viernes, 19 de mayo de 2017

¿Qué es la escatología y por qué es importante?


¿Qué es la escatología y por qué es importante?


El término escatología proviene del griego “éskhatos” cuyo significando es último y “logos” estudio. División de la teología cristiana que se enfoca sobre la doctrina de los eventos finales de la historia.[Lea, T. D. (2004). El Nuevo Testamento: Su trasfondo y su mensaje (551). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.] La palabra éscatos puede ser usada para referirse a la última cosa en una serie, pero la implicación de la palabra escatología no está limitada a una sola cosa, sino que se refiere a todos los eventos futuros que significan el fin del cosmos.[Buswell, J. O. (2005). Teología sistemática, tomo 4, Escatología : Buswell, J. Oliver. (735). Miami, Florida, EE. UU. de A.: LOGOI, Inc.] Contrastando con las concepciones cíclicas de la historia, los escritos bíblicos entienden la historia como un movimiento lineal en dirección a una meta. Dios dirige la historia hacia el cumplimiento definitivo de sus propósitos para la creación. De manera que la escatología bíblica no se limita al destino del individuo; tiene que ver con la consumación de toda la historia del mundo, hacia la cual se dirigen todos los actos redentores de Dios en la historia.[Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico  : Primera Edicion (electronic ed.). Miami: Sociedades Biblicas Unidas.]

Muchos cristianos entienden la escatología únicamente como el estudio de los acontecimientos finales o futuros acerca del hombre y del mundo en el que vivimos. Razón por la cual, no consideran la escatología como una doctrina importante y esencial, sino que piensan de ella como un tema secundario o de menor importancia. Existen al menos dos razones extremadamente importantes del porqué la doctrina de la escatología es una primaria.



LA ESCATOLOGÍA ES IMPORTANTE PORQUE PODRÍA ESTÁ EN JUEGO LA CREDIBILIDAD DE LA BIBLIA.

La escatología es importante porque podría está en juego la credibilidad de la Biblia, así como la del propio Jesús. El filósofo ateo Bertrand Russell lo expresó de la siguiente manera:

Me ocupo de Cristo tal como aparece en los Evangelios, aceptando la narración como es, y allí hay cosas que no parecen muy sabias. Una de ellas es que Él pensaba que Su segunda venida se produciría, en medio de nubes de gloria, antes que la muerte de la gente que vivía en aquella época. Hay muchos textos que prueban eso. Dice, por ejemplo: «No acabaréis de pasar por las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.» Luego dice: «En verdad os digo que hay aquí algunos que no han de morir antes que vean al Hijo del hombre aparecer en el esplendor de su reino»; y hay muchos lugares donde está muy claro que Él creía que su segundo advenimiento ocurriría durante la vida de muchos que vivían entonces. Tal fue la creencia de sus primeros discípulos, y fue la base de una gran parte de su enseñanza moral…Los primeros cristianos lo creían realmente, y se abstuvieron de cosas como la plantación de árboles en sus jardines, porque aceptaron de Cristo la creencia de que la segunda venida era inminente. En tal respecto, evidentemente, no era tan sabio como han sido otros, y desde luego, no fue superlativamente sabio. (Bertrand Russell, libro Por qué no soy Cristiano)


    2. LA ESCATOLOGÍA ES IMPORTANTE PORQUE TRATA SOBRE LA REALIZACIÓN Y LA CONSUMACIÓN DEL SOBERANO PLAN DE SALVACIÓN EN CRISTO.

El Nuevo Testamento interpreta los acontecimientos proféticos o escatológicos del Antiguo Testamento realizados en la obra expiatoria de Jesucristo. Por consiguiente, si entendemos la escatología como el cumplimiento del soberano plan de salvación de Dios en Cristo, entonces esta doctrina no puede ser vista como una secundaria, sino como una central.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. (Gálatas 4:4 al 5)

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. (Efesios 1:7 al 10)

Jesús es la simiente de la mujer.

        La promesa 

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañar. (Génesis 3:15)

        El cumplimiento  

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. (Hebreos 2:14 al 16)

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5:12)

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. (Romanos 5:17)

para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro. (Romanos 5:21)


Jesús es la promesa hecha a Abram.

        La promesa

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. (Génesis 12:2 al 3)

Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. (Génesis 12:7)
   
        El cumplimiento

Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. (Hechos 3:25 al 26)

Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. (Gálatas 3:16)

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. (Gálatas 3:19)


Jesús es el profeta anunciado a Moisés.

        La promesa 

Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; (Deuteronomio 18:15)

        El cumplimiento  

Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. (Hechos 3: 22 al 23)

Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. (Hechos 7:37)


Jesús es el rey profetizado a David.

        La promesa 

Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. (2 Samuel 7:12 al 16)

        El cumplimiento

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:32 al 33)

Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (Hechos 2:29 al 36)


Conclusión

Concluimos que el Nuevo Testamento presenta la profecía antiguo testamentaria como una centrada y realizada en la obra de Jesucristo. De manera, que su primera venida anunció no sólo el cumplimiento de las promesas, sino el fin de los tiempos, los cuales concluirán con su segunda venida, la cual dará fin al tiempo presente para dar comienzo a la eternidad. En otras palabras, el cielo nuevo y la tierra nueva.

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