miércoles, 17 de diciembre de 2014

Aprendiendo a esperar y a tomar sabias decisiones...



El verdadero amor no busca el mal de aquél a quien se dice amar, aun cuando tal persona parezca habernos decepcionado o traicionado. José, lejos de dar lugar a los sentimientos y a luchas mentales que ciertamente tuvo, con relación al embarazo de María, su prometida, pensó más bien en cómo protegerla y no en cómo hacerle daño.

Lamentablemente, vivimos en un mundo egoísta, individualista y hedonista. En el mismo, se piensa primero en uno, se busca cómo obtener el mayor beneficio sobre alguien o algo y cómo experimentar gozo, placer, alegría, o satisfacción, entre otros, usando a otros, sin pensar o considerar el daño que se pueda causar. ¿Podríamos llamar a eso amor? Ciertamente, NO.

El verdadero amor, no sólo se demuestra con actos, expresiones y acciones de cariño, sino que también debe evidenciarse cuando aquél a quien amamos no nos corresponde como es debido o quisiéramos. José pensó que lo mejor era romper con la relación secretamente y creyó que tal vez, ese sería el mejor final, sin embargo, Dios tenía otro plan. Dicho plan consistía en pedirle a José que confiara y tomara a María por esposa.

Es posible que tal vez, esté pensado en cómo decidir sobre algún asunto importante. Le invito a orar, a meditar y sobre todo, a no dar rienda suelta a las emociones y a los sentimientos, pues si José se hubiera dejado dirigir por ellos, no hubiese actuado conforme al plan de Dios. Pídale a Dios que aclare sus pensamientos y le muestre lo que es mejor. Recuerde, que únicamente Dios, conoce lo que es mejor para usted, lo cual siempre estará ligado a la realización de su plan o de su voluntad.

Bendiciones…

Pastor Gilberto Rufat

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