lunes, 30 de noviembre de 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
¡Ay de ellos! - Judas 11
¡Ay de
ellos!
“¡Ay de ellos!
porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de
Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.” (Judas 11)
La expresión “¡Ay de ellos!” era la típica pronunciación que encabezaba
un juicio venidero de Dios. Los tres ejemplos presentados por Judas; el camino
de Caín, el lucro en el error de Balaam y la contradicción de Coré, nos
proporcionan tres modelos de cómo operan los falsos maestros en la iglesia.
1- El camino de Caín
¿Cuál es el camino
de Caín? La expresión camino – ὁδός significa primariamente camino,
carretera o ruta. El camino de Caín metafóricamente representa el curso o rumbo
contra los hijos de Dios. “Porque
este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a
otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por
qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.”
(1Jn. 3:11-12) En otras palabras, los hijos del maligno, atentarán contra
la vida de los justos, así como le ocurrió a Abel cuando salió al campo con su
hermano Caín (Gn 4:8).
2- El lucro de Balaam
Balaam fue un profeta que fue movido por el lucro, ofreció sus
servicios a Balac, rey pagano de Moab. La palabra lucro – μισθός significa salario,
recompensa, galardón. De manera, que estos aman las glorias y riquezas del
mundo más que a la iglesia. “Porque
los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1Tm. 6:9-10)
3- La contradicción de Coré
Coré fue un levita, quien junto a Datán y Abirám organizaron un
levantamiento en contra de la autoridad de Moisés y Aarón. El término
contradicción – ἀντιλογία proviene de una palabra compuesta que denota hablar
en contra. Estos falsos maestros se levantan en contra del mensaje de la
Palabra de Dios y de los verdaderos siervos de Dios. “Y de la manera que Janes y Jambres
resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos
de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más
adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la
de aquéllos.” (2Tm. 3:8-9)
Conclusión
Debemos tomar muy seriamente la Palabra de Dios cuando dice: “También debes saber esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos.” (2Tm. 3:1) ¿Por qué? Porque no todos los
que se presentan como obreros y hermanos en la fe realmente lo son (Caín y
Abel). Porque muchos que aparentarán amar el rebaño de Dios son movidos por el
lucro y el amor al dinero (Balaam) y otros, presentándose con autoridad divina,
realmente resisten la verdad (Coré).
Pastor Gilberto Rufat
viernes, 27 de noviembre de 2015
La inexcusabilidad de los hombres - Romanos 2:1
Breve REFLEXIÓN
La inexcusabilidad de los hombres
“Por
lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues
en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo
mismo.” (Romanos 2:1)
Sin duda alguna, aun los ateos que emiten
juicio como los demás, deben preguntarse, sobre qué base moral
emiten sus juicios. ¿De dónde surge la moral? ¿Es la moral un valor adquirido y
condicionado a nuestro estado o al tiempo en que vivimos? ¿Es la moral algo
relativo o absoluto? ¿Pudo la ley moral proceder de la naturaleza de los
hombres o tiene un dador externo a ellos?
Independientemente
cuál sea en este momento nuestra posición, la realidad es que todos juzgamos.
El capítulo dos de Romanos comienza estableciendo que el ser humano, no
obstante, a su estado caído, muestra en sí mismo que ha sido objeto de la
creación de Dios al juzgar a otros sobre una base moral la que él mismo viola.
La pregunta a hacernos entonces es ¿cómo
puede el hombre ser el autor de algo que él mismo viola, circunstancialmente
rechaza, pero que a la vez utiliza cuando le conviene?
El
hecho de que los seres humanos emitamos juicios implica una base moral, esto
es, una valoración, un estándar, un punto de referencia sobre lo bueno y lo
malo. Toda base moral tiene un autor o un dador. ¿Podría ser el propio hombre
el autor de una ley que no puede cumplir por su incapacidad pecaminosa y la
cual a su vez, le condena? Es obvio que no, ya que el deseo del hombre en su
estado caído es vivir sin ley.
Resulta
irónico y contradictorio que juzguemos a otros con la misma base moral con la
que nos rebelamos contra Dios, siendo éste el autor de la ley, la cual emana de
su propia naturaleza.
Es importante señalar, que al emitir juicio
no solamente hacemos uso de una base moral, sino que evidenciamos conocimiento
sobre lo que está mal, lo que nos hace claramente culpables ante Dios. Por
cuanto demostramos que no somos ignorantes de la realidad del mal al ver el
pecado en otros.
La Biblia enseña que por causa de nuestra
naturaleza caída, suprimimos la verdad, así como no nos importa nuestra pecaminosidad,
estando habituados al mal (Ro. 1:18-32).
Sin embargo, de acuerdo con la misma base moral
con la que juzgamos, seremos juzgados. Por consiguiente, no tenemos excusa,
pues Dios nos creó con conciencia moral y nos dio una mente para juzgar con
dicha base moral, para que no fueran las emociones, el instinto, ni las
pasiones las que nos condujeran, sino su eterna e inmutable sabiduría.
Pastor Gilberto Rufat
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