martes, 15 de diciembre de 2015

POR LA VOLUNTAD DE DIOS

BREVE REFLEXIÓN

"POR LA VOLUNTAD DE DIOS"

“rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.” (Romanos 1:10)

Pablo deseaba llegar a Roma, pero tenía presente que tal viaje estaba condicionado a la soberana voluntad de Dios. Observe que el apóstol dice “que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros”. Muchos creemos que tenemos tal sabiduría y somos tan presumidos, que entendemos que ya no tenemos que orar pidiendo que se haga la voluntad de Dios. Otros creen que Dios contestará sus peticiones si son buenas o si ellas son realizadas con fe. Sin embargo, Pablo entendía que el deseo de realizar algo bueno no es sinónimo de la voluntad de Dios. Éste sabía que sin la aprobación divina nada tendría sentido, ni propósito. 

Hacer la voluntad de Dios no tiene que ver con nuestros deseos, sino con los planes de Dios, pues Dios no actúa por impulso o por deseos repentinos. La experiencia cristiana muestra que muchas veces nuestros deseos, sueños y anhelos no son necesariamente parte del plan de Dios. Además, es Dios quien determina el tiempo en el que se darán las cosas, según su designio soberano y voluntad. En el libro de los Hechos, tenemos un buen ejemplo en términos de que no siempre lo que queremos o entendemos es la voluntad o el tiempo de Dios. 

"Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió" (Hch. 16:6-7)

En la epístola a los Gálatas, encontramos otro ejemplo. 

"Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles." (Gá. 2:2)

Los creyentes debemos orar y aprender a esperar en la voluntad de Dios siempre. Recordemos que no es Dios quien nos acompaña, sino que somos nosotros los que debemos seguirle. Es importante aprender, como el pueblo de Israel en el desierto, que si la nube se detiene, es tiempo de detenernos y si la columna de fuego se mueve, es tiempo de movernos, pero siempre dirigidos por Dios.

Pastor Gilberto Rufat

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