martes, 22 de diciembre de 2015

“Os dio vida” - Efesios 2:1



Breve REFLEXIÓN:

“os dio vida”

“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.” (Ef. 2:1)

Quien fuera mi pastor, el Rvdo. Carlos Cortés me preguntó una vez: “¿Los muertos pueden decidir sobre algo? Mi contestación fue: “Obviamente no, pues están muertos”. Y luego me preguntó: “Si la muerte es descrita en Efesios 2:1 como la condición espiritual en la que se encuentra el hombre, entonces ¿cómo el pecador puede decidir sobre algo que es contrario a su naturaleza? La respuesta parecía lógica, pero es en sí misma profunda, por cuanto únicamente por medio de la intervención divina, el hombre puede volver a la vida. La Biblia declara esta verdad cuando expresa lo siguiente:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Ef. 2:8-10)

El apóstol presenta la obra de la salvación, de forma tal, que nadie presuma merecerla o haberla alcanzado por sí mismo. ¿Qué es lo que jamás podría ser atribuido al hombre? La gracia, porque ésta es siempre inmerecida y divina. La fe es un don de Dios, a fin de que recibamos la salvación. La única obra que medió en la obra de la salvación es la de Jesucristo.

Efesios 2:10 presenta el clímax del mensaje Paulino en la carta a los Efesios. En el mismo, el apóstol resume su enseñanza diciendo que los creyentes son el resultado del plan soberano de Dios. Uno, que fue predestinado desde antes de la fundación del mundo para alabanza de su gloria (Ef. 1:4,6). Pablo enseña que todos los creyentes son el resultado de lo que Dios preparó de antemano, en las siguientes aseveraciones:

1- Somos hechura suya. El término hechura del griego ποίημα “poiema” de “poieo”, hacer, de donde se deriva la palabra castellana poema, denotando aquello que es hecho.[1] Siendo así, los elegidos son el resultado de la obra de Dios.

2- Fuimos creados en Cristo Jesús. La expresión creados del griego κτίζω “ktizo” palabra utilizada entre los griegos para denotar la fundación de un lugar, de una ciudad o colonia, significa, en las Escrituras, crear, siempre del acto de Dios, ya sea: (a) en la creación natural (Mr. 13:19; Ro. 1:25, donde el título «el Creador» se traduce del artículo con el participio aoristo del verbo; 1 Co. 11:9; Ef. 3:9; Col. 1:16; 1Tm. 4:3; Ap. 4:11; 10:6); o (b) en la creación espiritual (Ef. 10:15; 4:24; Col. 3:10).[2] En las Escrituras, esta palabra está asociada al acto creador de Dios. Por consiguiente, ningún creyente en Cristo Jesús es el resultado de la toma de una decisión personal, pues es creación de Dios.

3- Dios nos escogió para que anduviésemos por buenas obras, las que él preparó de antemano. La palabra preparó del griego προετοιμάζω, proviene de “pro”, ante, en frente, antes de, delante de, ante (todo) y “etoimazo” que significa preparar, preparativo, proveer, hacer.[3] De modo, que fue Dios quien decidió el destino eterno de los elegidos.

Gloria a Dios por su bendita misericordia, pues pudiendo habernos dejado muertos en nuestros delitos y pecados, decidió por pura gracia salvarnos.

Pastor Gilberto Rufat


[1] W.E. Vine, Vine Diccionario Expositivo De Palabras Del Antiguo Y Del Nuevo Testamento Exhaustivo, electronic ed. (Nashville: Editorial Caribe, 2000, c1999).
[2] Ibíd.
[3] James Strong, Nueva Concordancia Strong Exhaustiva: Diccionario (Nashville, TN: Caribe, 2002), 70.

martes, 15 de diciembre de 2015

POR LA VOLUNTAD DE DIOS

BREVE REFLEXIÓN

"POR LA VOLUNTAD DE DIOS"

“rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.” (Romanos 1:10)

Pablo deseaba llegar a Roma, pero tenía presente que tal viaje estaba condicionado a la soberana voluntad de Dios. Observe que el apóstol dice “que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. Muchos creemos que tenemos tal sabiduría y somos tan presumidos, que entendemos que ya no tenemos que orar pidiendo que se haga la voluntad de Dios. Otros creen que Dios contestará sus peticiones si son buenas o si ellas son realizadas con fe. Sin embargo, Pablo entendía que el deseo de realizar algo bueno no es sinónimo de la voluntad de Dios. Éste sabía que sin la aprobación divina nada tendría sentido, ni propósito. 

Hacer la voluntad de Dios no tiene que ver con nuestros deseos, sino con los planes de Dios, pues Dios no actúa por impulso o por deseos repentinos. La experiencia cristiana muestra que muchas veces nuestros deseos, sueños y anhelos no son necesariamente parte del plan de Dios. Además, es Dios quien determina el tiempo en el que se darán las cosas, según su designio soberano y voluntad. En el libro de los Hechos, tenemos un buen ejemplo en términos de que no siempre lo que queremos o entendemos es la voluntad o el tiempo de Dios. 

"Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió" (Hch. 16:6-7)

En la epístola a los Gálatas, encontramos otro ejemplo. 

"Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles." (Gá. 2:2)

Los creyentes debemos orar y aprender a esperar en la voluntad de Dios siempre. Recordemos que no es Dios quien nos acompaña, sino que somos nosotros los que debemos seguirle. Es importante aprender, como el pueblo de Israel en el desierto, que si la nube se detiene, es tiempo de detenernos y si la columna de fuego se mueve, es tiempo de movernos, pero siempre dirigidos por Dios.

Pastor Gilberto Rufat

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