo 16:27-28

27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. 28 De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Introducción

En la región de Cesarea de Filipo, Jesús aprovechó el tiempo de intimidad que ofrecía la región gentil para asegurarse de que sus discípulos entendieran con claridad quién él era, qué había venido a salvar y cómo lo haría.

La primera pregunta sobre quién era Jesús fue respondida por Pedro, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Con esta expresión, Pedro asevera que Jesús era el Mesías prometido a la casa de David y que a su vez era el Hijo de Dios encarnado.

La segunda pregunta relacionada con qué vino a hacer, se encuentra en la declaración de Jesús con respecto a la iglesia que se levantaría sobre la declaración de Pedro. La iglesia representa entonces, el cumplimiento de la promesa de un remanente que sería salvo a través del ministerio del Mesías.

La tercera pregunta en referencia a cómo salvaría a su pueblo fue revelada cuando Jesús les afirma a sus discípulos que le era necesario padecer en manos del liderato religioso de su tiempo, morir y levantarse de entre los muertos al tercer día. En otras palabras, que la salvación del remanente profetizado sería a través del acto de mediación y de expiación que Jesús alcanzaría para su pueblo por medio de su muerte.

Mateo 16:27-28 ha sido interpretado de las siguientes maneras:

1- Que el pasaje tuvo cumplimiento en la transfiguración de Jesús.

2- Que el pasaje tuvo cumplimiento en la diseminación del evangelio luego del día de Pentecostés.

3- Que el pasaje tuvo cumplimiento en la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C..

Ejemplos interpretativos

(William Barclay) Según nos transmite la frase Mateo, parece como si Jesús hablara como si esperara que Su Segunda Venida tuviera lugar durante la vida de algunos de los que Le estaban escuchando. Si fue eso lo que quiso decir, y de la manera que nosotros lo entendemos, entonces Se equivocó.

Jesús está hablando del poderoso obrar de Su Reino; y lo que Él dijo resultó divinamente cierto. Había algunos allí presentes que habían de ver la venida del Espíritu el día de Pentecostés.[1]

(R. T. France) Seis días después (una conexión de tiempo inusualmente precisa en Mateo, que sugiere un enlace deliberado de los dos perícopas 16:24–28 y 17:1–8) solo tres (“algunos”) de aquellos que escucharon las palabras de Jesús en 16:28 fueron testigos de una 'visión' (17:9) de Jesús en la gloria celestial. Esta fue una experiencia única otorgada solo a esos tres; El resto de los Doce no verían nada de eso antes de morir.[2]

(Adam Clarke) Esto parece referirse a Dn. 7:13-14…Este fue el glorioso reino mediador que Jesucristo estaba a punto de establecer, por la destrucción de la nación judía y la política, y la difusión de su Evangelio por todo el mundo. Si se toman las palabras en este sentido, los ángeles o mensajeros pueden significar los apóstoles y sus sucesores en el ministerio sagrado, predicando el Evangelio en el poder del Espíritu Santo. Es muy probable que las palabras no se apliquen al juicio final, al que generalmente se refieren; pero a la maravillosa exhibición de la gracia y el poder de Dios después del día de pentecostés. [3]

Propósito del mensaje

Demostraremos que la venida del Hijo del Hombre en Mateo 16:27-28 sería una venida en juicio sobre el pueblo de Judá del primer siglo y no sobre todo el mundo.

Problemas interpretativos

1. ¿Cómo acercarnos a la interpretación del pasaje? Primeramente, dejaremos que la Biblia se interprete así misma no forzándola a que diga lo que nos han contado o lo que hemos creído, sin haber estudiado el tema como es debido para poder llegar a nuestra propia conclusión.

2. Uno de los problemas interpretativos es partir de dos suposiciones equivocadas. La primera, es partir de la idea de un cumplimiento literal de la venida del Hijo del Hombre en las nubes. La segunda, es partir de un concepto limitado o cerrado de dos venidas de Jesucristo.

No estamos diciendo que la segunda venida de Jesucristo viniendo en las nubes no será de forma literal, esto es, una corporal, en la que todo ojo lo verá. Lo que estamos afirmando es que la venida del Hijo del Hombre viniendo en las nubes en juicio, no tenía que ocurrir de manera visible, porque la misma no era su segunda venida.

Por todo el Antiguo Testamento vemos a Dios viniendo en las nubes. Ninguna de ellas fue de manera física, por lo que los primeros discípulos cuyo contexto era el Antiguo Testamento no estarían esperando ver una aparición visible de Dios. A través de las escrituras antiguo testamentaria la expresión de Jehová viniendo en las nubes tiene dos propósitos. El primero, la confirmación de su presencia para el pueblo y segundo, una señal de juicio, como presentaremos en los siguientes ejemplos a continuación:

(Éxodo 34:5 – Moisés recibe nuevamente las tablas de la ley)
Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová.

(Levítico 16:2 – Jehová le habla a Moisés ante la muerte de los dos hijos de Aarón)
Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.

(Números 11:25 – Jehová desciende sobre los setenta ancianos)
Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron.

(Deuteronomio 33:26 – Moisés habla ante el pueblo antes de morir)
No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza

(Salmo 104:3)
Que establece sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;

(Isaías 19:1)
Profecía sobre Egipto. He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos.

(Nahúm 1:3)
Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.

Exposición del pasaje

Los tres puntos o aspectos a considerar en Mateo 16:27-28 son los siguientes:

I. ¿Quién es el Hijo del Hombre?
2. ¿A qué viene el Hijo del Hombre?
3. ¿Cuándo vendría el Hijo del Hombre?

I. ¿Quién es el Hijo del Hombre?

El término Hijo del Hombre, indiscutiblemente, proviene de Daniel 7:13-14. Por consiguiente, es importante ver la correlación que existe de la enseñanza de Mateo 16:13-28 con el libro de Daniel.

1- En Mateo 16:13, 27-28, Jesús es el Hijo del Hombre de Daniel 7:13-14.

2- En Mateo 16:16, Jesús es el Cristo o el Mesías de Daniel 9:25-26.

3- En Mateo 16:18, Jesús es la roca de Daniel 2:34-35 y 45.

4- En Mateo 16:27-28, Jesús señala el juicio que se avecinaba sobre Jerusalén, el cual Daniel describe brevemente en Daniel 9:26-27.

En importante destacar que en el evangelio de Mateo, Jesús se refiere una y otra vez a sí mismo, como el Hijo del Hombre. La expresión aparece unas 30 veces y su primera mención es en Mateo 8:20. De modo que Jesús es el Hijo del Hombre.

II. ¿A qué viene el Hijo del Hombre?

Jeremías 30:7-9 profetiza un tiempo de angustia para Jacob (el pueblo de Israel), en la cual, únicamente un remanente sería librado o salvado. Pero ¿cuándo sucedería esto? Jeremías 23:3-6 responde que cuando se cumpliera la profecía de la llegada del Mesías o el descendiente de David, ya que él mismo sería tanto el salvador de su pueblo como el juez justo que castigaría a los rebeldes.

7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. 8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, 9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré. (Jeremías 30:7-9)

3 Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán. 4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová. 5 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra. (Jeremías 23:3-6)

El evangelio de Mateo comienza presentando que Jesús es el cumplimiento de la promesa a David.

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. (Mateo 1:1)

El precursor del ministerio del Mesías, aquel Elías que había de venir o Juan el Bautista, comienza su ministerio anunciando que el reino de los cielos se había acercado y con ello, la necesidad de arrepentimiento para salvación o juicio.

(Mateo 3:10-12) 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Jesús, aprovechando el momento de la fe del centurión, un gentil, proclama la introducción de los gentiles en el reino y el juicio que se avecinaba sobre los judíos por no creer en él.

11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 8:11-12)

Jesús narra una parábola que se centraría en el juicio de Dios que vendría sobre Judá, por haber matado al heredero de la viña, a Jesucristo. En la parábola de los labradores malvados leemos lo que sigue:

(Mateo 21:33-45) 33 Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. 34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. 35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. 37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. 38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. 39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. 40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? 41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. 42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? 43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. 44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará. 45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.

En Mateo 22, Jesús también profetiza, a través de la parábola de la fiesta de bodas, el juicio sobre la ciudad de Jerusalén al rechazar el llamado a participar de la fiesta de bodas.

2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. (Mateo 22:2-7)

El apóstol Pedro en su primer sermón el día de la fiesta de Pentecostés les advierte a los israelitas acerca del juicio que se avecinaba sobre aquella generación y los llama a huir o a escapar del juicio, arrepintiéndose de sus pecados y bautizándose en el nombre de Jesús.

(Hechos 2:22-40) 22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.

En Daniel 9, Daniel como profeta, mediante una visión dada por Dios, presagia el juicio que vendría sobre su pueblo y su santa ciudad luego de la muerte del Mesías, sobre Jerusalén. Si bien es cierto que los ejecutadores de la orden fueron los romanos, no obstante, sabemos por el Nuevo Testamento y por labios del propio Jesús que esto sería el resultado de una petición forzada de los principales líderes religiosos judíos, como Jesús lo anunciara a sus apóstoles en Mateo 16:21.

(Daniel 9:26) Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

III. ¿Cuándo vendría el Hijo del Hombre?

En el libro ¿Por qué no soy cristiano? de Bertrand Russell, este expone su polémica contra la religión en términos generales y particularmente sobre el cristianismo. Russell cita varios textos del Nuevo Testamento buscando probar que Jesús no cumplió todo lo que afirmó y uno de ellos es precisamente el pasaje de estudio, Mateo 16:27-28.

Me ocupo de Cristo tal como aparece en los Evangelios, aceptando la narración como es, y allí hay cosas que no parecen muy sabias. Una de ellas es que Él pensaba que Su segunda venida se produciría, en medio de nubes de gloria, antes que la muerte de la gente que vivía en aquella época. Hay muchos textos que prueban eso. Dice, por ejemplo: «No acabaréis de pasar por las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.» Luego dice: «En verdad os digo que hay aquí algunos que no han de morir antes que vean al Hijo del hombre aparecer en el esplendor de su reino»; y hay muchos lugares donde está muy claro que Él creía que su segundo advenimiento ocurriría durante la vida de muchos que vivían entonces. Tal fue la creencia de sus primeros discípulos, y fue la base de una gran parte de su enseñanza moral.[4]

En un debate en el Seminario Teológico de Westminster entre Christopher Hitchens (C. H.) y Douglas Wilson (D. W.) en el 2008, la credibilidad de Jesús fue puesta a prueba sobre la veracidad de la profecía de su venida relacionada con su regreso en una generación (en el primer siglo). A continuación, podemos ver parte del debate.

D. W. - Jesús fue la primera persona en la historia en regresar de la muerte para nunca jamás morir.
C. H.- Pero él dijo que reaparecería en la vida de sus discípulos.
D. W. - No.
C. H. - Sí.
D. W. - Él dijo que iba a regresar y destruiría a Jerusalén, lo que hizo en el año 70 d. C., tal y como lo dijo.
C. H. - Fue el Imperio romano el que lo hizo.

D. W. - No, él dijo: esta generación no pasará antes que todas estas cosas se cumplan. El sol, la luna,
C. H. – Lo interrumpe.
D. W. - Dame un segundo. Esto es realmente importante.
C. H. - Sé que lo es.
D. W. - Cuando Jesús dijo en Mateo 24, la Luna y el Sol no darán su resplandor y las estrellas caerán del cielo, él estaba citando Isaías 13 e Isaías 34. Es lenguaje de decreto a través de todo el Antiguo Testamento. Cada vez que ocurre en el Antiguo Testamento siempre se refiere a la destrucción militar de una nación o una ciudad-estado, siempre. En Isaías 13, el oráculo es contra el rey de Babilonia y luego tienes el mismo lenguaje de decreto, entonces Jesús dice en Mateo 24, no quedará aquí piedra sobre piedra. Los discípulos le dijeron, ¿cuándo sucederá esto? y Jesús citó a Isaías. Jesús no está hablando del final del universo en espacio-tiempo. El simplemente no estaba hablando de eso, nada tiene que ver con eso, tiene que ver con la destrucción de Jerusalén, que ocurrió dentro de una generación como Jesús lo dijo, lo que autentica como profeta.

¿Podemos tener la misma certeza del pastor Douglas Wilson cuando le aseveró a Christopher Hitchens que Jesús cumplió dicha profecía? La contestación es que sí podemos tener la misma certeza. Pasemos a ver los pasajes en los que Jesús aseguró que vendría en juicio sobre la generación posterior a su resurrección.

(Mateo 10:23) Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

(Mateo 16:28) De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

(Mateo 23:34-38) 34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; 35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. 36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 He aquí vuestra casa os es dejada desierta.

(Mateo 24:33-35) 33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

(Mateo 26:64) Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

Sin lugar a dudas, el evangelio de Mateo muestra que el juicio vendría sobre aquella generación o 40 años después de su resurrección. Eusebio de Cesarea, el historiador temprano de la Iglesia escribió lo siguiente:

Quien quiera, pues, saber con exactitud los males que entonces afluyeron sobre toda la nación en todo lugar, y cómo en especial los habitantes de Judea se vieron empujados hasta el fondo de las calamidades, cuántos millares de jóvenes, de mujeres y de niños perecieron por la espada, por el hambre o por otros innumerables géneros de muerte, y cuántas y cuáles ciudades de Judea fueron sitiadas, y también cuántos horrores y más que horrores contemplaron los que se refugiaron en la misma Jerusalén, por ser metrópoli muy fortificada, así como la índole de toda la guerra, los acontecimientos que en ella se sucedieron y cómo, finalmente, la abominación de la desolación anunciada por los profetas se instaló en el mismo templo de Dios, tan célebre antiguamente, que sufrió toda suerte de destrucción y, por último, fue aniquilado por el fuego: todo esto lo hallará en la narración escrita por Josefo.

Éste fue el castigo que recibieron los judíos por su delito y su impiedad para con el Cristo de Dios. Pero merece la pena añadir la verdadera profecía de nuestro Salvador, con la que manifestaba los mismos acontecimientos, cuando profetizaba como sigue: «Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá»[5](Mateo 24:10-21)

Conclusión

Concluimos que la venida del Hijo del Hombre hace referencia al momento en el que la ira o el juicio de Dios se derramaría sobre la región de Judea, según Jesús lo profetizara en la parábola de los labradores malvados. El rechazo y la muerte de Jesús o el Mesías Príncipe de Daniel 9:25-26, no quedaría sin ser vengado. Por lo tanto, el pasaje en Daniel 9:26-27 profetiza el juicio de Dios que vendría sobre Jerusalén por haber rechazado y dado muerte sin causa al Mesías, tal y como Jesús lo anunciara a sus discípulos en Mateo 16:27-28.


[1] William Barclay. Comentario al Nuevo Testamento. Editorial Clie, 1970.
[2] France, R. T.. The Gospel of Matthew (The New International Commentary on the New Testament) (p. 641). Wm. B. Eerdmans Publishing Co.. Kindle Edition.
[3] Adam Clarke. Adam Clarke’s Commentary on the Bible. Baker Book House; Abridged edition, 1967.
[4] Bertrand Russell. Por qué no soy cristiano. Editora y Distribuidora Hispano Americana, 1979.
[5] de Cesarea, Eusebio. Historia Eclesiástica: La formación de la Iglesia desde el siglo I hasta el siglo III (Colección Historia) (Spanish Edition) (Kindle Locations 2435-2439). Editorial CLIE. Kindle Edition.

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